lunes, 8 de agosto de 2011

EN MEDIO DE LAS SOSPECHAS


EL NACIONAL - Domingo 07 de Agosto de 2011 Opinión/8
ATres Manos
Miradas múltiples para el diálogo
¿Neopopulismo?
RIGOBERTO LANZ

El libro del amigo Roberto Follari (La alternativa neopopulista, Bs. As. Edit. Homosapiens, 2010) se incorpora a una importante reflexión socio-política que se abre paso en América Latina en medio de toda clase de ruidos: los que provienen de los viejos prejuicios académicos; los que están asociados a la estigmatización neoliberal; los ruidos que produce en cierta intelectualidad cualquier alusión a lo popular. Poner en la agenda del debate teórico el tema del populismo es de suyo un atrevimiento en tiempos en los que el cientificismo del mundo académico sólo se entretiene haciendo encuestas y análisis comparativos de cualquier cosa. Este libro camina en otra dirección, justo por las aguas de las interrogaciones sobre lo que está aconteciendo en experiencias tan singulares como Venezuela, Bolivia o Ecuador.

Ya el intelectual Ernesto Laclau (La razón populista) había marcado un surco importante en este debate esforzándose por deslastrar estos conceptos de una impronta coyuntural demasiado pesada a la hora de pensar la política en Latinoamérica (la experiencia del peronismo, por ejemplo).

Roberto Follari no se ahorra esta estación del debate; en consecuencia, propone un diálogo crítico con los análisis de Laclau para despejar otros perfiles en la lectura del "neopopulismo" que parece emerger como una alternativa en estos laberintos del continente.

Desde luego, estos escenarios no surgen de la nada. Los antecedentes históricos y la propia dinámica del capitalismo globalizado sirven de trasfondo para una mejor comprensión de una América Latina demasiado previsible: en su proverbial subordinación a todas las formas de colonialismo, en su cuasi inviabilidad como Estado nación, en las calamidades de una "lumpenburguesía" que ni siquiera se ha sabido plantar en la defensa de sus elementales intereses de clase frente al capital transnacional. De esta singular melange político-cultural han ido surgiendo experiencias heterodoxas como las que observamos hoy en países como Venezuela, Bolivia o Ecuador (con singularidades tal vez intransferibles, pero con hilos conductores que les aproximan históricamente).

El amigo Roberto Follari consagra buena parte de su esfuerzo a desmontar la batería de prejuicios intelectuales con los que se percibe de entrada el imaginario populista. Consciente de la dificultad de recorrer un constructo ideológico difuso y en permanente reconstrucción, se desplaza con sus propias preguntas hacia la búsqueda de salidas a los clásicos atascos del espacio público latinoamericano. No se trata de un manejo "científico" de los procesos políticos de la región en el que la politología desplegaría su arsenal explicativo.

Tampoco la mirada curiosa de un analista externo que observa ese neopopulismo con grima y escozor. Diría que el texto traduce una cierta apuesta ­con razonables dudas, desde luego­ sobre las posibilidades de un camino diferente de la vulgata neoliberal, tanto en lo atinente a las formas de abordaje de este fenómeno, como en lo que concierne al significado propiamente político de lo que se juega en estas experiencias.

La decadencia del pensamiento de la vieja izquierda no ayuda mucho en esa dirección. Un marxismo silvestre cargado de escatologías teóricas está muy lejos de poder hacerse cargo de estas irrupciones. Una derecha rupestre que utiliza "populismo" como estigma en la diatriba politiquera tampoco está en condiciones de entender siquiera de qué se trata (un mentor tan laureado como el señor Mario Vargas Llosa sigue estrujando el trapo del "populismo" como una afrenta a la tradición liberal en América Latina). Eso indica que Roberto Follari está obligado a moverse a pulso en medio de sospechas e incomprensiones que están a flor de piel en las trivialidades mediáticas de la política.

Por fortuna, lo que tenemos entre manos es un libro y no una postal de buenos recuerdos. Este esfuerzo intelectual no tiene nada de gratuito. Al contrario, está en correspondencia con lo que ha sido la pauta ético-política de su autor a lo largo de estos años. Celebramos su entereza y acompañamos su apuesta.

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