miércoles, 29 de junio de 2011

ESCASAMENTE TRADUCIDA


El País, Madrid, 18/06/11
ENTREVISTA: LIBROS - ENTREVISTA TERU MIYAMOTO
"La literatura japonesa contemporánea es infantil"
GONZALO ROBLEDO 18/06/2011
Con más de 80 libros, es uno de los autores más admirados en Japón. Kinshu. Tapiz de otoño es su presentación en España. Desde su casa en Osaka, habla de su trayectoria, del libro electrónico y de las artes

Teru Miyamoto tiene ochenta libros de narraciones publicados en japonés y como cada uno le toma un promedio de tres años escribe varios a la vez. Imagina las tramas sobre la marcha. Le basta encontrar un eje central que lo incentive y sus personajes empiezan a moverse sobre la página.

"No preparo una estructura, no soy ese tipo de escritor", asegura este hombre menudo, afable, de voz pausada y enemigo declarado de la retórica, las metáforas y todo tipo de exceso literario.

En 1978, a los 31 años, consiguió el más codiciado reconocimiento literario de los escritores japoneses, el Premio Akutagawa, y pese a una vida de frecuentes convalecencias a causa de tuberculosis y ataques de ansiedad no ha parado de trabajar. Ahora se edita una obra suya por primera vez al español: Kinshu. Tapiz de otoño (Alfabia), que podría ser catalogada por el lector extranjero de "muy japonesa".

Encontramos a Miyamoto (Kobe, 1947) en su casa situada en el sector más elegante de Shin Itami, en las afueras de Osaka, donde entre sorbo y sorbo de té verde nos cuenta que escribe todos los días de dos a seis de la tarde, bebe sake, investiga sus libros por la noche y dos veces por semana practica el golf. Adora ese deporte pues en él encontró un ídolo español que le sirvió de motivación para su trabajo.

"Después de ver el swing de Seve Ballesteros aprendí que todo es posible si se hace con pasión".

Explica cómo un día, mientras intentaba imitar el famoso giro de Ballesteros mirando una fotografía, arqueó con tal fuerza el torso que se lesionó una costilla. Su médico no pudo evitar la risa.

Sus historias suceden en ambientes cotidianos y están pobladas por elencos reducidos. Describe tragedias personales con la concisión de alguien acostumbrado a indagar en episodios familiares. Como narrador ejerce la compasión y tiene una visión positiva pero distanciada de la existencia originada en una especie de humanismo budista que en vez de explicar lo deja todo al karma.

Está presente en Internet, con una sobria página web que le administra un ayudante con corbata, quien se encarga además de su agenda diaria. No tiene dirección de correo electrónico, sufre de alergia a los teclados y escribe con una pluma de tinta negra. "Estoy preparado para el libro electrónico", queriendo decir que no se opone a que sus textos sean convertidos al formato digital. Respecto a la incorporación de elementos audiovisuales en las novelas electrónicas su objeción es previsible, pues prefiere "que cada novela despierte imágenes diferentes en cada lector".

Para los traductores de Miyamoto, el principal reto es encontrar el tono y el ritmo de una narrativa afinada, libre de estridencias y sin ninguna concesión a las tendencias de moda.

El hecho de tener más seguidores dentro que fuera de Japón es atribuido por algunos críticos a que su obra carece de las rarezas con las que espanta el tedio de sus personajes Banana Yoshimoto o a que no se deja embelesar como Haruki Murakami por los iconos de la cultura popular americana.

Confiesa que solo leyó las primeras obras de Murakami. "La literatura escrita por mis contemporáneos japoneses es infantil". Se decanta por los clásicos y los libros de historia, con el ocasional libro extranjero recomendado por sus amigos.

De la literatura en lengua española cita a Gabriel García Márquez y a Mario Vargas Llosa, y lamenta la escasez de traducciones al japonés de obras de autores españoles. A Antonio Muñoz Molina lo leyó gracias a las traducciones que hizo un amigo suyo profesor de literatura.

"El invierno de Lisboa se me quedó en el corazón", afirma.

Aunque solo habla japonés tiene una peculiar opinión sobre lo que llama "la lógica de cada idioma".

Para explicarla traza una línea recta entre un imaginario punto A y otro B: "Los norteamericanos llegan a un concepto así (directamente)". A continuación, su dedo describe un amplio semicírculo para ilustrar el parsimonioso circunloquio de los japoneses y después dibuja un rápido zigzag para describir los inesperados cambios de rumbo que encuentra en la forma de comunicar del idioma español.

Kinshu. Tapiz de otoño, su primera novela en español, podría ser vista como muy japonesa porque está centrada en una escena de doble suicidio y sus protagonistas incurren a menudo en ese silencio telepático característico de las relaciones sociales en un país donde quedarse callado es signo de muy buena educación.

La obra, escrita hace treinta años, marca un punto de inflexión en el historial clínico de Miyamoto, pues su inspiración surgía mientras descubría su tuberculosis y su desarrollo fue una forma de paliar agudos ataques de ansiedad.

Era otoño y en un viaje al monte Zaô, en la provincia noreste de Yamagata, empezó a sentir una extraña fatiga cuando miraba un espectacular cielo estrellado. El cansancio resultó ser el inicio de la tuberculosis que lo obligó a ingresarse. Cuando sus compañeros de hospital empezaron a morir, Miyamoto reflexionó sobre la vida y la muerte, y el cielo estrellado de Zaô lo remitió al insignificante tamaño del ser humano en el universo. Al mismo tiempo consultaba a un psiquiatra para tratar su ansiedad.

"El médico me dijo que los ataques de ansiedad eran típicos de genios como Mozart, Einstein y Goethe. Lo decía para animarme, pero me alegré y me puse a escribir".

Empezó a escuchar a Mozart y a urdir la trama de un hombre y una mujer que se encuentran fugazmente y por casualidad en el monte Zaô diez años después de su divorcio, ocurrido cuando el marido es hallado moribundo en la habitación de un hotel junto al cadáver de su amante.

Aki, la esposa abandonada, casada de nuevo y madre ahora de un niño discapacitado, siente que tiene muchas cosas que decir, y más con una intención catártica que con el ánimo de entablar un diálogo envía una larga misiva a su exmarido.

El intercambio de cartas permite al lector conocer al mismo tiempo que los protagonistas secretos inusitados y participar del desarrollo paulatino de una nueva relación que termina con la última página y decide el rumbo de la vida de ambos.

Miyamoto se muestra sorprendido y casi contrariado de que el suicidio haya estigmatizado la imagen literaria de un archipiélago famoso por el haraquiri, los pilotos kamikaze y, más recientemente, los suicidios colectivos pactados por Internet. Enfatiza que "el doble suicidio en el que se ve implicado el protagonista masculino de Kinshu se debe a una licencia dramática".

"Necesitaba que (Yasuaki) entendiera lo que es debatirse entre la vida y la muerte. Inventé el personaje de la amante que lo intenta matar con ese fin".

Señala que de sus ochenta libros publicados solo dos tienen temas de suicidio.

"Personalmente, estoy en contra del suicidio. Debido a mi físico débil y a mis enfermedades, valoro mucho la vida".

Para evitar una larga disquisición religiosa sobre el karma le preguntamos qué quisiera ser si tuviera esa segunda oportunidad que ofrece el budismo a sus creyentes y responde risueño y sin titubear: "Todo menos novelista. El otro día, para una foto, tuve que poner sobre una mesa mis ochenta libros, y solo con ordenarlos quedé sudando".

Ya en serio explica que "la imposibilidad humana de expresarse con palabras ha dado lugar a artes como la pintura, la música o el ballet. Solo los novelistas estamos condenados a explicar cosas que no se pueden expresar con palabras".

Fotografía: Imagen tomada en el tren que va de Tokio a Kamakura, en 1961.- RENE BURRI / MAGNUM

ELOGIO DE LA LOCURA


EL NACIONAL - Miércoles 29 de Junio de 2011 Escenas/1
Diógenes Escalante regresa para contar lo que le pasa al país
El actor y dramaturgo Javier Vidal llevará al escenario uno de los episodios más desconcertantes de la historia política venezolana
VALENTINA HIDALGO

Jan Vidal Restifo interpreta a Hugo Orozco, secretario privado de Diógenes Escalante
Javier Vidal: En estos momentos militaristas es clave la presencia del ciudadano

Hace un par de años Javier Vidal y el director Moisés Guevara llegaron a un acuerdo: el primero debe entregarle al segundo una nueva obra de teatro cada 28 de diciembre. De ese pacto, que se ha cumplido a cabalidad, han surgido dos obras: Ciertas condiciones aplican, presentada el año pasado, y Diógenes y las camisas voladoras, que se estrenará el viernes, a las 8:00 pm, en el Teatro Trasnocho.

La segunda pieza aborda uno de los episodios más desconcertantes de la historia política venezolana: Diógenes Escalante ­encarnado por Vidal­, precandidato del PDV a la Presidencia de la República para el período 1946-1951, es víctima de una insania mental justo antes de reunirse con el jefe del Estado para aquel entonces, el general Isaías Medina Angarita. Junto a él y como testigos del suceso figuran el joven Ramón J. Velásquez (José Miguel Dao), a quien Escalante llama "el coleguita" y Hugo Orozco, su secretario privado, interpretado por Jan Vidal Restifo.

Vidal y Guevara, sin embargo, hacen hincapié en que no pretenden hacer una narración literal de lo ocurrido. "Nosotros no estamos haciendo una obra histórica. Hay un dramaturgo que se imaginó que este episodio debió ser así", afirma el director. "Esta pieza se nutre de la historia para contar lo que nos pasa", agrega el dramaturgo.

El germen de este texto, no obstante, apareció en el año 1987 cuando Vidal invitó a Oscar Yanes a su casa y el periodista le reveló la historia de Escalante.

"Yo no sabía nada de este episodio y al conocerlo me pareció fascinante. Dos años después, Yanes publicó el libro Amores de última página en el que, muy a asu estilo de contar las historias populares, hace mención de la frase `mis camisas se fueron volando por la ventana’, con la que los principales colaboradores de Diógenes Escalante cayeron en cuenta de la enfermedad del entonces candidato de la unidad", recuerda Vidal.

Veinte años después se publicaron otros dos relatos de gran importancia, como la semblanza de Diógenes Escalante escrita por Maye Primera Garcés para la Biblioteca Biográfica Venezolana ­colección editada por El Nacional y Fundacaribe­ y la novela de no ficción El pasajero de Truman de Francisco Suniaga, que fue editada en 2008.

Con Diógenes y las camisas voladoras se hace uso de otro medio ­el teatro­ para rescatar este capítulo de la historia política venezolana. Vidal espera que Escalante corra con la misma suerte de Reverón. "Quizás algún día le tocará llegar a la gran pantalla como al pintor.

En nuestro cine siempre han predominado las historias de putas y policías. Es hora de que le toque a civiles ejemplares como Diógenes Escalante".

Después de un ensayo en un apartamento con vista a una Caracas nocturna, Javier Vidal hizo una confidencia: "Yo quiero hacer una trilogía del civilismo. En estos momentos militaristas es clave la presencia del ciudadano. Hay otros civilistas que me llaman mucho la atención, como Juan Pablo Rojas Paúl y Raimundo Andueza Palacios.

