lunes, 4 de julio de 2011

PARADÓJICAENTE, SUYO

EL NACIONAL - Lunes 04 de Julio de 2011 Opinión/6
Endeudamiento público
La proximidad de la campaña electoral de 2012 ha llevado al Gobierno a acumular abundantes fondos, de tal forma que, al igual que en el pasado, esté en capacidad de implementar una serie de programas sociales
PEDRO A. PALMA

Realmente preocupa el ritmo al que está aumentando la deuda del sector público, pero cuando alguien levanta la voz alertando sobre lo inconveniente de ese endeudamiento o las consecuencias que éste puede acarrear, la reacción oficial ­rara vez emitida, por cierto­ es decir que el nivel de la deuda pública no es exageradamente alto, ya que la misma equivale a un porcentaje relativamente bajo del PIB. Creo que esa es una forma muy simplista de ver el problema.

Si bien es cierto que la relación de deuda a PIB no es aún desproporcionadamente alta, el ritmo de aumento de esos compromisos, tanto internos como externos, es muy intenso y preocupante. Sólo para dar una idea sobre este punto, de acuerdo con cifras del BCV, entre mediados de 2009 y finales de 2010, es decir, en sólo 18 meses, la deuda pública externa aumentó 52,9%, y todo indica que durante 2011 esos compromisos han continuado creciendo y seguirán haciéndolo con intensidad, a pesar de los precios substancialmente mayores a los que se ha estado vendiendo el petróleo en los mercados internacionales. De hecho, el precio promedio en lo que va de año es 35% más alto que el del año precedente, por lo que es muy lógico que nos preguntemos por qué el endeudamiento del sector público está aumentando tanto.

Una de las razones es la voracidad financiera del Gobierno central, el cual no se conforma con los mayores ingresos ordinarios que recibe del sector petrolero, sino que a través de la reforma de la llamada Ley de Ganancia Súbita se asegura de que la mayoría de los ingresos adicionales generados por los más altos precios petroleros sean transferidos al Fondo de Desarrollo Nacional, Fonden, que como se sabe es administrado discrecionalmente por el Ejecutivo, o por el Presidente de la República, para ser más preciso, sin rendirle cuentas a nadie. Se calcula que este año los ingresos adicionales por ese concepto estén en torno a los 10 millardos de dólares, y esto afecta no sólo a las gobernaciones y alcaldías, que no recibirán los recursos que les corresponde por los mayores ingresos petroleros, sino también a Pdvsa, cuyos problemas de caja la llevan al endeudamiento.

Otra razón que explica el rápido crecimiento de la deuda externa es la necesidad de alimentar de moneda extranjera el mercado cambiario oficial, cuya oferta tradicionalmente es provista por el BCV. Dadas las limitadas ventas de dólares de Pdvsa al instituto emisor, y las cuantiosas transferencias de reservas internacionales que este último tiene que hacer regularmente al Fonden sin compensación alguna, su disponibilidad de divisas o de bonos denominados en dólares para ofrecer es limitada y esto fuerza la emisión de nuevos títulos de deuda por parte de Pdvsa o de la república.

Objetivos políticos también juegan un papel importante en el proceso de endeudamiento. La proximidad de la campaña electoral de 2012 ha llevado al Gobierno a acumular abundantes fondos, de tal forma que, al igual que en el pasado, esté en capacidad de implementar una serie de programas sociales a través de los cuales reparta recursos entre la masa poblacional más desposeída con fines eminentemente electorales, y parte de ese dinero proviene del endeudamiento gubernamental. Las necesidades de realización de cuantiosas inversiones en sectores como el eléctrico, transporte y vivienda, también explican parte de la contratación de nuevos préstamos, al inflarse desproporcionadamente las necesidades de financiamiento por estos conceptos debido a la supina ineficiencia gubernamental y a la desbordada corrupción existente.

Como se ve, el desbocado endeudamiento en muchos casos es irracional, injustificable y prescindible. Si de algo podemos estar seguros es de que, de continuar éste creciendo al ritmo desproporcionado e irresponsable que lo ha venido haciendo, el costo que tendremos que pagar será muy alto, pues se está hipotecando el bienestar y el porvenir de las futuras generaciones.

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