domingo, 12 de junio de 2011

DESDE LA ANGUSTIA, INCOMUNICACIÓN Y CLANDESTINIDAD ...


NOTITARDE, Valencia, 12 de Junio de 2011
La fiesta del Espíritu Santo (Jn. 20, 19-23)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

En este domingo la Iglesia Católica celebra la solemnidad de Pentecostés (del griego 50 días después de la Pascua, en el NT, es el gran día de la venida del Espíritu Santo y del lanzamiento de la Iglesia de una manera extraordinaria, según se narra en Hch. 2,1-14) o la fiesta del Espíritu Santo, que viene sobre la comunidad de los creyentes en Cristo para santificarlos con sus dones e impulsarlos a predicar la Buena Noticia de la Salvación.
Con el Domingo de Pentecostés llega la culminación de la Pascua, con esta fiesta se cierran los cincuenta días en que los cristianos católicos hemos celebrado solemnemente el misterio de Cristo resucitado y glorificado. No es, por supuesto, que el Espíritu Santo aparezca hoy por primera vez al final del tiempo pascual, ha estado desde el momento mismo de la Resurrección, como lo narra el evangelio que hoy leemos y ahora, de manera especial, viene sobre la Iglesia, según la misma promesa del Señor que prometió la venida del Paráclito, del Defensor, del Espíritu de la Verdad sobre sus Apóstoles y discípulos.
En Pentecostés celebramos el don de Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad, enviado por el Padre y el Hijo, para la edificación y santificación de la Iglesia que tiene la misión de anunciar el evangelio a todos los hombres. (Mt. 28,18-20).
La Resurrección, la Ascensión y Pentecostés, son tres acontecimientos sucedidos en la Pascua que para el cristiano son datos de fe, hechos, misterios sobrenaturales, que van más allá de la historia y de la demostración científica, que sin embargo, son una realidad atestiguada por la vida de los primeros cristianos que fueron receptores y testigos de estos hechos y que se verifica en sus actuaciones, en el mensaje y la obra que llega hasta nosotros cristianos del siglo XXI.
Para San Juan, el envío del Espíritu Santo sobre los Apóstoles sucede el mismo día de la Resurrección, mientras para Lucas que escribe Los Hechos de los Apóstoles este acontecimiento sucedió cincuenta días después de la Pascua. Lo que busca Juan es profundizar en el misterio pascual de Cristo y poner de manifiesto la fe pascual de la comunidad eclesial naciente. Ambos textos (Juan y Hechos) afirman el acontecimiento de Pentecostés y destacan la actitud de los Apóstoles antes y después de la Pascua y sobre todo el impulso que cobra la Iglesia con el don del Espíritu Santo que recibe como un regalo del Padre y del Hijo. De hecho, el Espíritu Santo es don y vida de Cristo resucitado para el creyente, para el discípulo que lo pospone todo para seguirle y servirle en los hermanos, especialmente en los más pobres.
Jesús transmite paz a sus Apóstoles, su misión, les dona el Espíritu Santo y el poder de perdonar los pecados: "Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados les quedan perdonados, a quienes se lo retengan les quedan retenidos". Jesús cumple así la promesa que tanto había anunciado a sus discípulos en su Discurso de despedida (Jn.13-17). Como la de Cristo, la misión de los Apóstoles va sellada con la gracia del Espíritu Santo, que ha sido protagonista en la vida de Jesús desde su Encarnación (Lc. 1,35) hasta la Pascua, como lo podemos verificar en los evangelios. Jesús exhalando el Espíritu Santo sobre sus Apóstoles se presenta como el recreador, como el que rescata de la muerte y da nueva vida en el Espíritu Santo de Dios. Estamos ante la nueva creación, ante la renovación y restauración del hombre desde su interior; es la transformación que Dios realiza por los méritos de la Resurrección de su Hijo y por la efusión del Espíritu Santo sobre los creyentes.
La fiesta de Pentecostés hace que la Comunidad de los Apóstoles (Iglesia) pase de la tristeza, miedo, duda, angustia, incomunicación, clandestinidad a la alegría, valentía, certeza, paz y fortaleza para anunciar públicamente la Buena Noticia de la Resurrección de Cristo. Aquí se muestra (no se demuestra al estilo científico) que realmente estos acontecimientos metahistóricos son reales.
IDA Y RETORNO: Hoy en Venezuela, junto a la fiesta de Pentecostés se celebra el Día del Seminario, por ser el lugar, como un nuevo cenáculo, donde de manera especial viene el Espíritu Santo a iluminar y santificar la tarea formativa que aquí se hace. Pedimos a Dios que derrame sus dones sobre los formadores, profesores, seminaristas y todos los que hacen vida en el Seminario, para que podamos cumplir la tarea encomendada por el mismo Cristo y su Iglesia. Que de nuestros seminarios en Venezuela salgan los santos sacerdotes, formados integralmente, para el servicio desinteresado del Pueblo Santo de Dios.
Hoy en Catedral recibirán el ministerio de Acolitado los seminaristas: Edwing Jiménez, Javier Rodríguez y Warner Colmenares, y el lectorado: Eduardo Pereira, Franklin Ramírez, Juan Rodríguez, Julvent Carvajal, Luis Pérez, Rafael Paredes y Richard Escalona, todos ellos de nuestra Arquidiócesis. Dios les bendiga y les otorgue la perseverancia.

Ilustración: Carlos Cruz-Díez

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