lunes, 30 de mayo de 2011

METRÓPOLI DE BYTES


EL NACIONAL - VIERNES 11 DE JUNIO DE 1999 / OPINION
Ciudadela política
Luis Barragán


La llaman ciberpolítica, diciéndola domiciliada en las vísperas del siglo XXI venezolano. Una breve introducción al anfiteatro virtual de los asuntos públicos nos remite a la consideración de varios asuntos.

Tendríamos que promediar, por una parte, las estimaciones que se han hecho sobre el desarrollo de internet y la propia venta de computadoras en los próximos años, abundantes y también contradictorias en la red, sugeridos algunos escenarios que tengan en cuenta la expansión efectiva de las telecomunicaciones, y la misma evolución de una economía que clama por su modernización. Y, por otra, institucionalizar los nuevos medios, aceptándolos progresiva o crecientemente como herramientas de trabajo que permitan dinamizar las relaciones sociales. Esto es, yendo más allá de la simple exhibición de las páginas WEB, pues el empleo productivo de las nuevas tecnologías por los partidos y el resto de las sociedades intermedias (sociedad civil organizada), contribuye a restarle a la política su exclusivo carácter estatal.

Ahora bien, un partido que debate y toma decisiones camino al poder, o en el poder mismo, intensificando las relaciones con sus adherentes y simpatizantes, puede ofrecer una opción distinta en los procedimientos de participación respecto a los ciudadanos que no forman parte de su militancia, convertido -en primera instancia- en un partido de temas hasta alcanzar -luego- un carácter estratégico si puede, quizá quirúrgicamente, atender y personalizar todas o gran parte de las demandas, reclamos o peticiones de libre o limitada circulación. Y esto es válido para el resto de las entidades no partidistas.

Por supuesto, volcados hacia el sistema político global, corremos el riesgo de falsear, estereotipar o distorsionar al máximo el mensaje, el contenido y los estilos, deslizados a los terrenos del autoritarismo o totalitarismo (o simplemente; fascismo), además de los retos permanentes y positivos que plantean los "hackers", al lado de los negativos que vienen del mundo mercenario o de los "crackers". Lo importante es suscitar una reflexión que tenga que ver más con las propias concepciones y prácticas políticas, independientemente del medio que si bien ejerce un fuerte impacto, una considerable influencia, un irresistible condicionamiento (véase lo dicho por Virilio frente a Negroponte, Alejandro Piscitelli/ Ciberculturas y Antonio Pasquali/ Villa Global, en una perspectiva más consistente que la de Juan Liscano/ lo místico-tecnológico en el capitalismo salvaje), no menos cierto es que interpela los imaginarios que suscita la vida en común, la política y la denominada antipolítica.

Puede decirse que hay una serie de valores y principios, acciones y omisiones del mundo real que se traducen al virtual, aunque éste se resiste por ahora a la administración, institucionalización y renovación del debate (preferentemente no especializado) de los problemas, la materia prima de la política, pues, también es un ancho escenario de banalidad y de patologías que alcanzan horizontes insospechados. La infopolítica, habida cuenta del déficit que hemos alcanzado en términos de cultura democrática, no luce muy promisoria así las nuevas tecnologías se extiendan a lo largo y ancho del país. Es necesario algo más que un correo electrónico, una lista de discusión, un foro en línea o una videoconferencia, pues la persona humana está en el centro de esa interrogación que se angosta y se agiganta casi simultáneamente: la comunidad virtual. El proceso de construcción de la ciudadanía parte de esa dimensión persona-comunidad y la infopista es un instrumento entre otros, jamás una novedad institucional en sí misma.

El empleo de internet en el ámbito político, actualizando la vocación de servicio, también interpela ferozmente nuestra disposición de hacer una vida en común. Esta no depende per se del fax-modem, la telefonía, la radio, la televisión o las célebres dos latas de jugo que la artesanía infantil de años atrás marcaba con un pabilo. Por lo pronto, hay una ciudadela virtual necesaria de ampliar, pavimentar y modelar con un imaginario político tal que las convierta en sendas metrópolis de bytes, precedida por siempre de la realidad.

luisbarragan@hotmail.com

Ilustración: Carlos Cruz-Diez

No hay comentarios:

Publicar un comentario