También están Carlos Soublette y José María Vargas. En todo caso, es muy importante que nosotros, como dramaturgos, dejemos como legado para las nuevas generaciones de actores que en esta Capitanía General sí hubo presencia civilista. Todavía no me atrevo a meterme con la cuarta república. Eso se lo dejo a otra gente", concluyó.

INDAGACIÓN

EL NACIONAL - Martes 28 de Junio de 2011 Escenas/2
Esto es lo que hay
Artes visuales
Certezas y divagaciones
LORENA GONZÁLEZ

Un sin fin de actividades caracteriza el desarrollo actual de las artes plásticas venezolanas. En los últimos meses el circuito que nunca duerme ha brindado un prolífico camino, avatares de un rompecabezas rizomático que construye y consolida, que investiga y promueve, que se recicla y se reinventa a cada paso.

Además de un apreciable número de inauguraciones tanto en los museos nacionales ­que al parecer despiertan de su letargo­ como en otras instituciones públicas y privadas del país, el arte se ha visto citado y confrontado por seminarios, foros y charlas que con gran ahínco diversifican el estudio y la práctica de la investigación visual en Venezuela.

Hace unas semanas, a la salida del seminario sobre la obra de Piet Mondrian, que nos brindó la Fundación Cisneros con el apoyo de la Facultad de Arquitectura de la UCV, era curioso sentir que para visitar todo lo que sucedía habría que dedicarse con exclusividad a esa tarea. La mayor sorpresa la brindan los profesionales del medio, quienes fortalecen estas cartografías sin detenerse en los abismos de la crisis. A este encuentro, donde pudimos escuchar la visión de curadores como Brigitte Léal (directora adjunta del Centro Georges Pompidou) y Gabriel Pérez Barreiro (director de la Colección Cisneros), sucedió la visita del controversial Fernando Castro Flórez, crítico y curador que en el marco de la FIA impartió tres vehementes y oportunas conferencias sobre los problemas del arte contemporáneo. Hoy, con esta columna número 100, celebro la pluralidad de criterios y visiones que acuden en unos de los momentos más difíciles de nuestra institucionalidad cultural.

En este acontecer de aciertos y equívocos, continúo creyendo que, al igual que la vida, el arte nunca se detiene.

Desde los derroteros, especial atención merece el conjunto de nuevos creadores cuyos trabajos despuntan en exposiciones colectivas o en los episodios discursivos de sus proyectos individuales. En este último renglón destaca la muestra que reúne la producción más reciente de Gerardo Rosales en Carmen Araujo Arte; inquietante conjunto de cerámicas, gouaches, videos y pinturas a la pared que profundizan en las oscuridades y ambivalencias de los estereotipos de la violencia ante la diversidad sexual y de género. La homosexualidad vista como un mecanismo de burla, abuso y exclusión por parte de los prejuicios del entramado social es retomada desde la experiencia personal del artista para ser convertida en sintagmas visuales de una gran agudeza conceptual.

Con un desenlace no tan afortunado clausuró la individual de Hayfer Brea en Oficina #1. Intentando explorar en las comarcas de la memoria familiar, un desconcertado conjunto de objetos, fotografías y libros colocados en sala no lograron entretejer las trayectorias pretendidas, desfigurando uno de los territorios de acción más significativos que este creador desarrolla desde hace varios años a través de un acertado desempeño de la gráfica y el dibujo.

En ocasiones el buen acabado o el trazo certero resultan mucho más contundentes cuando, como en el caso de Rosales, apelan a la misma conmoción interna que convoca al autor: una hermosa porcelana en la que un brillante pato blanco que podría estar en el recibo de cualquier familia tradicional venezolana porta botas militares mientras se penetra a sí mismo. La obra de arte necesita estar embebida de esa contingencia infinita entre la materia y la metáfora.

CAZA DE CITAS


El oficio del poeta

Contemplar las palabras
sobre el papel escritas,
medirlas, sopesar
su cuerpo en el conjunto
del poema, y después,
igual que un artesano,
separarse a mirar
cómo la luz emerge
de la sutil textura.

Así es el viejo oficio
del poeta, que comienza
en la idea, en el soplo
sobre el polvo infinito
de la memoria, sobre
la experiencia vivida,
la historia, los deseos,
las pasiones del hombre.

La materia del canto
nos lo ha ofrecido el pueblo
con su voz. Devolvamos
las palabras reunidas
a su auténtico dueño.

José Agustín Goytisolo

ARQUITECTURA DE LA PROVISIONALIDAD



Escena del centro histórico de Caracas, bajando por La Bolsa hasta la esquina que coincide con el Centro Simón Bolívar, avenida Baralt. Valga acotar que buena parte de los metropolitanos tiene años sin pisar el lugar, por distintas razones. ¿La principal?, la inseguridad.

La conocida casa "Korda Modas", transforma su fechada y revela aquella de los viejos edificios, muy anteriores al consabido centro comercial Metrocenter. Al quitarles las barandillas verticales amarillas (hay quienes también las llaman "marquesinas"), se muestra la estampa colmada por los gases y polvos que tupen el rostreo de años. Diferentes oficinas y oficios, antiguamente hicieron del lugar un paso obligado, además de las ofertas de la casa que estaba más arriba. Hasta hubo una academia comercial, las que antes supieron de un apogeo al galope de la taquigrafía y secretariado comercial, la contabilidad y otros renglones, que no logramos visualizar al tratar de recordarla.

Ojalá hubiese una maqueta del lugar por distintos períodos. Frágil memoria. Memoria del crónico tránsito de una ciudad.

LB

Fotografías: LB (28/06/11)

CAZA DE CITAS







"A mí no me gusta ver nada, ni leer tampoco, me enfermo. Son teorías. Muchos pintores hacen una cosa y dan una explicación y, en realidad, en el cuadro no existe nada de eso. Es pura teoría. El cuadro debe ser la explicación que él da".

Emerio Darío Lunar

(María Elena Ramos, "Diálogos con el arte. Entrevistas 1976-2007", Editorial Equinoccio, Caracas, 2007:117)

lunes, 27 de junio de 2011

DE LA INFLACIÓN DISCURSIVA


La moneda verdadera, la moneda falsa
Luis Barragán


Domingo, 26 de junio de 2011

El proyecto de Ley que nos ha presentado la bancada oficialista, se presta a equívocos o malentendidos. Ya hemos sido testigos, en la tarde de hoy, de una interpretación sesgada de la historia de Venezuela y de una versión heroica que no es suficientemente tal, respecto a hechos transcurridos en décadas pasadas. E, incluso, uno de los parlamentarios que nos precedió, nos señaló como “no compatriotas”, consecuencia directa e inequívoca de la aplicación de una Ley en los términos planteados por el ponente.

Proyecto que, es necesario decirlo, por una parte, esconde la responsabilidad de aquellos que equivocaron la decisión de ir a la insurrección armada en los años sesenta, que la historia ha demostrado fue errada. Y, por otra, también es necesario denunciarlo, si fuere aprobado en los términos planteados, mecanismo o dispositivo del que dispondrá el gobierno, que no tiene otra vocación que la del revanchismo político, la persecución de la pluralidad democrática, la de estigmatizar a todos los opositores, quienes lucharon en el pasado, luchamos en el presente y seguiremos luchando en el futuro por la democracia, la libertad, la justicia social y el desarrollo económico en Venezuela.

De conjugarse el proyecto, haciendo buena la intención del proponente, con las propuestas, principios y valores que ha alegado la bancada democrática de la oposición, lo recibiremos, lo perfeccionaremos, lo mejoraremos y profundizaremos su vocación humanista, aunque no aceptamos una interpretación subyacente y tergiversada de la historia que corre en paralelo. Lo que se ha presentado, es siembra de odio, de rencor, porque a la moneda verdadera de los excesos represivos de los años sesenta, se pondrá a circular la moneda falsa de la estigmatización gubernamental, la del chavezato contra todo aquél que ose discrepar del Presidente, por cierto, ausente.

Así como nos sentimos solidarios e identificados con el dolor de los familiares que injustamente perdieron a sus seres queridos décadas atrás, de igual manera debemos manifestar nuestra solidaridad e identificación con el dolor de los familiares que no 40 años atrás, sino ahora, en el siglo XXI, pierden a sus hijos en las cárceles venezolanas, representando a los sectores más empobrecidos de la población y sobre quienes este régimen pretende prolongarse más allá de 2012.

Debería esta normativa contemplar, en todo caso, algunas iniciativas e ideas que surjan de la riqueza del debate plural y democrático, respetuoso y tolerante. Por ejemplo, ¿por qué no desclasificar los documentos de la policía política de 1958 hasta el presente año?, para que nosotros tengamos también la ocasión u oportunidad de saber quién mató a Jesús Orlando Arellano en abril de 2012.

Señor Presidente y colegas parlamentarios:

Necesitamos de la reconciliación del país a través de instrumentos legales que puedan llevarnos a un estadio de paz, de concordia y confianza entre los venezolanos, y tal como este proyecto lo ha planteado, no vamos a lograr ese objetivo. Las galerías precisamente ilustran el rencor y el odio, el desprecio y la descalificación personal que, seguramente, partiendo de la moneda verdadera de los excesos represivos de los años sesenta, serán necesarios para hacer circular la moneda falsa del gobierno que trata de perseguir a los opositores, disidentes y quienes osen preguntar dónde duerme el Presidente de la República esta noche.

En todo caso, debemos enfatizar – para cerrar – con el ilustre poeta margariteño Efraín Subero, parafraseándolo: Ustedes están de regreso sin saber ido nunca, son evaporados sin haber sido agua y están siendo taladrados – 2012 por delante – sin haber nunca sido piedra.

(*) Intervención en la plenaria de la Asamblea Nacional (Caracas, 21/06/11), con motivo de la primera discusión del Proyecto de Ley para Sancionar los Crímenes, Desapariciones, Torturas y otras Violaciones de los Derechos Humanos por Razones Políticas en el Período 1958-1998.

Fuentes:
El Sol de Margarita, 26 de Junio de 2011
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/5430419.asp
Ilustración: Ugo (El Nacional, Caracas, 27/03/11)

OBJECIONES INMEDIATAS


Sobre el viejo y nuevo terrorismo de Estado
Luis Barragán

27 Junio, 2011

En fecha 21 de los corrientes, la bancada oficialista planteó la primera discusión del Proyecto de Ley para Sancionar los Crímenes, Desapariciones, Torturas y Otras Violaciones de los Derechos Humanos por Razones Políticas en el Período 1958-1998 (PL), cuyo ponente fue el diputado Fernando Soto Rojas. Familiares y relacionados de las víctimas, acudieron al hemiciclo, aunque no pudo escucharse a José Vicente Rangel, igualmente invitado, pues se retiró luego de la prolongada y justificada paralización de la sesión ocasionada por el arbitrario propósito de allanar la inmunidad parlamentaria de William Ojeda.

Hábito interesado, a última hora comparten la propuesta escrita definitiva, precedida por una campaña en los medios oficiales que la generaliza. Importa reconocerlo, hay una ambientación previa que acarrea un desafío adicional para el debate.

