lunes, 22 de agosto de 2011

TARDÍA REVELACIÓN DE ¿SECRETOS?


De la excepción como regla
Luis Barragán


La grave y corajuda denuncia de Julio Montoya en torno a las circunstancias de repatriación del oro, forzó a una sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional. Largo debate en el que se oyó al irrespetuoso ministro Jorge Giordani y al presidente del BCV, Nelson Merentes, concluyó con la intervención del denunciante y la de Aristóbulo Istúriz, quien reveló el hasta ahora secretísimo motivo para mantener el control de cambio.

Parlamento contingente, finalizadas formalmente las sesiones ordinarias, no se sabía de otra tal como los gubernamentales acostumbran para responder a sus apremios. Hay una exacta correspondencia entre las materias de supremo interés político de Chávez Frías, cuyo repentino tratamiento mantiene en zozobra a sus propios diputados, y la solicitud crónica de los créditos adicionales que se presumen excepcionales, incluso, paradójicamente, invocado un tal sistema central de planificación, a sabiendas que el vigente régimen presupuestario los obliga a dar explicaciones.

Obviamente, los altos funcionarios no respondieron a los señalamientos concretos e irrefutables que hizo, por ejemplo, Vestalia Araujo, con cifras en ristre. Sobre todo, la vanidad académica del ministerial vocero plagó de consignas el hemiciclo, repetidas con el garbo cantinero de los que se creen adalides de una revolución que necesita poblar las tribunas para redondear un espectáculo de agresión. Sin embargo, es necesario reconocerlo, algunos oradores de la oposición hicieron el juego al apelar a la palabra fácil.

Por más responsabilidad, sobriedad y venezolanidad que demuestren las denuncias hechas, la desesperación oficialista las convierten en un delito de traición a la patria, como si tuviesen – además – autoridad moral para repudiar la infiltración de una agencia foránea de inteligencia: la CIA está donde el G-2 defiende la Razón de Estado de la isla del Caribe. Imaginamos la afanosa búsqueda de los superagentes estadounidenses que osaron deslizar el soporte documental de la rueda de prensa de Montoya, aguantando la burocracia media ministerial y bancaria el sismo de la ira miraflorina.

Llama poderosamente la atención la tardía confesión de Istúriz sobre el régimen cambiario, porque años atrás – aseguró - se impuso el control absoluto para atajar la inmediata conspiración de los grandes tenedores de dólares: el gobierno prácticamente estaba tumbado. Y no sabemos cuán cierto es, sumada la posibilidad del gesto tremendista, ya que – en última instancia – tratamos de un elemento inherente al modelo socialista en curso.

Encontramos, por una parte, que el control cambiario mereció el formal reconocimiento de un estado de excepción que les hubiese permitido denunciar los presuntos y específicos atentados contra la institucionalidad republicana. Se imponía decretar la emergencia económica correspondiente de acuerdo a los artículos 337, 338 y 339 de la vigente Constitución de la República, en sintonía con los artículos 10, 11 y 12 de la todavía etérea Ley Orgánica Sobre Estados de Excepción, pero entendemos - sin justificarlo - el plazo prorrogable de hasta sesenta días que acarreaba, el conocimiento parlamentario que merecía y el control que debía ejercer el Tribunal Supremo de Justicia.

Prevalece, por otra, un régimen general de restricción de derechos y garantías que no ha impedido la fuga de capitales gracias a las obras de reingeniería financiera ensayadas con obstinación, por no citar el emblemático caso de la épica aparición de una maleta con 800 mil dólares en tierras argentinas. No constituye casualidad alguna, por más que perifoneen respecto a la traición y el ejercicio soberano, las elevadísimas y tercas cotas de importación de alimentos que también esconden las de motocicletas, por un gobierno que monopoliza el 95% de nuestras divisas.

Los socorre siempre esa concepción y versión conspiratorial del mundo y de las cosas, pretendiendo evadir sus responsabilidades. Lo comprobamos en la más reciente plenaria del parlamento, los acusados jamás podrán convertirse en fiscales por más que hagan de la excepción una regla.


Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2011/08/de-la-excepcion-como-regla/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=796032

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