jueves, 1 de septiembre de 2011

AFRICARTE


EL NACIONAL - MIÉRCOLES 31 DE AGOSTO DE 2011 ESCENAS/1
África cabe en un museo
En San Bernardino se exhibe una de las colecciones más completas de arte afroamericano que existen en Latinoamérica
CARMEN VICTORIA MÉNDEZ

Una figura humana atravesada por clavos es asociada casi automáticamente con la magia negra y no con la escultura, pero para Nelson Sánchez-Chapellín, presidente del Museo de Arte Afroamericano, esa idea no es más que un cliché, una de las tantas medias verdades que giran en torno a la cultura de un continente del que poco se sabe, pero es omnipresente.

Esa es la razón por la que decidió convertir una vieja casona de San Bernardino en una sala autogestionada en la que exhibe permanentemente 500 de las más de 3.000 obras que integran su colección de arte, artesanía y piezas utilitarias procedentes de África y de los países afrocaribeños.

La historia de la institución comenzó a escribirse hace 30 años. Sánchez-Chapellín estudiaba en la Universidad de Nueva York y, en una de sus incursiones por el West Village, descubrió una máscara yoruba, hecha en madera. "Desde entonces, descubrir y comprar piezas africanas en los mercados libres se me convirtió en un vicio", relata, mientras muestra con orgullo un nkisi. Según el experto, la pieza es a las tribus del Congo lo que el Nazareno es para los católicos: una imagen a la que se le pide un milagro. En este caso, sin embargo, cuando el favor es concedido, el devoto le coloca un clavo a la figura.

El sincretismo religioso que caracteriza al país ha atraído a buena parte de las 1.200 personas que han visitado el museo, inaugurado hace 2 meses. Pero la colección que allí se exhibe permite una aproximación más amplia a la cultura africana pues, según el presidente de la institución, en ella están representadas casi todas las culturas africanas. "Tratamos de tener por lo menos una pieza por etnia. A África le debemos el jazz, la música caribeña y hasta una etapa de la obra de Picasso, pero la cultura del continente ha sido abordada desde la ignorancia, la moda o el exotismo. Ha habido errores de aproximación incluso de quienes defienden los derechos de las minorías afrodescendientes y creen que porque alguien te llame negrito te está ofendiendo. Nuestra idea es que hay que tender puentes entre las culturas", dice Sánchez- Chapellín.

La colección la integran obras provenientes de Congo, Nigeria, Burkina Faso, Camerún, Malí, Guinea, Etiopía y Haití. La primera sala reúne las máscaras empleadas en los rituales vinculados con el nacimiento, el matrimonio y la muerte. También hay una selección de cabezas de bronce que representan a reyes y reinas; más adelante se exhiben instrumentos musicales y textiles.

Las piezas más valiosas se exponen en vitrinas. Es el caso de las cuatro esculturas y de un alto relieve en terracota de los nok, una civilización comparable a la egipcia que fue descubierta en la década de los años ochenta. Las figuras datan del año 3.000 a.C. Junto a ellas hay varias esculturas de marfil.

Los aspectos comerciales están presentes en objetos como las paleomonedas, que se daban como dote al contraer matrimonio, así como en los pasaportes que los africanos usaban para pasar de una tribu a otra. También hay vasijas y recipientes, pero unos de los objetos más llamativos son las almohadas en madera. Se trata de apoyadores de cabeza sin cojines que permitían conservar la forma del peinado durante el sueño. "El arreglo del cabello tenía mucho peso para algunas etnias", señala el anfitrión.

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