Por lo pronto, observamos:

1) El proyecto constituye un recurso extraordinario para la segregación, el revanchismo político y la estigmatización gubernamental de todo oponente o disidente. Exclusivamente destinado a proteger – según lo entiende – a los “militantes revolucionarias y revolucionarios” del período 1958-1998, protección especial; luchadores “anti-imperialistas, por la democracia popular y el socialismo en Venezuela”; atribuyendo al Ejecutivo Nacional el reconocimiento y la declaración de “marti (SIC) por la democracia popular, la liberación nacional y el socialismo” (PL: artículos 1, 4, 17, 20, 23). Y, aunque cabe la posibilidad de promulgar leyes especiales orientadas a la protección de las personas en circunstancias muy específicas, el proyecto de marras comporta una desuniversalización de la ley, institucionalizando – por lo demás – a determinadas expresiones de la sociedad civil, incluyendo a grupos paramilitares como los colectivos, en detrimento de entidades de meritoria trayectoria (por ejemplo, COFAVIC). Establece

una garantía de no repetición de los hechos denunciados, circunscritos al referido período, indicio de una inevitable vocación universalista que frenan los actuales intereses del poder establecido (PL: 17). Evidentemente, niega los excesos y las víctimas del propio proceso subversivo, el papel de las Fuerzas Armadas Nacionales y, añadimos, los alcances de la otrora Política de Pacificación, gracias a un instrumento legal en ciernes de radical parcialidad y sentido político e ideológico.



2) Invocado el artículo 29, importa hacerlo también con los artículos 30 y 31, todos constitucionales, habida cuenta de las denuncias interpuestas y decisiones adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos por estos años, demostrativo de un intención y utilidad política inmediata del proyecto. Por cierto, al referirse a las fuentes empleadas, el expositor de los motivos del proyecto no puede desactualizar los derechos humanos, reconociéndolos únicamente para el período que le interesa.



3) Consagrada el delito político para un sector de la población, novedosamente tipificado el de la postura – según lo entienden – anticomunista, pues establece un suerte de fuero para los que profesaron o profesan la “doctrina anticomunista de la contra-insurgencia” (PL: 4, 6). En última instancia, consagra al enemigo interno propio de las consabidas doctrinas continentales de seguridad nacional, a la que se apegan aunque paradójicamente la cuestionen, desconocido el principio de corresponsabilidad del Estado y la sociedad civil para definirla e implementarla de acuerdo al artículo 326 constitucional.



4) Reto en materia probatoria y, acaso, consagración de la presunción como elemento suficiente para castigar, establece un conjunto interesante de modalidades y tipos de terrorismo de Estado que sería, en el fondo, la finalidad legislativa. Partimos de la pérdida de posibilidades laborales y académicas, hasta la desaparición forzada, etc. (PL 6, 19), aunque lucen redundantes invocar el acceso a la justicia, la celeridad de las diligencias del Estado o el derecho a la verdad (PL: 8, 9, 13). Acá diferenciamos entre las manifestaciones clásicas del terrorismo de Estado, y las más novedosas o sofisticadas que escapan del ámbito temporal del proyecto. Sostenemos que, a una sociedad de una básica e irrebatible cultura democrática, le ha correspondido otra expresión de terrorismo de Estado, ejercido por delegación para no implicarlo o responsabilizarlo directamente, quizá de baja intensidad que reporta también un déficit de autoridad, pues, la población ha estado a la merced de organizaciones pro-gubermanentales o

para-gubernamentales que la acechan y agreden sistemáticamente, con la aquiescencia, indiferencia o negligencia interesada del Estado. Incluye la militarización de la sociedad, la reclusión de la disidencia política y de los protestatarios sociales con la delincuencia común. El sometimiento al escarnio público de la dirigencia opositora, la acusación de golpista o apátrida de todo disidente, las inhabilitaciones administrativas, el servicio forzado de los empleados públicos para labores de proselitismo, el desconocimiento de la inmunidad parlamentaria, la obstaculización del cabal ejercicio de los derechos políticos, por no citar los exilios arbitrarios, el hostigamiento, el perjuicio patrimonial, las amenazas de muerte, la extorsión, la impunidad derivada de indultos o amnistías selectivas que contempla el propio proyecto (PL: 1, 2).



5) Llama la atención que el Ejecutivo Nacional, considerado única manifestación del Poder Popular, monopolice la materia, pues la Comisión de la Verdad sorprendentemente está adscrita a un despacho ministerial, limitada temporalmente, sin precisión alguna de su naturaleza jurídica (PL: 4, 7, 10, 11, 17). Rompiendo con lo universalmente entendido e implementado respecto a las comisiones de la Verdad, añadimos una confusa relación institucional con el Ministerio Público o la Defensoría del Pueblo o el reconocimiento exclusivo que pueda dispensar a través del registro interesado de las personas y casos. Curiosamente, la instancia dependiente del Presidente de la República, está integrada por fiscales de hecho, quienes “podrán actuar por cuenta propia o por intermedio de un delegado plenamente facultado para tal efecto”, pudiendo imputar a aquellos que no le presten la colaboración solicitada (PL: 10, 15)



6) Interesante la consideración en torno al patrimonio documental público y privado que abrirá dicha Comisión del Ejecutivo (PL: 13, 14, 16). No obstante, actualiza la necesidad de actualizar la legislación sobre los archivos públicos, el papel del Archivo General de la Nación y la desclasificación de los documentos policiales, partidos, medios impresos y audiovisuales, agregando hasta militares capaces también de dar cuenta de los procesos disciplinarios hipotéticos relacionados con la materia.



7) Delicado “rescate de la memoria histórica” (PL: 1), que olvida otras incidencias como el golpismo recurrente de derecha o la denostación de Fidel Castro contra el PCV, en los sesenta. Hay una interesada interpretación histórica subyacente que evade la responsabilidad misma de la insurrección marxista, consabidamente errada, amén de dar al traste con toda la discusión política e ideológica que generó la derrota entre las décadas de los sesenta y setenta. Peligroso rescate, pues protege de antemano la versión oficial de acontecimientos concretos que parte de El Porteñazo hasta el 4-F y la posibilidad abierta de inculcarla acríticamente a través de los textos escolares (PL: 23). Valga reconocer el coraje de los denunciantes de entonces, recordando que José Vicente Rangel nunca perdió la inmunidad parlamentaria por ello. Sostenemos que el proyecto en cuestión, está orientado a una “cacería de brujas” que implicará a quienes no vivieron aquellas décadas, por las obvias razones de edad.

A modo de conclusión, la importancia, pertinencia y posibilidad es la de una Ley Contra el Terrorismo de Estado que actualice sus formas o modalidades, en la cual – universalizada, sin delimitación temporal – puedan también subsumirse los casos o eventos de las décadas pasadas. Sostenemos la urgencia de perdonar haciendo justicia, sin añadir otros artificios para una discordia que se nos antoja frecuentemente morbosa.

Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2011/06/sobre-el-viejo-y-nuevo-terrorismo-de-estado/

ALCANZAR OTROS CAMINOS


De la muerte del betancurismo
Luis Barragán


Escasa o nulamente defendido, el betancurismo ya no tiene defensores. Queda el estudio de un pensamiento y una ejecutoria de aires predominantemente académicos.

El betancurismo ha muerto, consolidándose la betacueriedad. La discusión del Proyecto de Ley para Sancionar los Crímenes, Desapariciones, Torturas y Otras Violaciones de los Derechos Humanos por Razones Políticas en el Período 1958-1998 (PL), lo ha protocolizado.

El proyecto en cuestión, versa sobre los acontecimientos escenificados - fundamentalmente – en la década de los sesenta, convertido en un pase de factura políticamente extemporánea. Al reconocer y alegar las clásicas prácticas del terrorismo de Estado, desconoce las actuales y sofisticadas expresiones que ha alcanzado. Sin embargo, deseamos referirnos a la primera discusión del proyecto.
La sesión fue difícil y prolongada, añadido el intento de desconocer la inmunidad de un parlamentario que ejercicio cabalmente sus funciones en el consabido drama carcelario. Las gradas o galerías estuvieron pobladas de los familiares y relacionados con las víctimas de las persecuciones políticas de antaño, garantizando una ambientación que sirvió a los intereses del oficialismo.

Precisamente, el oficialismo que trae a la mesa sendos argumentos humanitarios que desea convertir en ley, pero que emplea toda suerte de difamaciones, insultos, descalificaciones y hasta las acostumbradas y huecas consignas, frente a quienes osen cuestionar el proyecto, e, incluso, callen. Rozando la histeria, la bancada gubernamental se hace acreedora de la verdad histórica y no teme emplear a fondo el cinismo para atacar de entreguistas, vende-patria y toda la ralea lingüística que hace de la dialéctica un burdo afán escatológico.

Bastará comparar el diario de debates de junio de 1961, por ejemplo, con el actual. Seguramente, sobre todo por lo que respeta a los adecos, 50 años atrás fueron exponentes de un betancurismo ciego y estremecedor, y – ahora – ni siquiera defendieron la hazaña del guatireño al concluir un mandato constitucional (irrepetido), en medio del golpismo de derecha y la insurrección de izquierda.
Más que el miedo o la táctica de entreverarse en la rutina política, sospechamos que hay desconocimiento o ignorancia de las etapas, incluso, vividas. Ha faltado vuelo histórico para cuestionar al chavezato, por lo que lamentamos profundamente que insurja como el único tribunal e intérprete del pasado que reescribe.

El debate es histórico, más que político, cierto, pero es necesario afrontarlo ante las distorsiones interesadas del régimen. Defender el esfuerzo que se hizo para liberarnos de más de 150 años de guerras y escaramuzas civiles, y – además – denunciar la evasión de toda responsabilidad sobre un guerrillerismo que la propia historia desautorizó, no es un esfuerzo inútil.

Un parlamentario del gobierno, con quien coincidimos alrededor de un café circunstancial, en medio de la sesión, con justicia reclamaba esa distracción de la oposición. Aprovechamos de preguntarle su opinión sobre el suicidio o ajusticiamiento de Fabricio Ojeda, tratando de convencernos de la naturaleza sátrapa de los agentes policiales, dada nuestras dudas en torno a una decisión de ejecutar a alguien que traería impredecibles y duraderas consecuencias políticas, históricas y simbólicas.

Escasa o nulamente defendido, el betancurismo ya no tiene defensores. Queda el estudio de un pensamiento y una ejecutoria de aires predominantemente académicos, quizá como siempre lo aspiró, sin sospechar del definitivo abandono de aquellos que exiben apenas su retrato en las oficinas: la betancuriedad.

Fuente: http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/8645-de-la-muerte-del-betancurismo
Ilustración: Patricia Van Dalen

ANACRÓNICAMENTE, LOS '60


La tozudez de un imaginario
Luis Barragán


La primera discusión del Ley para Sancionar los Crímenes, Desapariciones, Torturas y Otras Violaciones de los Derechos Humanos por Razones Políticas en el Período 1958-1998, según la nomenclatura del ponente, está poblada de significaciones acaso inadvertidas. Dando muerte al betancurismo, ciertamente indefendido en la sesión de la Asamblea Nacional del 21 de los corrientes, contrastante con los debates de cincuenta años atrás, ahora sólo consagrando la betancuriedad, el oficialismo insistió en el ya viejo imaginario social (“triunfante” a destiempo), creyéndose automáticamente relevado de toda responsabilidad por la derrota de la lucha armada que la historia demostró errada, además de burlar la polémica política e ideológica que ella, inevitable y naturalmente suscitó.

