lunes, 4 de julio de 2011

CONSTATACIÓN


Necropolítica: el ultraizquierdismo consumado
Luis Barragán


El ultraizquierdismo recibió la más enfática condena de Vladimir Lenin, aunque fue llave maestra de los esplendores de la revolución cubana en el continente. Tardíamente, cuando lo creímos superado, galopó sobre los lomos de la llamada antipolítica, confundiéndose ambos fenómenos.

No olvidamos que la “política del muertico” fue objeto de una vehemente denuncia de Radamés Larrazábal, a finales de los setenta, en un breve, conciso y sustancioso ensayo sobre el ultraísmo. Bastaba con una víctima fatal para desatar la ira callejera y dar al traste con alguna táctica o estrategia coherente, propulsada por los partidos marxistas de tradición.

El socialismo del siglo XXI ha logrado victimizarse en incontables ocasiones, incluyendo toda la estridencia en torno al fiscal Danilo Anderson, únicamente útil para la calculada agitación gubernamental. Y, creyendo en la versión presidencial, paradójicamente el ultraizquierdismo tiene en Hugo Chávez una ocasión decisiva y, acaso, definitiva, para innovarse de acuerdo a sus estrategas comunicacionales que aún buscan despejar algunas claves de la novísima etapa discursiva en ciernes.

Ojalá no ocurra nada y Hugo siga con vida, pues, rechazamos el morbo – por decirlo de alguna manera – de izquierda o derecha. Sin embargo, la necropolítica es una protagonista antes insospechada de la década, necesaria de derrotar urgentemente, como la propia cultura de la muerte que la parió.

Fuente: www.medios24.com

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