domingo, 12 de junio de 2011

DE LA POSIBILIDAD ÉTICA


De la Orquesta Sinfónica de Venezuela
Luis Barragán


Justísimo reconocimiento merece la Orquesta Sinfónica de Venezuela, ya octogenaria. A pesar de los señalamientos no corroborados en torno a su administración o la colonización partidista que – se dice – soporta, nos ha sorprendido gratamente una programación que incluye la visita a más de 104 instituciones educativas en la ciudad capital que – ojalá llegue efectivamente al mayor número posible de colegios públicos y escuelas privadas del país, por no mencionar una impecable folletería didáctica sobre la orquesta y sus instrumentos. Empero, permítannos consignar tres observaciones.

La OSV es patrimonio de todos los venezolanos y expresa también lo que llamamos el fenómeno de gurización de nuestra contemporaneidad. Y es que, con sus altas y bajas, es una obra fraguada por varias generaciones gracias a una política de Estado, tal como ocurrió – por ejemplo – con el Complejo Hidroeléctrico del Guri o el Metro de Caracas. De modo que absolutamente nadie puede reclamarla como parcela propia, ni acomplejarse frente a su estadio actual.

La OSV constituye una inmensa oportunidad de redescubrimiento, pues, sin restarle mérito alguno al consabido Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles, aquélla sintetiza no sólo una labor precursora, sino rinde – como la Municipal de Caracas - testimonio de resistencia frente al gigantesco basurero musical que nos ha asediado y asedia. Magnífica escuela del criterio, sus integrantes – anónimos para un país de figuraciones efímeras - igualmente emergen como una posibilidad ética, dada la perseverancia de una vocación y oficio ya francamente desconocido.

La OSV amerita de un presupuesto elevado y hasta de una emisora radiotelevisiva propia, preservando su independencia. Para finalizar, hay realidades económicas que aconsejan el estímulo y apertura de mercados, pues, más allá del petróleo, hay un talento que hallar, reforzar y promover.

Fuente: http://www.opinionynoticias.com/opinioncultural/8501-de-la-orquesta-sinfonica-de-venezuela

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