Gisela Kosak Rovero, por ejemplo, ha estudiado convincentemente aquél imaginario en pugna por la década de los sesenta, a través de distintas novelas, que hoy cuenta con un núcleo irreductible e impermeable de creencias aventajadas por el empleo profundo de los recursos simbólicos del Estado, como nos ayuda a colegir Elisa Casado. Soportamos una interesada transmisión televisiva desde la Asamblea Nacional, en el escenario dispuesto para los familiares y relacionados con las víctimas de los remotos excesos represivos que, como moneda verdadera, autoriza la circulación de la moneda falsa de los infundios, descalificaciones, infamias y las acostumbradas consignas huecas contra la oposición, sin reparar en la ausencia del mandatario al que le rinden un vergonzoso culto, o la muerte masiva de los procesados y sentenciados comunes al que el Estado no les garantiza la vida, por no citar o anunciar que corre otra centuria.

Refería Cornelius Castoriadis que “estas significaciones (imaginarias sociales) son presentificadas (SIC) y figuradas en y por la efectividad de los individuos, de actos y de objetos que ellas ‘informan’”, por lo que la junta directiva que a veces suplanta al parlamento mismo, dispuso de un espectáculo que, sobre el dolor de los familiares y relacionados aludidos, tiene por objeto desarrollar una política de revanchismo y estigmatización de la oposición y de la disidencia actuales. Para ello, reporta una mínima y calculada racionalidad en el proyecto de ley que, por cierto, a juzgar por las intervenciones de la bancada oficialista que también roza la histeria, evidentemente no sabe de la radiografía que intentó Luis Cipriano Rodríguez sobre el anticomunismo, regodeándose en un común, preocupante y hasta cobarde desconocimiento de la historia.

El proyecto en cuestión, versa sobre el clásico terrorismo de Estado, instituyendo una Comisión de la Verdad absolutamente dependiente del Presidente de la República para reconocer o desconocer a las víctimas de la represión política de los exactamente cuarenta años del puntofijismo, tipificando – por cierto – el delito de no compartir, discrepar o combatir el socialismo y comunismo en los términos – suponemos – de las FALN, porque disgutará mucho a los proponentes aquella distanciación del PCV con Fidel Castro, acentuada hacia 1967. Sin embargo, para sintetizar nuestra postura, sostenemos que urge una ley contra todo terrorismo de Estado, ajena a esa suerte de estado de excepción que favorece a unos venezolanos frente a otros, en la que se puede subsumir la buena intención que haya sobre el proyecto comentado, ampliada no sólo en términos temporales, sino en las nuevas modalidades en curso, tan afines al socialismo campamental.

Escombros de un imaginario, queda atrás la discusión de Teodoro Petkoff, Moisés Moleiro y Radamés Larrazábal en los setenta, otro ejemplo, sobre el modelo de militancia revolucionaria. El foquismo actual de poder, inimaginable para Maurice Duverger, emplea a fondo la jerga ultraizquierdista que alimenta esa inflación del discurso político tan perniciosa como la económica.

Fuente: http://www.medios24.com/p36282.html
Ilustración: Narciso-Debourg,Argenronoir,1982

COMÚN-UNIÓN


Domingo de Primera Comunión. El Padre Javier, versó sobre varios puntos de los cuales retuvimos la importancia y trascendencia del sacramento, hallándose Cristo en la hostia; no se trata de un evento social y de "salir" de esto de una vez, pues, "ahora es que nos metemos". Hizo una reflexión más extensa sobre la cultura de la muerte en curso y de la necesidad de superarla, a sabiendas que Dios es vida, y es la vida en sí.

SACRAMENTAR


NOTITARDE, Valencia, 26 de Junio de 2011
El Cuerpo y la Sangre de Cristo (Jn. 6,51-58)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

En este domingo los cristianos católicos celebramos la solemnidad de Corpus Christi o la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo que hace referencia al sacramento de la Eucaristía instituido por Jesús en la Última Cena, cuando nos dejó su presencia viva entre nosotros bajo los signos sacramentales de pan y vino. Pero, "Cuerpo de Cristo" es también la Iglesia; es decir, la Comunidad de los fieles que creen y siguen a Cristo como Dios y Salvador; siguen su enseñanza transmitida por los Evangelios, los demás libros del Nuevo Testamento y la Tradición de los sucesores de los Apóstoles que defendieron la fe en momentos difíciles de la Iglesia naciente. El sacramento de la Eucaristía o de la "Fracción del Pan" se relaciona directamente con la Comunidad que lo celebra y lo ha transmitido desde sus inicios; como lo dice San Pablo: "La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo?". En esta línea es que los cristianos católicos hoy celebramos, no sólo reconociendo que Cristo está presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en el sacramento del altar, sino que públicamente lo profesamos al hacer la procesión con la Custodia que contiene el Cuerpo de Cristo consagrado en la Santa Misa, actualización del sacrificio de Jesucristo en la cruz, realizado de una vez para siempre y que Él mandó a celebrar y prolongar en la celebración de la misa, cuando dijo a sus Apóstoles: "Tomen, esto es mi Cuerpo". Tomó luego una copa… y les dijo: "Ésta es mi Sangre de la Alianza que es derramada por muchos" (Mc. 14,22-24). "Hagan esto en memoria mía" (Lc. 22,19).
El Corpus Christi nos recuerda que la Eucaristía y la Iglesia están en estrecha relación; que la Eucaristía es el centro de la fe de la Comunidad cristiana; que ella hace a la Iglesia, ya que es el mismo Cristo que la alimenta y sostiene y la Iglesia hace la Eucaristía porque son los legítimos pastores que obedeciendo el mandato del Señor hacen posible el milagro de la Eucaristía en medio de su pueblo, actualizando así los beneficios del sacrificio de Cristo en la Cruz. Por tanto, la Iglesia actualiza la Nueva Alianza sellada por Dios en Cristo para siempre.
En el sacramento de la Eucaristía se cumple la promesa que hizo Jesús de darnos a comer su Cuerpo y beber su Sangre. Así lo anunció en el llamado "Discurso eucarístico o del Pan de Vida", que parte de él leemos y meditamos en este domingo. Jesús no habla simbólicamente de comer su Cuerpo y Sangre, sino que de una forma milagrosa, como acostumbraba a hacer Él, asocia su vida al Pan y Vino consagrado: "Yo soy el Pan vivo que ha bajado del cielo; el que come de este pan vivirá para siempre. Y el pan que Yo daré (anunciando y presagiando la Última Cena) es mi carne para la vida del mundo". De hecho, cuando sus oyentes escucharon aquel discurso se escandalizaron y marcharon porque consideraban a Jesús como un caníbal: "Se los aseguro que si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su Sangre, no tienen vida en ustedes…" (Jn. 6, 51-59) y Él no cambia sus palabras, no las explica, simplemente pregunta a sus Apóstoles: "¿También ustedes me van a dejar?".
El Pan de Vida es el pan de la Eucaristía; es decir, la Carne, el Cuerpo de Jesús, que los cristianos católicos de manera solemne celebramos todos los domingos en la Santa Misa, obedeciendo así el mandato de Nuestro Señor. De hecho, la Misa es el memorial (actualización) de la Cena del Señor, la nueva pascua que pone de manifiesto la Nueva Alianza. Así como en el pasado los israelitas participaban de la carne sacrificada, ahora en la Nueva Alianza participamos del único y definitivo sacrificio comiendo el Cuerpo de Cristo y bebiendo su Sangre bajo las apariencias de pan y vino. Cuerpo y Sangre que nos nutren y garantizan vida eterna.
El cristiano que recibe el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Iglesia y por la Iglesia, está llamado a construir la unidad, la fraternidad entre los hombres a través del amor, a vivir en la donación y entrega por amor a los demás, al estilo del mismo Jesús que se entrega por todos.
IDA Y RETORNO: Desde el pasado 23 de junio y hasta hoy, la Iglesia en Venezuela ha estado celebrando el IV Congreso Eucarístico Nacional, para meditar y hacer comprender a los fieles católicos que en la Eucaristía está el centro y culmen de nuestra fe cristiana. Que Jesucristo se quiso quedar entre nosotros bajo las apariencias del pan y vino, que son realmente su Cuerpo y su Sangre. Por eso, hoy en Caracas, nuestros obispos, muchos sacerdotes, religiosas, seminaristas y laicos comprometidos van a celebrar una misa para consagrar de nuevo a nuestra Patria Venezuela al Santísimo Sacramento, para que sólo Cristo sea y siga siendo el Señor y Dios de esta tierra que desde siempre ha sido consagrada a su amor divino. Bendice, Señor, a Venezuela y no permitas que el mal nunca triunfe, sino la fuerza de tu Evangelio. Que viva Jesucristo Sacramentado.

Ilustración: Mustafá Maluka

SENCILLAMENTE - DICEN - ES LITERATURA


EL NACIONAL - Sábado 25 de Junio de 2011 Papel Literario/4
Realidad literaria
VIRGINIA RIQUELME

El mes pasado Juan Cruz entrevistó a Talese para El País.
La nota estaba acompañada por una foto donde éste mostraba su ya mítico sombrero y, tal como describía Cruz, con un traje gris de tres piezas, es "un caballero del sur de Italia trasplantado a Manhattan". Con la foto recordé línea a línea "Los sastres valientes de Maida" y "Orígenes de un escritor de ficción", de Retratos y encuentros. En el primero se cuenta cómo el tío abuelo de Talese y su sobrino, el padre de Talese, salen airosos de un incidente con el traje encargado por un mafioso al taller donde el segundo aprendía el oficio de su vida: la sastrería. En el otro, el autor cuenta cómo lo tildaban de diferente en la secundaria por ser el único que iba de traje. Viéndolo en la foto, no dejo de pensar que alguien debería escribir un texto sobre el personaje que hoy es Talese dentro de su propia obra. En esa silla pareciera recrearse allí la época que enfocan los textos sobre Sinatra, Peter O’Toole, Joe DiMaggio y la etapa americana de la Paris Review, esto es, el escenario de forma y fondo de la antología.

Quizá sea "Orígenes de un escritor de no ficción" la clave para entender cómo se escribieron el resto de los textos, y digo textos porque me resulta demasiado determinante llamarlas crónicas, que en términos generales son lo que son, pero quienes han leído a Talese con anterioridad seguro afirmarán conmigo que lo que él hace va mucho más allá. Es probable que los defensores de éstas digan que, justamente, son textos contenedores de todo lo que el género demanda: asidero con la realidad, relatos de vida y elementos propios de la ficción literaria pero sin despegarse de su referente. Es cierto, los textos del libro lo poseen todo, pero me refiero a ese largo sabor de boca que dejan; a su capacidad recreativa con una descripción minuciosa que no agota sino que ellos mismos demandan. Será entonces lo que Talese llama "literatura de la realidad" y Tom Wolfe designó como "una nueva forma de no ficción, que ponía al lector en estrecho contacto con personas y lugares reales mediante el fiel registro y empleo de diálogos, entornos, detalles personales íntimos, incluyendo el uso del monólogo interior".

