domingo, 12 de junio de 2011

DESBRUJULAMIENTO EPISTOLAR


El Sol de Margarita, Porlamar, 11 de Junio de 2011
Chávez, Castoriadis y la deuda
Luis Barragán


En fecha tres de junio de 2011, arribó a la Asamblea Nacional el Proyecto de Ley Especial de Endeudamiento Complementaria para el Ejercicio Fiscal 2011, finalmente aprobada con desconocimiento de todas las observaciones consignadas por la oposición en los debates correspondientes. La carta de remisión, en sí misma, constituye una prueba irrefutable de las pretensiones políticas y los extravíos ideológicos presidenciales, aunque – importa reconocerlo - no como aquella celebérrima que dirigiera a la otrora Corte Suprema de Justicia.

De nuevo, como si no fuese responsable de los largos doce años de ejercicio del gobierno, invoca las “urgencias nacionales”, y, aunque alega “un deber y un mandato constitucionales”, la oposición demostró en los dos debates parlamentarios que la materia suscitó, la violación de normas expresas de la Constitución de la República, de la Ley Orgánica de la Administración Financiera del Sector Público y del propio Reglamento de Interior y Debates, por si fuese poco, a juzgar por las denuncias hechas sobre las actuaciones de la Comisión de Finanzas. Obviamente, se ampara Chávez Frías en el “espíritu constituyente, que debe ser permanente”, pretendiendo encarnarlo él mismo.

“Antes que la norma está vida”, porque “no existe razón jurídica que esté por encima del ser humano”, y, muy a lo Aristóteles o – precisando - a lo Fernando Savater en sus conversaciones con Amador, sobresale la idea del “buen vivir”, al solicitar 45 mil millones de bolívares para el agro, la vivienda y el empleo que, a pesar de las cifras manipuladas, constituyen una calamidad para la población que distingue entre las catástrofes naturales y las que tienen por epicentro al gobierno nacional. Y el firmante pronto advierte que no puede considerarse la ley de marras como “síntoma de los desórdenes de la administración del Estado”, lo cual equivale a una confesión de parte.

Además de ciertas expresiones que no hacen la innovación revolucionaria reclamada, exclamada y clamada por las emisoras radiotelevisivas del chavezato (“Consejo Administrativo de Ministras y Ministros Revolucionarios del Gobierno Bolivariano”), trae a colación a Montesquieu y, por supuesto, a Ernesto Guevara, pretendiendo quizá tornar una misiva de rutina en inadvertido y denso ensayo de remisión. Empero, sorprende que apoye el procedimiento administrativo en Cornelius Castoriadis respecto a las leyes justas, fruto de las enfebrecida lectura de un título probablemente adquirido en su celebérrima visita a una librería española, en la que adquirió ejemplares que no llegan ya a Venezuela, o aporte de un cercano colaborador.

Delicada cita por lo que conocemos modestamente del pensador francés de origen griego, nacido en Estambul, quien – por no leerlo adecuadamente el remitente o el asesor – corrobora todo lo que la oposición señaló en la Asamblea Nacional. Por ejemplo, bastando para finalizar, citemos: “… Tanto el gobernante como el preso político se encuentran en situaciones sociales particulares que no confieren como tales privilegio alguno a sus puntos de vista y hacen, por el contrario, indispensable una doble interpretación de lo que dicen” (“La institución imaginaria de la sociedad. 1 Marxismo y teoría revolucionaria”, Tusquets Editores, Barcelona, 1983: 18).

Fuente adicional: www.noticierodigital.com

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