lunes, 6 de junio de 2011

TRAZOS IMPALPABLES


Del diseño gráfico televisivo
Luis Barragán


Presunto país del diseño gráfico, suelen pasar inadvertido los esfuerzos que se realizan en los medios audiovisuales. En movimiento o no, por la eficacia esperada de su penetración, la imagen televisiva es harto exigente en perspectivas, trazos, colores y significados, aunque no parecen celebrados sus hallazgos, si los hubiere, o premiados sus autores, acaso por el desarrollo del llamado pensamiento lateral.

Pasamos del básico motivo de identificación de una planta, suscitando la nostalgia, a toda suerte de programas y libretos, distintos a la publicidad que los sostienen. Hay diferentes signos que le confieren una identidad a la programación, logotipos a veces inesperados, estudios reducidos que hipertextualizan una pared de fondo en la tensión de un mobiliario portátil.

La diaria estética de la televisión venezolana puede delatar la holgura o estrechez económica de la emisora, exponiendo los avances y retrocesos de la otra mirada, la que habitualmente no meditamos. Obviamente, por una parte, hay arte y podemos comparar y especular en torno a las presentaciones de hoy con las de años anteriores, incluyendo a otros países; y no menos obvia, por otra, hay artistas que se nos antojan radicalmente anónimos, acaso la mano de obra barata frente al costo de los módulos que sirven para los noticieros, telenovelas, entrevistas o recetarios de cocina.

Existen los formatos grotescos, al lado de otros mejor elaborados. Distintas escuelas pictóricas prevalecen, aunque la esencial dinámica televisiva no sepa de las más vigorosas conquistas alcanzadas por la cinematografía, excepto los recursos técnicos dispensados originalmente por las transmisiones deportivas.

Convendríamos en un reto fundamental para los costosos psicólogos especializados en el mercadeo, si hubiere mercado que atender. Este, cada vez más reducido, prácticamente obliga al elemental anuncio de productos y servicios, afianzado por una programación de bajo presupuesto, por lo que – quizá – asistimos a una estética de la supervivencia. Por cierto, estética de la burocracia y del aparato político, en el caso de las emisoras o plantas del Estado, con un evidente énfasis propagandístico de la publicidad, la que paulatinamente se ha hecho más publicidad, si cabe ya distinguir entre una y otra faceta.

El diseño gráfico como una oferta educativa accesible, divertida, variada y costosísima, aunque de dudosa aceptación por las instancias correspondientes del Estado, no significa automáticamente que seamos un país de gustos y criterios innovadores en la materia, pues, al contrario, invocamos ciertas dificultades técnicas para ocultar una crónica repetición de trazos, perspectivas y colores que consideramos propios de la juventud. Dificultades dizque superadas por el masivo empleo de los ce-dé repletos de centenares o miles de imágenes que, en definitiva, nos orientan hacia la cultura urbana o callejera o los abalorios electrónicos que ni siquiera se acercan al jamás bien ponderado constructivismo o cinetismo venezolano.

Valga la acotación, parece difícil conciliar el diseño gráfico con el arte en nuestra televisión, pues, quizá asistimos a una comunicación visual chatarrizada que impide, por ejemplo, exhibir un Vasarely como ocurría con la magnífica y sencilla integración de las entrevistas de Sofía Imber y Carlos Rangel. Días atrás, reparamos en la curiosa escenografía de un programa de noticias de Venezolana de Televisión, y, aunque se nos antoja un amasijo de motivos que confunden, con una escalerilla roja y una aparente piscina, tragándose a los personajes, se ofrece como una excepción a los serializados formatos de la televisión – por lo menos - caraqueña.

Fuente: http://www.opinionynoticias.com/opiniontech/8420-del-diseno-grafico-televisivo
Fotografía: LB, escena programa de entrevistas, Venezolana de Televisión (03/06/11).

Post-data:

Olvidamos mencionar la integración del arte al espacio televisivo de muchos años, a propósito de José Vicente Rangel.

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