Quiero insistir en eso otro llevando los textos de Retratos y encuentros a un lugar apartado de lo que hoy se designa No Ficción y que alivia el trabajo de libreros y editores, permitiéndoles inscribir en esta etiqueta tanto la autoayuda como Talese. Sin duda, una injusticia para este último porque la influencia de autores como J. Cheever, R. Carver o T. Williams y la calidad de textos como "Nueva York, ciudad de cosas inadvertidas", "El perdedor", "Don malas noticias" y "Los sastres valientes de Maida" dan cuenta de ese maravilloso efecto literario y simbólico que tiene su obra. De modo que, adentrarse en esta antología será una aventura sin pérdida; se podrá saborear la vida de grandes personajes desde su lado menos brillante, la de personajes anónimos realmente fascinantes y la pluma de uno de los mejores periodistas del mundo.


Mirar, escuchar y contar
DIAJANIDA HERNÁNDEZ G.

Describir con la mayor fidelidad posible, confiando en su mirada; dibujar la figura de alguien o de algo; indagar en el carácter de una persona o un lugar; buscar sus cualidades o sus defectos. Caracterizar.

Retratar. Conseguir eso que busca: una historia, alguna cosa para contar; ver con detenimiento, con curiosidad. Hallar algo, un detalle, un hilo por donde desovillar la madeja. Encontrar.

Los catorce textos del libro de Gay Talese, Retratos y encuentros, nos acercan al arte del grande del periodismo norteamericano; a su forma de relatar lo que vio, escuchó u olfateó; a su método para dibujar el perfil de un personaje, de un lugar o una situación.

"Tú miras (...) Y Tú testimonias". Él mismo ha descrito su procedimiento. Por sobre todas las cosas mira, observa y escucha, anota, percibe. Después cuenta.

Parte de un principio: siempre se puede ubicar una buena historia. Despierta su curiosidad un famoso o gente anónima que transita por las calles. O esa maquinaria compleja, de muchas piezas, que es la ciudad. Talese tiene una potente habilidad para mirar lo marginal y retratarlo; para observar lo cotidiano y mostrar eso extraordinario que hay en él, que funciona en él. La mecánica de la cotidianidad cobra un valor singular y maravilloso en los textos de Talese. Su mirada detecta eso que merece ser retratado, eso que convierte en narración brillante.

La selección de Retratos y encuentros es una muestra de artesanía de forma y fondo: historias que parten de lo mínimo, construidas a partir de fragmentos y detalles; engranaje soberbio de la palabra; narraciones que son piezas literarias. En el libro podemos leer el famoso perfil de Frank Sinatra, uno de los que lo ha consagrado en el altar del periodismo de culto; los acercamientos a Joe DiMaggio; Floyd Patterson; Peter O’Toole; el delicioso retrato de Nueva York; o textos más personales, como "Orígenes de un escritor de no ficción", en el que habla en tono autobiográfico de su oficio.

Después de leer el conjunto de narraciones, la sensación que queda al cerrar el libro es la de haberse encontrado con una gran muestra de literatura. Así, a secas, sin adjetivos innecesarios. Ni literatura de no ficción, como se empeñan muchos, ni literatura de la realidad, como propone el mismo Talese. Y más allá de lo discutible que resulta la etiqueta propuesta por Talese, Retratos y encuentros nos dice que la verdadera literatura, esa a la que volveremos en busca de aquél personaje inolvidable, de aquella descripción estremecedora, de esa imagen conmovedora, se sostiene por sí misma y, en este caso, trasciende la provisionalidad del papel poroso o de la publicación periódica. Volveremos al libro de Talese porque es un ejemplo de investigación y olfato, porque nos enseña a jugar con el lenguaje. Volveremos a Retratos y encuentros porque sencillamente es literatura.

A DIARIO


EL NACIONAL - Sábado 25 de Junio de 2011 Papel Literario/3
A propósito del Día del Periodista
Pobreza en la prensa venezolana: crónica de una tormenta
Los resultados y la discusión contenida en el artículo que sigue provienen del trabajo de investigación "Pobreza en su tinta.
Representaciones periodísticas de la pobreza en Venezuela", concluida por el autor en octubre de 2008, y que obtuvo el primer premio de investigación de la Universidad de Católica Andrés Bello en su edición de 2011
LEOPOLDO TABLANTE

Preámbulo Entre diciembre de 2005 y octubre de 2008 le dediqué la vida a uno de los proyectos más extravagantes que jamás haya emprendido: conocer cómo la prensa venezolana habla de la pobreza en sus páginas.

La mención recurrente de la palabra "pobreza" en América Latina y en Venezuela fabrica el espejismo de que éste es el más trillado de los temas, una falsa interpretación que lo condena de antemano. Mi análisis sobre la representación de la pobreza en la prensa me permitió cobrar conciencia de que las variables asociadas con este fenómeno son tan numerosas y complejas que al cabo, por simple apabullamiento, es fácil tirar la toalla y conformarse con elaborar generalizaciones razonables.

Por fortuna conté con un precedente útil para acercarme al monstruo: El periodista y académico colombiano Germán Rey examinó lo que el diario bogotano El Tiempo publicó en sus páginas sobre pobreza durante los meses de febrero, mayo, agosto y noviembre de 2002. Rey empleó matrices de análisis que medían frecuencias de categorías "sociales" y "periodísticas", las primeras asociadas con los aspectos que reflejan la pobreza como un fenómeno colectivo, las segundas con los criterios retóricos y técnicos a través de los cuales el periodismo transforma la pobreza en información, es decir, en signo.
El número de textos periodísticos retenidos por Germán Rey sumaba 171.
El estudio venezolano entrañó en cambio el examen de 3126 textos producidos en febrero, mayo, agosto y noviembre de 2005: 1477 por Últimas Noticias (9,54% de todos los publicados durante los meses en cuestión), 855 por El Nacional (6,61%) y 794 por El Universal (3,18%). La diferencia de casos entre el estudio venezolano y el colombiano, más allá del hecho de que este último abarcara tres diarios y de otros criterios metodológicos no explícitos en las cifras, se debió a que los periódicos venezolanos operaron en un ambiente de confrontación política en el cual la pobreza y la exclusión social fueron los catalizadores de la polarización. Incluso los diarios venezolanos dirigidos a las clases medias y altas, El Nacional y El Universal, publicaron, como mínimo, cuatro veces más textos alusivos a variables de pobreza que El Tiempo de Bogotá.

Durante los primeros ocho meses, el proyecto contó con la colaboración de un grupo de asistentes (Delymart de León, Nadia Goncalves, Jaqueline Osteicochea, Gabriela Velásquez, todas ellas coordinadas por la periodista Adriana García Cunto y por mí), sin cuya ayuda hubiera sido imposible desmenuzar una cantidad de información suficiente como para dejar en el sitio al dueño de la moral mejor plantada.

Ahora bien, ¿qué dice la prensa sobre la pobreza en Venezuela?

1. La pobreza es un problema "natural" En los tres periódicos analizados, la pobreza es una especie de manifestación natural del ambiente venezolano, algo parecido a los musgos y los líquenes en las selvas tropicales.

La inmensa mayoría de los textos sobre pobreza producidos por El Universal y El Nacional fue publicada en febrero (332 el primero, 285 el segundo), cuando se produjo la famosa vaguada. Últimas Noticias publicó la mayoría de sus textos en mayo de 2005 (429 piezas periodísticas) por una sencilla razón: los perjudicados por el temporal formaban parte de los grupos socioeconómicos que constituyen su público principal. Además, en vista de que este diario tiene una larga tradición de denuncia, tres meses y medio después de la vaguada había muchas denuncias que requerían prensa.

El problema "natural" de la pobreza no se expresa sin embargo en áreas aisladas sino, por el contrario, en sectores urbanos (para El Nacional y El Universal el contexto urbano de pobreza gravita entre el 54% y el 56%; en el caso de Últimas Noticias el porcentaje llega hasta el 74%). Ello da cuenta de la vulnerabilidad estructural de las ciudades venezolanas, donde la fluctuación de los elementos recuerda cada tanto la particular inaptitud para el asentimiento humano de los espacios sociales pobres, marcados por la falta de precaución ante sus límites geológicos y por la informalidad constructiva.

De lo arriba señalado se puede inferir que el principal fundamento de la pobreza --es decir, el evento o el quiebre que devela la vulnerabilidad estructural de los espacios sociales pobres-- es la catástrofe natural.
La pobreza se reduce entonces a la publicación de materiales que informan sobre deslizamientos de tierra en áreas pobres, sobre una ola de muertes violentas durante el fi n de semana o sobre la cantidad de víctimas dejadas por un temporal


Los diarios insisten más en este fundamento cuando su público lector se encuentra más alejado de los sectores de pobreza. Por ejemplo, prácticamente la mitad de los fundamentos de pobreza evocados por El Universal son de tipo "natural", 48,79%, frente a 31,77% en el caso de El Nacional y 26,97% en el de Últimas Noticias.

En suma, la pobreza se transforma en problema de interés público sólo cuando una catástrofe natural la exhibe.

Emergencia y pobreza establecen una relación de causa y efecto que conlleva a un periodismo reactivo, situacional, en el que no hay ni seguimiento ni mayores consideraciones analíticas, paradoja de un país dislocado por la fractura socioeconómica.

La catástrofe natural da al traste con el próximo fundamento al que más recurre la prensa: ninguno (casi 30% en El Universal, 26,39% en Últimas Noticias y 15,04% en El Nacional ). Si una vaguada no sobreviene y convierte a individuos de sectores pobres en víctimas mortales o en afectados (heridos, desplazados o damnificados), la pobreza entra en el limbo de la no-explicación. Ese limbo conecta sin embargo con otra instancia: la pobreza como resultado de la ineficiencia de las instituciones del Estado (15,25% en el caso de Últimas Noticias, 19,38% en el de El Nacional y 9,34% en el de El Universal).

Aquí la pobreza cede a la denuncia: a los perjudicados no les queda otro recurso que solicitar la intervención de unas autoridades públicas sobrepasadas por la realidad a las que, al mismo tiempo, se señala como responsables de las condiciones de vida de colectividades enteras.

Los dos últimos fundamentos relativamente significativos son de carácter social (vinculado sobre todo con el principal síntoma de descomposición social de la sociedad venezolana: la violencia) y de carácter económico. No obstante, en ambos casos el promedio no supera 8%.

2. La pobreza no da para el largo aliento A pesar de que la pobreza involucra a más de la mitad de la población total de Venezuela (según un estudio de la empresa Datos, los grupos socioeconómicos D y E habrían pasado de 40% a 58% en el intervalo 1984-2004), este tema parece no inspirar particularmente a los periodistas. La mayoría de la población de Caracas podrá asentarse en esas indisimulables montañas que aparecen en los mapas oficiales como zonas verdes pero, morfológicamente, la pobreza escrita en la prensa apenas ocupa espacios menores de un cuarto de página (53,07% en el caso de El Universal, 49,30% en el de El Nacional y 32,77% en el caso de Últimas Noticias), seguida por desarrollos equivalentes al cuarto de página, tal como si el asunto no tuviera mayores méritos.

