sábado, 14 de mayo de 2011

¿Y LA NOVEDAD NO ES OBVIA?


EL NACIONAL - Sábado 14 de Mayo de 2011 Opinión/7
ATres Manos
Miradas múltiples para el diálogo
Bienvenido el nuevo socialismo
JAVIER BIARDEAU R.*

Adiós al socialismo burocrático. Lo planteamos sin ambigüedades. La ruta viable históricamente no será el socialismo burocrático del siglo XX (Bahro) ó el estatismo autoritario (Poulantzas) cuestionado por diversas corrientes de pensamiento crítico marxista o socialista. Esta ruta está marcada por la liquidación de la democracia radical y plural.

El nuevo socialismo del siglo XXI implica la más amplia y diversa deliberación, participación y protagonismo de múltiples sujetos populares, de movimientos sociales y fuerzas políticas, que plantean puntos de vista concurrentes o conflictivos, reconociendo de entrada el "juego democrático" y el "pluralismo radical", propios de la condición histórica de la sociedad actualmente existente y potencialmente por-venir.

El pluralismo cultural, social y político condiciona aspectos fundamentales, como el proceso de reconocimiento social de la diversidad, para lograr establecer una sociedad justa, igualitaria, libre, radicalmente democrática, participativa y protagónica, constructora del bien común, multiétnica y pluricultural. Allí están los valores y principios indispensables que permiten renovar la construcción socialista para el siglo XXI.

Por tanto, hay claros cuestionamientos, por ejemplo, de las doctrinas capitalistas neoliberales (que consideran que la "justicia social" es un sinsentido-Hayek), o del monolitismo ideológico que caracterizó a las sociedades que experimentaron el dictat del pensamiento único de izquierdas.

Ni pensamiento único de derecha ni pensamiento único de izquierda. Por una razón muy simple, el pensamiento único, con toda su rigidez cognitiva, con todo su integrismo moral, con toda su pasión intolerante, puede fecundar en cualquier segmento del arco ideológico del espectro. No se trata, por cierto, de instituir prohibiciones legales contra el "pensamiento único" de derecha o de izquierda (una legalidad reaccionaria o una legalidad sectaria), pero sí de debilitar al máximo, a través de la lucha de tendencias y opiniones, las condiciones de posibilidad políticas para establecer su dictat ideológico como "pensamientos de la dominación". En cuestiones de pensamiento, no hay que ceder ningún terreno frente al despotismo de cualquier signo ideológico. En este terreno, justamente, hay que analizar las luces y sombras del proyecto de la Ilustración o la Modernidad, sea centralhegemónica o sea periféricasubalterna.

El socialismo democrático, participativo, de avanzada por el que vale la pena luchar hasta el final se enmarca en lo establecido jurídicamente en el artículo 3 de la Constitución bolivariana: el Estado democrático y social de Derecho y de justicia, tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y el bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución.

Bajo la hegemonía del pensamiento único de derecha o de izquierda es prácticamente imposible alcanzar estos fines.

Habrá que recordar que los saberes contrahegemónicos son pensamientos contra las sumisiones del espíritu. Habrá que recordar al enragé y cura del pueblo Jacques Roux cuando decía que: "La libertad no es otra cosa que un fantasma inútil, cuando una clase de hombres puede reducir al hambre impunemente a la otra. La igualdad no es otra cosa que un fantasma inútil, cuando el rico, mediante el monopolio, ejerce el derecho de vida y muerte sobre sus semejantes".

La democracia podría ser un fantasma, una farsa, cuando el representante existe gracias a que el representado sólo puede emplear su esfuerzo y tiempo en procurar únicamente la subsistencia. En medio de la miseria y la pobreza, la democracia participativa resulta un imposible. La clave del liderazgo revolucionario y democrático reside en las actitudes emancipadoras de Simón Rodríguez, en el aprendizaje del autogobierno popular, en fin, una educación política para la libertad, la igualdad y la ciudadanía republicana.


(*) Universidad Central de Venezuela

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