lunes, 30 de mayo de 2011

SUFRAGIO DE BYTES


EL NACIONAL - MIÉRCOLES 29 DE MARZO DE 2000 / OPINION
Infocampaña
Luis Barragán


Nada extraña el empleo de la infopista en las faenas electorales, fabulándolas de bytes. Nos referimos a un recurso que urge de una buena dosis de claridad conceptual y destreza estratégica, semejante al mundo real.

Harto frecuente, como me refirió una periodista consultante, los aspirantes se afincan en el bombardeo continuo, masivo e indiscriminado de correos electrónicos que, lejos de promoverlos, irritan al internauta. E, incluso, observado por una de las víctimas de los "spammers", acentúa la desconfianza hacia los asuntos públicos, afianzada la aparente desconexión con nuestras vicisitudes personales.

En días pasados, por ejemplo, recibimos la invitación al acto fundacional de una agrupación política, imprudentemente replicada en varias oportunidades, cuya única virtud fue la de delatar a todos los destinatarios. Antes, circularon las nominaciones de otra entidad, sin que respondieran a los planteamientos puntuales que hicimos en relación a Baruta, Chacao y El Hatillo.

La infocampaña exige un equilibrio de herramientas que suscite el interés y la participación activa de usuarios que, preferentemente, ensayan una actividad comercial, buscan alternativas recreacionales y despliegan sus afectos, sin hacer mención de las no pocas patologías que se asoman en el horizonte electrónico. Lo esencial está en el diseño y hospedaje de una página que no se limite a la exhibición curricular, mal enfatizada la arrogancia de las formas, convenciendo también por ideas que acepten aportes, coincidencias y discrepancias en la elaboración y deseable corresponsabilidad de un programa, dando respuesta a la evidente escasez de contenidos en la red. Vale decir, una creciente interacción que permita una suerte de refundación de la inquietud política (http://www.geocities.com/CapitolHill/Lobby/ 5232).

Personalizado en lo posible el intercambio, el correo electrónico es el resultado de la articulación de la página, motores de búsqueda, banners, chats, videoconferencias, listas de discusión, entre otros aspectos que tienden a crear un mensaje determinado. Incluye los dispositivos de seguridad, fragilizada la red por los infofrancotiradores, sabios colocadores de niples virosos o huidizos difamadores como aquellos que hicieron la sanlucas.com; la probable captación de fondos, surgida la tarjeta de crédito como opción; y el refuerzo de los medios convencionales que no pierden su estelaridad, como los envíos postales, la prensa de tinta constante y sonante o la radio y televisión. E, igualmente, el linkeo o enlace con áreas de información o seguimiento exitosos, como ocurrió con arranca.com en los comicios de 1999.

Ratificada por nuestra modesta experiencia, la infocampaña no reemplaza al candidato y sus motivaciones de poder, ni sus objetivos, capacidades de conducción, estrategia o equipo. Exige la precisión del segmento a alcanzar, las dimensiones simbólicas del estatus y la fuerza del prestigio que dicen imponerse a los intereses de clase o la conflictividad subyacente por la decreciente calidad de vida, fuente de un notorio malestar, indiferencia y hasta militante rechazo a la política y a lo político. En todo caso, la captación de un mercado tan particular implica una revisión de criterios o parámetros, asumida la desigualdad y permanencia del acceso o la construcción inadvertida de imaginarios, según observara Tim Jordan en "Cyberpower and the Meaning of Online Activism" (http://www.cybersociology.com).

Además, los usos y abusos de internet en el ámbito comicial, pueden ayudar la decantación y encuentro de un modelo que hemos denominado partido estratégico, combinación quizá resultante del partido de cuadros y de masas conocidos. Lo cierto es que, al expandirse la interconexión, la mercadotecnia electoral y el propio obrar político deberán poner sus bardas en remojo.
Luisbarragan@hotmail.com

Ilustración: Kurt Wenner

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