Los síntomas de pobreza son apenas un dato fáctico que merece un género periodístico: la noticia aislada, a la que recurren los reporteros de los tres periódicos en 70% de las ocasiones. Esto quiere decir que la pobreza es un evento "sencillo" relatado de acuerdo con una estructura convencional de pirámide invertida dotada de un título descriptivo, un sumario (especialmente en el caso de Últimas Noticias), un arranque que privilegia la anécdota más resaltante (lead) y un desarrollo superficial. Los periodistas no se animan a escribir reportajes, que en los tres diarios no supera el 13% de los géneros empleados para referirla. Esto refuerza una lógica en la que la pobreza es casi siempre una situación imponderable y vaga que, más allá de una descripción cuyo dramatismo se refuerza con fotografías, no suscita en la mente del lector ninguna proporción más o menos clara. Por ejemplo, El Universal, El Nacional y Últimas Noticias publicaron, respectivamente, 4.468, 3.272 y 2.999 tablas y gráficos para reforzar la información contenida en sus textos, pero ninguna variable de pobreza motivó en los tres universos más de 17 tablas o gráficos.

3. El problema de las fuentes: "si tú me tiras, te tiro" La alternancia de fuentes en las noticias de pobreza es parecida a las de los copleros en los contrapunteos del joropo recio: mientras en situaciones de catástrofe las autoridades dan su parte y ofrecen soluciones, las víctimas de la pobreza dan testimonios para describir su condición de vida y, en especial, para señalar la negligencia de las autoridades.

Así, en los diarios estudiados la pobreza tiene dos repercusiones principales: "social" (44,5% en promedio) e "institucional" (24% en promedio). Estos valores explican el hecho de que las fuentes citadas se dividan en dos promedios principales: cerca de 34% de las declaraciones totales emitidas provienen de fuentes vivas (personas que describen "de viva voz" su propia condición precaria de vida) y 38% de autoridades que dan cuenta, prometen o defienden su gestión.

En los dos casos, estas declaraciones son hechas a título personal. Aunque pueda asumirse que una autoridad habla en nombre de la institución que representa, es curioso reparar en que las fuentes institucionales per se (un portavoz de un ministerio a través de su oficina de prensa, por ejemplo) sean citadas por todos los diarios en una proporción menor a 10%, superior a los valores de los grupos de la sociedad civil y de los expertos, no así de los casos en los que el periodista ni siquiera menciona alguna fuente.

En fin, la prensa comunica la idea de que las personas en situación de pobreza son seres desamparados a los que sólo les queda manifestarse (señalar, denunciar, quejarse...) en medio de su falta de organización cívica y política, de su carencia de información y de la desidia de autoridades tan abrumadas y aturdidas como ellas mismas.

4. Hombres y mujeres mestizo-negroides Uno de los grandes mitos venezolanos es la existencia de una especie de concordia social justificada en la creencia de que todos somos mestizos, cosa que es verdad pero que no descarta aquella trillada metáfora del café y la cantidad de leche con que, a voluntad, el lunchero de la panadería lo aclara, lo que sólo habla de más cancha y más matices para postergar el conflicto del resentimiento.

En todos los diarios, más de la mitad de los actores de pobreza son hombres (casi 60%), en su mayoría adultos, es decir, entre los 20 y los 65 años --cerca de 38%--, aunque la mayoría de los hombres adultos mostrados por la prensa tiene menos de treinta años. El análisis de las fotografías publicadas en los materiales informativos, que suele representar los actores pobres mencionados en el texto (hombres y mujeres), reveló que la inmensa mayoría de los actores pobres son individuos de fenotipo mestizonegroide (85% de todos los casos). Esto no significa que los reporteros procedan según criterios de discriminación étnica, aunque el dato insinúa que en los espacios sociales pobres se manifiesta un rezago histórico visible en el tipo físico de quienes lo habitan. Este rezago puede ser estimado como la válvula de escape de una nación que, como todas las latinoamericanas desde comienzos del siglo XIX, asintió la superioridad de la clase blanca criolla. Las concentraciones marginales urbanas reproducen los rasgos de esta inercia histórica, y uno de sus modos de expresión es la composición étnica de sus pobladores.

5. Cuando la pobreza se conjuga en plural Cuando la pobreza se atribuye a grupos extendidos, éstos suelen ser señalados como ciudadanos comunes (31,19% en el caso de Últimas Noticias; alrededor de 17% entre El Nacional y El Universal) o como afectados y damnificados (no más de 16% en los casos de Últimas Noticias y El Nacional; 25% en el caso de El Universal). Adicionalmente, los periodistas pueden designar a estos grupos humanos con la vaga apelación de "pobres" (siempre menor al 9% de todos los casos contabilizados, siendo el valor más alto el mostrado por el diario El Nacional) o, si son menores de treinta años y de sexo masculino, perpetradores o víctimas en hechos de sangre ocurridos en sectores populares y en barriadas marginales, como criminales miembros de grupos desviados. Las etiquetas que homogeneizan al ciudadano tocado por la pobreza en la cadena ciudadano desatendido por el Estado-afectadodamnificado-pobre-desviado promedia por si sola 72%, muy por encima, por ejemplo, de las ocasiones en que los reporteros comprenden al individuo pobre como parte de un gremio (menos del 7% por ciento) o de una organización comunitaria (menos del 2%).

De nuevo, los grupos pobres son siempre núcleos de individuos particulares y atomizados que por lo general están desposeídos de estructuras cívicas y políticas, de apoyo institucional y que muchas veces optan por la solución expeditiva y violenta. En este caso se repite el patrón del ciudadano sin control de la realidad, encomendado a lo que la piscología social funcionalista llama "locus de control externo".

6. El rol de las elites Varios porcentajes minoritarios son dignos de mención, en particular porque ellos reflejan la relación débil de las elites intelectuales y socioeconómicas venezolanas con el tema de la pobreza.

Al medir las fuentes, las empresas y los empresarios se desempeñan como proveedores importantes de información sobre asuntos relacionados con la pobreza en una proporción que no supera el 2,33% (reflejada por El Nacional ). La poca información sobre pobreza ofrecida por la empresa privada revelaría una inconsecuencia generalizada con respecto a la solución de un problema en el que su rol económico es fundamental.

Esta inconsecuencia apenas se interrumpe con la publicación de informaciones vinculadas con iniciativas de responsabilidad social empresarial, que proceden más en el marco de las comunicaciones estratégicas que en el de la articulación de esfuerzos concretos para superar la pobreza.

La pobreza en los tres diarios estudiados se plantea como una eventualidad, subrayada por la catástrofe natural

En lo que concierne a las columnas de opinión, en su mayoría escritas por firmas influyentes en el plano empresarial, académico y humanístico, la pobreza no fue mencionada en más de 8% de todas la columnas contabilizadas (este último valor pertenece al diario El Universal), a menudo en el contexto de la diatriba política chavismo-oposición. Lo mismo sucedió con el editorial, a través del cual una empresa periodística fija su línea editorial y su postura política. Entre los tres diarios analizados, sólo El Nacional publica editoriales sistemáticamente, y entre febrero, mayo, agosto y noviembre de 2005 sólo en siete ocasiones la pobreza fue en éstos objeto de consideración.

7. La pobreza es intocable Anteriormente señalé que los textos periodísticos que aluden a alguna variable de pobreza no ofrecen ni magnitudes ni puntos de referencia académicos o institucionales que permitan al público ponderar la gravedad del asunto. La pobreza se reduce entonces a la publicación de materiales que informan sobre deslizamientos de tierra en áreas pobres, sobre una ola de muertes violentas durante el fin de semana o sobre la cantidad de víctimas dejadas por un temporal. Después que se señala el hecho, comienza una cadena de denuncias (sobre todo reflejadas por Últimas Noticias, que incorpora la denuncia en casi 24% de todos los casos) que siempre supera los enfoques proactivos (17% en el mismo diario) y que, cuando integra el enfoque crítico, automáticamente lo politiza, lo que es muy claro en el caso de la columna de opinión y de los pocos editoriales publicados por El Nacional.

Final A comienzos del año 2006, la historiadora Inés Quintero presentó el libro de relatos de vida Así nos tocó vivir, editado por el Proyecto Pobreza, con un texto que recogía testimonios de personajes pobres del siglo XIX venezolano. Al final de la enumeración de estos testimonios, la autora señalaba que todas esas personas "dirigían sus ruegos a quien, desde el poder, podía atender y dar respuesta a su penosa circunstancia. [...] Sólo la acción benefactora e individual del caudillo dispensador de favores y recursos podría darle consuelo a las penalidades que cada una de ellas estaba padeciendo".

Salvando las distancias, ese perfil coincide con el que sobre el mismo tema los tres periódicos más comerciales de Venezuela levantaron durante el año 2005 de una manera más técnica y desglosada. Muy a pesar del culto a la personalidad del presidente Chávez, que ha caracterizado el ambiente sociopolítico de Venezuela durante los últimos doce años, tal vez ese hombre fuerte no sea hoy en día una persona específica sino la estructura misma del Estado, un Estado que ha creado una inercia en la que el individuo no confía ni en su imaginación ni en su iniciativa para emprender la carrera de su propia superación.

La pobreza en los tres diarios estudiados se plantea como una eventualidad, subrayada por la catástrofe natural, que, a pesar de sus estragos masivos y recurrentes, supedita la supervivencia de los grupos soecioeconómicamente más frágiles a un caos estructural e institucional empeorado por la discrecionalidad del poder político. Ahora bien, ¿es esta representación mediática producto de líneas editoriales deliberadamente trazadas o, más bien, una amplificación producida por la convergencia de lecturas individuales en la empresa periodística? Después de todo, los contenidos de los diarios son elaborados por individuos --reporteros de planta y comentaristas externos-- que tienen, como cualquier persona natural, un punto de vista tomado sobre el medio social. Si los diarios privilegian inercias informativas compatibles con su propio desenvolvimiento empresarial, no es menos cierto que ellas se conforman a partir de puntos de vista y de lecturas que les son preexistentes.

Fotografía: Manuel Sardá

PRECURSORES


EL NACIONAL - Sábado 25 de Junio de 2011 Papel Literario/1
A propósito del Día del Periodista
Jenofonte y Julio César, reporteros
NELSON RIVERA

Diógenes Laercio 1 lo narra así: Jenofonte, todavía un adolescente, caminaba por una calle estrecha. Se encuentra con Sócrates, quien le cierra el paso con su bastón. Le inquiere: dónde venden cosas para comer, y el joven le señala un lugar. Sócrates le pregunta a continuación si sabía dónde se hacían los hombres buenos y virtuosos. Jenofonte no supo qué contestar. Dijo entonces Sócrates: Sígueme y lo sabrás. Desde ese instante Jenofonte se convirtió en uno de los discípulos del filósofo.

