domingo, 3 de julio de 2011

ESPERA Y CERTEZA


NOTITARDE, Valencia, 3 de Julio de 2011
"Manso y humilde de corazón" (Mt. 11,25-30)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

El evangelio que se nos presenta para nuestra reflexión en este domingo tiene dos partes. La primera Jesús expresa una alabanza a Dios Padre por haberse revelado y manifestado a los sencillos y no a los sabios y entendidos. Con esto queda claro que el anuncio del Reino que Cristo vino a traer al mundo sobre el amor infinito del Padre y su plan de salvación para todos los hombres, sobre la paternidad de Dios y fraternidad humana no se entienden ni se llegan a comprender por un conocimiento intelectual o sabiduría humana, sino por la manifestación de Dios que se revela a la gente sencilla y se esconde a los sabios que se creen autosuficientes. La segunda parte del evangelio es una clara invitación a su seguimiento, a ser sus discípulos, a descargar en Él nuestras penas, pesos, cansancios. Jesús dice: "Vengan a mí los que están cansados y agobiados y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón y encontrarán su descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera". Jesús como un buen Maestro ofrece descanso a aquellos que se ven agobiados por el yugo del legalismo de los letrados y fariseos de su tiempo. Todo era la norma, la casuística, la prohibición y se había perdido el sentido humano, el valor de la persona ante Dios; unos eran condenados, otros eran catalogados como puros y así, aquella sociedad judía hacía que muchos se sintieran cansados y agobiados. Pero cansados y agobiados no son sólo aquellos que tenían que soportar el peso de las leyes judías, sino también aquellos que sufren en la vida por una razón u otra; son los pobres, los que no tienen casa, los encarcelados, los enfermos, los que viven estresados por problemas personales, familiares o sociales. Aquí entramos cada uno de nosotros los cristianos que en algún momento de la vida nos alcanza alguna dificultad o tentación que nos hace sentir sin fuerzas, desesperanzados, acobardados, tristes, solos, sin ganas de seguir adelante y es precisamente aquí donde Jesús nos presenta su oferta y nos hace su invitación: "Vengan a mí los que están cansados y agobiados que yo les daré descanso". Oferta que nos hace como Hijo de Dios, como aquel que viene enviado por Dios Padre y tiene autoridad divina, que tiene el poder para cambiar y transformar nuestras vidas en la medida en que nosotros correspondamos a su amor y unamos nuestra existencia a la de Él. Por eso también nos dice: "Aprendan de mí que son manso y humilde de corazón". Es decir, también soy humano como ustedes, tengo las mismas dificultades que ustedes, pero las vivo con paciencia y verdad, con confianza en el Padre que no defrauda a quien le busca con sinceridad y le abre su corazón y lo sigue con amor.
Dios regala sabiduría, entendimiento al humilde y sencillo que lo busca con fe, que lo sigue de corazón. La fe es una sabiduría superior, porque no es ciencia exacta, sino creencia en una persona viva que nos revela su plan de salvación. Sólo quien hace la experiencia de Dios, que se deja guiar por su amor y le da crédito a sus palabras, reveladas en la persona de Cristo, ese realmente encuentra paz, sosiego, fortaleza y el camino que conduce a la felicidad plena, a la vida eterna. Por eso, muchas veces encontramos personas que sin ser especialistas en teología, sin tener un conocimiento profundo de la Sagrada Escritura, sin ser intelectuales; sin embargo, tienen una vivencia real, auténtica y profunda de la fe, que comprenden vivencialmente las cosas de Dios y son capaces de intuir la voluntad de Dios con mayor certeza que aquellos investigadores o estudiosos de la Sagrada Revelación.
Quien se encuentra con Cristo y abre su vida a Él, cree en sus palabras y lo recibe con fe en la Sagrada Comunión, quien vive amando y sirviendo a los hermanos encuentra felicidad, paz, descanso y el camino del amor que es el yugo que Jesús nos pide vivir y cumplir; sólo quien ama vive en Dios y Dios en Él y cumple la ley entera. Por eso, en este domingo entreguemos a Dios nuestros cansancios, las cosas que nos preocupan y nos roban la paz, desahoguemos en Él nuestro corazón, busquémosle con confianza sabiendo que Él siempre nos espera y experimentaremos la certeza de que Dios ofrece descanso y refugio para quien cree en Él y espera en Él.
IDA Y RETORNO: El día viernes 1 de julio, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, tomó posesión como tercer obispo de Puerto Cabello Mons. Saúl Figueroa, quien venía de desempeñarse como obispo auxiliar de Caracas. Le pedimos a Dios que lo ilumine con la Gracia de su Espíritu Santo en la tarea pastoral que ahora le toca ejercer en esa querida Diócesis, que el Reino de Cristo crezca cada día más en esa porción del Pueblo de Dios y que sobre todo venga un resurgir de vocaciones a la vida sacerdotal, religiosa y laical para que no deje de resonar la Palabra de Dios en el corazón de todos los porteños.

Ilustración: Jean Dubuffet

No hay comentarios:

Publicar un comentario