miércoles, 22 de junio de 2011

ALIMÓN

EL NACIONAL - MARTES 21 DE JUNIO DE 2011 OPINIÓN/6
Reconciliación y justicia
El régimen será derrotado porque los venezolanos están cansados del fracaso, del despilfarro, de la corrupción, de la confrontación como medio de hacer política
VÍCTOR RODRÍGUEZ C.

El proceso involucionario bolivariano ha llevado al país a una crisis integral y general sumamente grave.

Ante la debacle eléctrica, el sangriento desastre penitenciario, las protestas de todos los sectores, a lo largo y ancho del país, Chávez se ausenta por misteriosas razones médicas, ignora la Constitución y las reglas y genera mayor desconfianza e inestabilidad en el país. La ingobernabilidad y la anarquía, lamentablemente crecientes, lo que ojalá no sea un objetivo calculado con perversos fines electorales, aumentan las tensiones en el país.

Las crisis en todos los sectores muestran la ineficiencia de un régimen cuya derrota en las elecciones no podrá ser alterada por maniobras electorales previas, como la fabricación de encuestas para fundamentar y justificar un eventual fraude electoral; menos por la manipulación y las trabas para inscribirse en el registro electoral, especialmente en el exterior, ni por la falsificación de resultados mediante alteración de actas o por otros recursos electrónicos, el cable que nos "une" a Cuba, un instrumento que se podría insertar en esta perversa intención.

El régimen será derrotado porque los venezolanos están cansados del fracaso, del despilfarro, de la corrupción, de la confrontación como medio de hacer política, de la persecución y del apartheid políticos, también del engaño y de la venta de quimeras: las casas, el pleno empleo, el crecimiento económico, salud y educación para todos, soberanía agroalimentaria, la "felicidad socialista", en resumen, entre tantas vendidas hasta ahora.

Los revolucionarios bolivarianos tendrán que reconocer y respetar la voluntad popular que se expresará en las elecciones presidenciales. La protesta sería inmediata si algunos temerarios pretendieran desconocer la realidad, aun con el riesgo de que esos mismos insensatos, que han armado milicias y cuadros paramilitares, recurran a las prácticas de los criminales de Siria y de Libia, que amenacen seriamente la paz y la estabilidad en el país y más allá.

La recuperación del país será un proceso largo y complejo que sólo podrá lograrse mediante un acuerdo nacional que una a todos los sectores de la sociedad. Restituir legitimidad a las instituciones y hacerlas eficientes; recuperar la actividad económica y restituir la propiedad dentro de las libertades y el pleno Estado de Derecho, y generar un clima de confianza y de seguridad es, sin duda, una tarea difícil.

La reconciliación nacional se impondrá, sin duda; pero ella no puede plantearse sin que se establezcan previamente responsabilidades.

El juez que condenó a inocentes siguiendo instrucciones políticas, destruyendo la integridad física y moral de muchos, deberá rendir cuentas a la justicia. Los encargados de proteger los derechos humanos de los ciudadanos, pero que contrariamente a sus obligaciones han permitido y contribuido con la violación de esos derechos; los que han debido velar por el patrimonio público, pero que han utilizado la institución sólo para perseguir y castigar; los que han debido cuidar las industrias del Estado, pero que destruyeron sus estructuras y dilapidaron los recursos; los que se enriquecieron descaradamente a la sombra del poder; los que ordenaron y ejecutaron la represión de las protestas pacíficas; los que incentivaron el odio, desde cualquier posición, ellos y otros tendrán también que rendir cuentas ante los venezolanos, representados en una justicia imparcial y respetuosa de los derechos.

La reconciliación entre todos los venezolanos es necesaria, pero no se puede construir sobre la base de la impunidad y el perdón de quienes participaron con sus acciones y omisiones en el proceso de destrucción del país.

Ningún gobierno puede perdonar a nadie en nombre de las víctimas, de los presos políticos, de los torturados y perseguidos. Reconciliación y justicia son conceptos necesariamente complementarios.

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