miércoles, 18 de mayo de 2011

80 EXTRAORDINARIOS APORTES AL PAÍS


EL NACIONAL - Lunes 16 de Mayo de 2011 Cultura/4
El foro del lunes
ALEXIS MÁRQUEZ RODRÍGUEZ El académico escudriña los vericuetos del idioma
"No creo que los venezolanos hablemos mal"
A los 80 años de edad, el individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua y su vicepresidente entre 2005 y 2009 asegura que el castellano está más vivo que nunca
MICHELLE ROCHE R.

Hace dos años, Alexis Márquez Rodríguez fue elegido presidente de la junta directiva de la Academia Venezolana de la Lengua y pensó que esa sería la culminación de una carrera marcada por un amor imperecedero al idioma castellano. Sin embargo, complicaciones de salud le impidieron ocupar el cargo.

Al día siguiente de ser juramentado en el paraninfo del Palacio de las Academias, tuvo que ser hospitalizado. Luego, una caída complicó su cuadro clínico y reaparecieron viejas cardiopatías que lo obligaron a renunciar. A Blas Bruni Celli, entonces vicepresidente de la academia, le tocó asumir la jefatura.

Hoy Márquez Rodríguez está recuperado, aunque camina con bastón. No es el presidente de la Academia Venezolana de la Lengua, pero es uno de los individuos de número más destacados de la institución, donde se da continuidad al plan de gobierno que él trazó en 2009 y entre cuyos frutos más recientes se incluye la juramentación de la nueva junta directiva.

Junto con Oscar Sambrano Urdaneta y Bruni Celli había echado a andar un proyecto de profesionalización en la academia. "La organización estaba muy desprestigiada. En España no nos tomaban en cuenta porque no funcionábamos bien por estar en manos de gente atrasada", dice Márquez Rodríguez. "Eso era un ancianato que se paralizaba por vejez y muerte de los miembros", bromea. Con el objeto de modernizarla, y ante una tajante oposición de integrantes de juntas directivas anteriores, se permitieron incorporar a gente más joven, como Francisco Javier Pérez, Luis Barrera Linares y Rafael Arráiz Lucca, entre otros cuyo currículum los acreditaba para ocupar sillas en la máxima institución del idioma en el país.

Hace un mes, cuando Pérez tomó posesión de la presidencia, se concretó esa aspiración.

­De acuerdo con su experiencia como representante de Venezuela en la redacción de la Gramática (2010) más reciente, ¿cómo se inserta la academia radicada en el país en el ánimo panamericanista de la sede principal en España? ­Desde que comenzamos el proceso de modernización nos acercamos mucho más a la Real Academia en España.

La edición del Diccionario del año 2001 fue hecha con colaboración directa de las academias nacionales, pero ese esfuerzo se vio con más claridad en el Diccionario panhispánico de dudas y en la Ortografía. Lo que pasa es que antes nuestra academia no colaboraba, pero ahora sí. Los que cambiamos fuimos nosotros, que comenzamos un trabajo permanente con la RAE, como es natural.

­¿Qué problema queda por resolver en la relación de la academia peninsular con la nacional? ­No muchos. Pero a veces la RAE plantea problemas con demasiada premura y no nos da chance de responder, porque nosotros tenemos otras responsabilidades y no estamos a tiempo completo en la academia.

­¿Es el avance del spanglish una de las preocupaciones más apremiantes de la institución? ­Las relaciones entre el inglés y español y el uso cada vez más extendido de anglicismos son puntos importantes en las discusiones académicas, tanto en España como en Hispanoamérica y en especial en esta última, por su cercanía y por su relación económica y política con Estados Unidos. Es importante hacer salvedades con el uso de los anglicismos.

"Antes nuestra academia no colaboraba, pero ahora sí. Los que cambiamos fuimos nosotros, que comenzamos un trabajo permanente con la RAE, como es natural"

Como en materia de deporte, en especial en el beisbol, que es el más importante del país.

Traducir "pelota base" no tiene ningún sentido, hay que llamarlo beisbol. Puedes decir que el pitcher es un lanzador, pero el hit es un hit.

Enseñar a hablar. Uno de los aportes al país más importantes del incansable defensor del idioma ha sido en la enseñanza del castellano. En el año 1950 egresó del Instituto Pedagógico Nacional y, a pesar de que en 1961 se graduó en la Universidad Central de Venezuela en Derecho, ejerció la docencia en las aulas de escuelas, liceos y universidades por más de 36 años. Desapegado a las leyes que no sean las ortográficas, Márquez Rodríguez prefirió dedicarse a la disertación de su verdadera pasión: la lengua. Así, pasó 25 años en los salones de las escuelas de Educación y de Comunicación Social de la UCV ­de la cual llegó a ser director­, donde enseñó a escribir correctamente a profesores y periodistas.

"No se trata de saber gramática, no creo que su aprendizaje sea indispensable; se trata de que en la escuela se enseñe la importancia de hablar correctamente"

­¿Cómo describe el idioma en que se expresan los habitantes de una Venezuela en crisis política, económica y social? ­Sobre la manera de hablar de los venezolanos hay muchos prejuicios. Pero no creo que los venezolanos hablemos mal. Lo que pasa es que una lengua que se hable constantemente en una sociedad que está constantemente cambiando tiene que mutar; se trata de cambios en la sociedad que traen como consecuencia nuevas necesidades expresivas, y la lengua tiene que adaptarse.

­¿Cuál es el problema crucial en el país con respecto al uso del castellano? ­Aunque la lengua se aprende en el seno de la familia, nuestro problema principal es la escuela. Esta es la institución encargada de regularizarla y convertirla en una expresión cultural, estableciendo sus normas. No se trata de saber gramática, no creo que su aprendizaje sea indispensable; se trata de que en la escuela se enseñe la importancia de hablar correctamente.

­¿Cómo ayuda la buena expresión y la palabra misma a que una sociedad se haga más sana? ­El buen uso del lenguaje influye en una sociedad. Una sociedad culta emplea bien el lenguaje y eso se nota en muchos aspectos. En materia política es muy frecuente el mal uso del lenguaje, los insultos para zaherir al otro. No estoy en contra de las palabras que la academia llama mal sonantes y ni siquiera entiendo por qué la RAE las llama así si no tienen mal sonido.

­¿Las groserías? ­Ese es un mal empleo de la palabra, porque "grosería" viene de "grueso" y hay cosas gruesas que no son obscenas.

Hay que aclarar que las obscenidades no existen como tales, sino que la persona, al hablar, las convierte en obscenas.

Por eso algunas expresiones son obscenas en un lugar y en otros no.

­¿Cree usted que la verdadera patria es el idioma? ­Me parece una expresión muy feliz, porque supone que el idioma es lo que nos identifica y nos une a todos, más que el hecho de haber nacido en un país determinado. Aunque no es la lengua que tiene mayor número de hablantes ­privilegio del mandarín­, el español, idioma en el que se expresan 400 millones de personas, posee una particularidad interesante: es la lengua más extendida geográficamente. No sólo es la lengua nacional de muchos países, sino que, incluso, en regiones españolas como la catalana, la vasca y la gallega, se habla su idioma y el español.

Lo interesante es que aunque cada uno tenga modos de hablar distintos y experiencias completamente diferentes nos podamos entender todos perfectamente.


Fotografía: Manuel Sardá

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