Era un aristócrata ateniense que recibió una educación privilegiada: equitación, formación militar, aritmética, lectura (podía recitar cantos completos de la Ilíada), artes musicales y sociales. A la edad de 20 años ya era un hombre culto, refinado, habitual del buen vivir. Le interesaban los valores aristocráticos asociados a la competición y el heroísmo militar. Llevaba consigo, a diferencia de muchos otros historiadores y filósofos de su época, un agudo sentido de lo práctico. Tuvo una larga vida, inusual para su tiempo: nació alrededor de 430 a.C. y murió en 354 a.C. A diferencia de sus colegas, a Jenofonte le gustaba cabalgar, ir de caza y someterse a los rigores del combate. No tardaría en hacerse soldado.

Tenía algo menos de 30 años, cuando se puso al servicio de Ciro el Joven. Combatió en Cunaxa, al margen del Eúfrates y, a consecuencia de los avatares de la guerra, le correspondió capitanear parte de la retirada de los mercenarios griegos llamados los Diez mil, durante una atroz expedición por todo el continente, en medio de batallas que tuvieron lugar durante un crudo invierno. Esa experiencia es lo que Jenofonte recogió en su Anábasis, que podría ser considerado el primer gran reportaje militar del que tenemos conocimiento.

Más adelante Jenofonte combatiría al lado de los espartanos contra Persia. El haber apresado a un hombre muy rico, le permitió obtener una fortuna por su rescate.2
Se hizo amigo de Agesilao, entonces rey de Esparta. Cuando éste le declaró la guerra a Atenas, Jenofonte combatió al lado de Esparta. Como castigo, Atenas le desterró y confiscó sus bienes. En una campaña posterior, al lado de los lacedemonios, sus enormes logros militares fueron recompensados: Jenofonte recibió una heredad (un conjunto de tierras) donde llevó una vida dedicada a la caza, la escritura, la labranza y la educación de sus hijos.

Fue en aquellos años donde Jenofonte escribió Anábasis, Helénicas (en la que continúa la historia de Grecia en el punto donde la dejó Tucídides, que fue su amigo), Economía, Ciropedia y sus incomparables escritos de recuerdos donde narra, con vivacidad prodigiosa, las prácticas de caza, las cuitas de una cena donde Sócrates presidía con la autoridad de su genio, los beneficios del ejercicio físico o las técnicas que ha aprendido de los campesinos para asegurar el cuidado de la producción en sus tierras.

El hondo impacto que produce leer Anábasis es la voluntad de Jenofonte de casi desaparecer de la narración. Cuando escoge hablar de sí mismo en tercera persona, abre el terreno a lo que sería el fundamento del moderno periodismo: dejar que los hechos ocupen a plenitud el cuerpo de lo que se narra. Hacer del autor una presencia de segundo plano: intencionada, pero que no impida nunca que cuanto se reporta sea afectado por su protagonismo. Aunque un delgadísimo orgullo ondea en el más alejado horizonte de la gesta que es Anábasis, nunca pierde su condición de reportaje, que no sólo designa aquello que ha sido presenciado in situ, sino también lo que ha sido proporcionado al lector (la etimología de reportaje nos remite al latín reportare, que significa "traer desde atrás" o, más precisamente, "traer el atrás").

Jenofonte, cuya prosa nos hace sentir que leemos a un escritor de nuestro tiempo, escribía con tal vivacidad, pálpito y claridad sensitiva, que todo ese complejo relato militar, como ocurre con Helénicas, fluye abierto y comprensivo para sus lectores, veinticinco siglos después de que fueran escritos. Si alguien preguntara por qué escoger a Jenofonte y no a Tucídides como el primer reportero de la historia occidental conocida, diría por la visión histórica y política que predominaba en Tucídides. Incluso su famosa narración de la peste 3
que barrió Atenas en 430 a.C., abarrotada de detalles que hoy podrían lucir un tanto excesivos, está inscrita en el devenir histórico y político. Si el abordaje que Tucídides hace de la realidad es más profundo (se parece más a un estudioso de las Ciencias Sociales de nuestro tiempo), el de Jenofonte es más ligero, directo y sensato, es decir, está más cerca del sentido de la inmediatez propia del periodismo.

Tercera persona Martín de Riquer 4 ha sugerido
que es alta la probabilidad de que Julio César haya leído a Jenofonte, en particular Anábasis, y que de esta obra haya aprendido el beneficio de usar la tercera persona para introducirse en el texto, lo que crea esa sensación de objetividad y distancia de los hechos, tan celebradas en su obra como escritor.

Se lee a Julio César con admiración: su categoría como estratega militar sobrepasaría la de Alejandro Magno, porque no estaba presa de la impulsividad e iracundia de aquél: la inteligencia del romano que nació en el julio del año 100 a.C., era fulminante y sosegada. Tenía el genio de sopesar sus posibilidades y de vislumbrar los escenarios plausibles. A su don de mando y a sus enormes facultades como militar, se sumaban las condiciones de un hombre múltiple: orador extraordinario, abogado, político, hombre de Estado y escritor.

Era un hombre valiente, que muchas veces exploró con no más de dos jinetes escoltas, los territorios por los cuales más tarde haría incursionar a sus tropas. Tanto en Las guerras de las Galias como en Guerra civil, los dos libros cuya autoría está confirmada por los expertos, el arte estratégico de Julio César resulta de asombro. Pero no es el líder sino el escritor de quien nos ocupamos aquí.

En su elogioso Observaciones sobre los medios que Julio César usaba para hacer la guerra, 5
Montaigne llama la aten-
ción sobre la alta ejecución que tiene la prosa del emperador: "Y Dios sabe además con qué gracia y con qué belleza adornó esta rica materia, gracias a la forma de decir tan pura, tan delicada y tan perfecta que, en mi opinión, no hay en el mundo otros escritos que puedan compararse a los suyos en este aspecto".

En efecto: la calma y precisa perfección de la prosa de Julio César deriva del uso magro y limpio de sus recursos: apego irrestricto a los hechos, extrema capacidad de síntesis (en tres líneas podía mostrar la complejidad en juego), visión que combina el gran panorama con los hechos específicos, todo dicho con imperturbable elegancia.

Jenofonte y Julio César vivieron separados, al menos por tres siglos, uno del otro. Entre nosotros y ellos han transcurrido más de 2 mil años. Ambos pertenecen al catálogo de los antiguos. Pero nos resultan escritores de asombrosa proximidad. ¿Qué nos causa esa sensación de semejanza, de que no son distintos aún a pesar de la brecha de tiempo? Que en ambos hay la ejecución de un a priori, de una inmediatez que los hace inseparables de cuanto los rodeaba. Parecían escribir sin el peso del lento procesar. Fluían, como si reportaran desde la circunstancia, desde la coyuntura, desde ese constructo que creíamos moderno, que consiste en aventurar lo que pasa desde lo simultáneo.

No eran cronistas, porque no había en ellos el deseo de mirar la realidad a través de colores o estructuras narrativas.

Iban al grano. Elaboraban desde un sujeto narrativo sumiso a lo fáctico. Donde Jenofonte escribía, "el número de muertos del bando del Rey lo proporcionó Ctesias", Julio César no tiene empacho alguno en contar cuando le ha sido suministrada cierta información falsa, con lo que queda subrayada la importancia que tienen las fuentes en sus respectivas técnicas. Si bien aspiran a incorporar una visión compleja a sus respectivos relatos, ambos, de modo tácito o explícito, reconocen sus límites. Lo esencial: cuando especulan, dan cuenta del fundamento que la hace posible.

No van más allá de lo posible, ni siquiera en el momento en que Jenofonte cuenta cómo consulta una decisión al Oráculo de Delfos. Reportan con lógica. Siguen, o lo que sucede o las huellas de lo sucedido. Por ello sentimos, cada vez que nos internamos en sus páginas que todo ello nos concierne, nos alcanza, nos interroga.


NOTAS

1 Poco se sabe de la vida de Diógenes Laercio, historiador nacido hacia finales del siglo III. Su obra principal, Vida, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres, es de una extraordinaria utilidad para aproximarse a la vida cotidiana de la Grecia clásica.

2 Lo reporta Will Durant, en su imprescindible La vida de Grecia.

Dos tomos. Editorial Sudamericana, Argentina, 1952.

3 Forma parte de Historia de la guerra del Peloponeso.

4 Martín de Riquer (1914) es filólogo, profundo conocedor de la lírica medieval, la literatura románica, cervantista de larga tradición y estudioso de los textos antiguos.

5 Forma parte del segundo volumen de sus ensayos. Sigo aquí la traducción de Jordi Bayod Brau, publicada por El Acantilado, en el año 2007.

Ilustración: Shirin Neshat

RICHTER


EL NACIONAL - Sábado 25 de Junio de 2011 Cultura/4
ENTREVISTA Juan Villoro escribió la crónica 8,8: el miedo en el espejo .
"No padecimos una desgracia, sino que tuvimos una señal de alarma"
El libro narra los temores de la madrugada del 27 de febrero de 2010 y de los días que siguieron al terremoto de Chile
MICHELLE ROCHE RODRÍGUEZ

El calor en Chile era insufrible y excepcional para esa fecha.

Nadie lo vio venir, pero el clima era señal inequívoca de lo que sucedería: a las 3:34 am del 27 de febrero del año pasado un terremoto de 8,8 en la escala de Richter sacudió el centro sur de ese país y movió su capital 27,7 centímetros.

Juan Villoro se despertó aturdido, bajó al vestíbulo del hotel en el que se hospedaba y supo que había sobrevivido a una catástrofe. Se encontraba en Santiago para asistir al Congreso Iberoamericano de Literatura Infantil y Juvenil. Su experiencia puede leerse en 8,8: el miedo en el espejo, que editó Puntocero para Venezuela recientemente.

Durante una semana, los invitados al encuentro se reunieron en el vestíbulo del hotel a esperar los vuelos que los regresarían a sus países de origen. Colombia, Perú y Brasil enviaron aviones a la base militar, pero a los mexicanos les tocó negociar con LAN y Aeroméxico para volver a sus hogares. Mientras, todos contaban sus historias.

"La espera fue un taller narrativo accidental. En su momento me pareció una lata, pero las molestias son combustible literario y de esa tensa espera surgió el libro. No tomé apuntes", señala el autor, que para escribir la crónica se sirvió de la memoria y de la curiosidad.

Cuando llegó a México tuvo que afrontar otra dificultad: se había traído el miedo consigo.

"Durante semanas sólo pensé en el sismo, sentía que la tierra se movía, tenía desórdenes de sueño. Decidí que lo único que podía hacer era usar el temblor de mis manos en el teclado. 8,8: el miedo en el espejo surgió como un desahogo", relata.

Pero felizmente ha vuelto a soñar, y ahora prepara una novela gráfica con dibujos de Bernardo Fernández. Además, en agosto estrenará en Argentina la pieza teatral Filosofía de vida, dirigida por Javier Daulte.

­ ¿Qué dificultades supone escribir desde el miedo? ­ Vivimos en compañía de miedos suprimidos que no siempre mantenemos a raya.

El terremoto los sacó a la superficie. Me pareció el mejor ángulo para escribir. La dificultad estaba en no hacer una crónica patética o de victimismo.

A fin de cuentas, no padecimos una desgracia, sino que tuvimos una señal de alarma. Pensé que escribir era una forma de comenzar a atenderla.

­¿Cómo se hace trabajo de campo entre los amigos y sintiéndose vulnerable? ­No supe que estaba haciendo ese trabajo y nunca desvié la charla hacia un interés profesional. Era el vocero del grupo, porque conozco a gente de medios en México, y había un clima muy enconado en mi país, porque no nos ayudaban a regresar. No resultaba tan costoso enviar un avión militar y había cerca de 130 mexicanos varados, lo suficiente para justificar el viaje. Como 35 de ellos participaban en el congreso y me tocó ser el vocero. La situación era delicada, porque el embajador quería ayudarnos y no obtenía respaldo. Todo esto me impidió pensar en un libro en ese momento.

­¿Qué lección aprendió escribiendo 8,8: el miedo en el espejo? ­Todo es provisional. Lo sabemos, mas no siempre lo tomamos en cuenta. También sabemos que puede haber accidentes, pero no estamos preparados para asimilarlos. El terremoto me recordó estas claves de supervivencia y, sobre todo, me ayudó a marcar prioridades; lo único que sé de mi destino es que cada día me queda un día menos. Quiero aprovechar ese tiempo, no de manera grandilocuente, sino estando cerca de mis querencias.

La Providencia está en los afectos.

­Ahora que está impreso, ¿siente que debería cambiar algo al libro? ­Hay cosas que podría agregar. Lo terremotos activan la memoria, pero algunas cosas llegan después, al modo de "réplicas" distantes. Mi esposa trató tantas veces de comunicarse conmigo que la opción redial del teléfono se quedó pegada para siempre al hotel San Francisco de Chile. No quiero arreglar ese teléfono: señala que una parte de mí se quedó en ese país. Si me pierdo, que me busquen en Santiago.

ÉRAMOS NOSOTROS


EL NACIONAL - Lunes 27 de Junio de 2011 Cultura/4
El foro del lunes
JOSÉ PULIDO El periodista publicará un libro sobre Gustavo Dudamel próximamente
"En este país hay una realidad que no se está interpretando"
GERARDO GUARACHE OCQUE

El escritor, autor de la novela El bululú de las ninfas, considera que deben repensarse las páginas culturales de los diarios para generar mayor aproximación a los creadores venezolanos.

José Pulido trabajó en periódicos durante 36 años, en los que fue jefe de las páginas de arte de El Diario de Caracas, El Universal y El Nacional. Hoy, la fecha es propicia para que el periodismo cultural venezolano examine lo que es, y el intelectual, nacido en Villa de Cura en 1945, puede representar una brújula que señale el norte al que se debe volver.

Es autor de un par de libros de entrevistas, titulados Muro de confesiones y La sal de la tierra, que contienen sus diálogos con personalidades como Arthur Miller, Gabriel García Márquez, Miguel Otero Silva, Julio Cortázar y Mario Benedetti. Ha editado más de cinco poemarios, incluido Los poseídos (1999), con el que ganó el Premio Municipal de Poesía, y cinco novelas, entre ellas Una mazurquita en la mayor, ganadora del Premio Otero Silva de la editorial Planeta, y El bululú de las ninfas, la más reciente.

Dice que entre las 3:00 am y las 7:00 am trabaja en una novela sobre inmigrantes.

Expresa la emoción que le produce el blog La Maja Descalza, que coordina. Anuncia que próximamente presentará el perfil Gustavo Dudamel: la sinfonía del barrio, y después, Esta vida bruja, que recopila las aventuras del pintor Oswaldo Vigas. Es un entrevistado que ha entrevistado a muchos, pero con la disposición para, desde el sofá de su residencia en la urbanización Colinas de Bello Monte, levantar la oreja y, sin fruncir el ceño, meditar respuestas.

--¿Cómo ve el periodismo cultural actualmente? --Creo que el que se hacía antes de mi generación era mejor. No le ponían mucha publicidad. Los colaboradores más activos eran escritores y los pintores hacían las ilustraciones. Cuando llegamos había una tradición, porque habían pasado a dirigir las páginas culturales personalidades que crearon escuela. Estábamos instruidos por aquel pasado en el que se le daba mucho espacio a las ideas, al pensamiento. Al periodista actual le tocó trabajar en un escenario que nosotros tratamos de evitar y no pudimos: se ha privilegiado más la agenda, el espectáculo. Por ejemplo, hay veces que salen 65 páginas sobre una película muy taquillera de Hollywood. Si bien se cumple la función de vender, a veces uno va a ver la película y es un bodrio, una cosa decepcionante. Los medios necesitan dinero, pero es como venderle el alma al diablo: a la larga vas a perder lectoría, y un diario sin lectores no es nada. Hubo un momento en que pensábamos que se quería imponer lo banal y empezaba a verse la sección como...

--Como la guinda de la torta... --¡Sí! A cada generación le toca lo suyo. La actual está aprendiendo a reconocer la calidad. Cuando llegué a los periódicos ­en 1970­, si había departamento de cultura lo dirigía un colega con conocimientos. Creo que siempre ha sido la principal labor del comunicador: difundir conocimientos. No digo que ahora no sepan, pero cualquiera ocupa el puesto.

Pareciera que se cansaron, y dijeron: "No vamos a meter a viejos o a tipos que siempre están metiendo resabios". Los muchachos a veces aceptan la línea sin discutir.

Nosotros fuimos problemáticos. No sólo yo, sino los que llegaron y trabajaron conmigo: Rubén Wisotzki, Blanca Elena Pantin, Mónica Montañés, Érika Tucker, Chefi Borzacchini...

--¿Cree en la convivencia de las áreas de cultura y farándula? --Le han dado más importancia al espectáculo y a la farándula más ligera, que es la que vende más, pero creo que la cultura es una sola. Había gente, por ejemplo, que se especializaba en seguir lo que estaba ocurriendo con las telenovelas.

Existían excelentes reporteros, tanto así que lograban mantener la idea de que se podía hacer telenovelas mejores. Los ejecutivos de los canales decían: "Eso es lo que la gente pide". Y en la crítica de los diarios se decía que no, que era mentira.

Y se demostró cuando tipos como José Ignacio Cabrujas, Ibsen Martínez y Salvador Garmendia hicieron unas extraordinarias.

--¿Qué consejos daría a un periodista cultural en formación? --Que lea mucho, cada vez que pueda. Que lea a los mejores críticos, narradores, poetas, ensayistas. Y lo segundo, que trate de conocer qué se está haciendo. Hay una realidad que nadie está mirando, ni los políticos, ni los economistas, ni los empresarios. En este país hay una realidad que no se está interpretando.

--Entonces, ¿no hay un reflejo del país en los medios? --No. No estamos interpretando nuestro tiempo. Lo que hay que hacer es prepararse y buscar a los creadores. Por ejemplo, habría que ver en qué situación se encuentra la enseñanza de arte en el país.

¿Qué está pasando ahí? ¿Hasta cuándo el país va a tener esa ignorancia tan bárbara en relación con sus creadores? Sales a la calle ­yo lo he hecho­ y preguntas si conocen a Vicente Gerbasi, Rafael Cadenas o Luis Alberto Crespo, y de cada diez, si uno lo sabe es un milagro. Yo, desde pequeño, lo estoy repitiendo como un loro. ¿Cuándo vamos a resolver los problemas elementales? Uno de los problemas esenciales es ese: conocer a tus autores. ¡Es terrible cuando asesinan a un muchacho al que nunca en la vida le pasó por la mente que existió un tipo llamado Shakespeare!

--Y curiosamente hay una eclosión de blogs y expresiones culturales en Internet... --Me gusta mucho eso. La prensa es costosa; es un milagro lo que hacen manteniendo a una gran cantidad de gente generando un producto que requiere una inversión grandísima. Aunque siempre será más interesante la dinámica de los diarios, Internet es barato y es como una especie de procesión de individualidades diciendo lo que creen y lo que sienten.

Pero, en el fondo, no importa el medio. Importa la calidad del mensaje y de quien lo escribe. Puedes tener un medio maravilloso que se ve inmediatamente en Turquía, pero si escribes una estupidez igual no vale de nada. Si lo que tienes es una hoja de papel para pegarla en la pared, pero lo que escribes es de alta calidad, trasciende. Ya nadie puede ocultarte, presionarte, ni esclavizarte.

--Hay una desconexión de los entes del Estado, en este caso el Ministerio de Cultura, y los medios de comunicación. ¿Cómo se afronta esa situación? --Hay dos maneras de mirar la cultura: como una cosa ideológica y política, y como lo que debería ser. Resulta odioso ir a cubrir un evento cultural en el que no predomine lo cultural sino como instrumento político e ideológico, pero de todas maneras se debe cubrir.

Hay gobiernos que han sido de piel más dura, que saben que es importante que los medios digan lo que deben decir. Cuando un gobierno, por cualquier cosa, no sólo protesta, sino que también actúa con el poder, se tiene temor porque todo el que llega al Gobierno cambia sustancialmente su manera de ser y se convierte en lo que odiaba. Yo, afortunadamente, me convertí en un periodista independiente, porque me molestó mucho que los periodistas fuimos siempre los que le dimos voz a los barrios y a los pueblos, gastábamos tiempo, trabajo y pasión en divulgar sus problemas y, de la noche a la mañana, se convirtieron en enemigos nuestros, y comenzaron a tirarnos piedras y a odiarnos. Nosotros estábamos siempre condoliéndonos de los dolores del pueblo. Los militares no, los empresarios no, los políticos no. Éramos nosotros.

Fotografía: Alexandra Blanco

NOTICIERO RETROSPECTIVO


- Editorial. "Nuestra inferioridad militar frente a Colombia". El País, Caracas, 01/09/45.
- I.C. "¿La gente pide golpe?". El Nuevo Venezolano, Caracas, 03/07/81.
- Aníbal Romero. "Las voces del silencio: La justicia las FAN". El Diario de Caracas, 27/12/88.
- Carlos Blanco. "La política militar de América Latina". El Nacional, Caracas, 14/06/82.
- Sobre seguridad y defensa. SIC, Caracas, nr. 425 de 05/80.

Fotografía: Edgar Sanabria, agasajado por el Estado Mayor Conjunto. Elite, 1960.

DE UNA PARTICULARIDAD PARLAMENTARIA


"Derecho parlamentario. El poder Legislativo en las constituciones de 1961 y 1999 y en el derecho comparado". Caracas, 2003.

El de Baltazar Gutiérrez es un trabajo de ascenso como profesor agregado de la UCV (Escuela de Administración y Contaduría, FACES), impreso en los Talleres Gráficos de la Asamblea Nacional. Todavía no hallamos el volumen II, ofreciéndonos en el I la definición, contenido, objeto, fuentes y crisis del derecho parlamentario; unicameralismo y bicameralismo, comiiones, formación de la ley, funciones legislativas y habilitación presidencial.

Nota inevitable, el régimen parlamentario de la Constitución de 1999, aún necesita de un mayor y decidido estudio jurídico e histórico, pues las mejores revelaciones prácticas las revelan las variaciones interesadas del Reglamento Interior y de Debates y la concepción misma que surge del diario de debates de todos estos años. Huelgan los comentarios.

LB