jueves, 14 de abril de 2011

CAN (ES)

Sobre la comunidad andina
Oswaldo Alvarez Paz

En abril de 2006, el Gobierno separó a Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones, CAN. Grave decisión. Ha contribuido a generar problemas terribles para el país, malamente enfrentados a realazos para evitar el desplome total del abastecimiento en renglones fundamentales de la vida cotidiana. Este disparate, sumado a la ofensiva contra el aparato productivo privado, sin que el sector público funcione, nos dejó fuera de un sistema que ofrece extraordinarias ventajas comerciales por el libre acceso a los mercados andinos de los productos objeto de comercialización. Nunca estuvieron claras las razones. Lo de la prepotencia característica del Presidente no es suficiente para explicarlo. La construcción de la CAN fue un proceso inteligente y serio de varias administraciones. Lo primero fue la idea del mercado común y luego la estructura actual. Consolidada y útil para las naciones que la integran gracias a normas adecuadas que garantizan la igualdad de oportunidades y el equilibrio en relaciones siempre difíciles. Uno de los objetivos era dejar fuera las influencias derivadas de confrontaciones políticas y preservar los intercambios económicos en beneficio de todos. El retiro se produjo sin medir las consecuencias agravadas, por no haber sabido aprovechar adecuadamente el plazo de cinco años que la normativa establece para que cualquiera de los integrantes que quiera retirarse pueda mantener las ventajas comerciales que le corresponden como miembro pleno de la Comunidad. Cinco años es tiempo suficiente para reflexionar y reincorporarse, en caso de considerarlo conveniente. Pues bien, ese plazo se vence el próximo 22 de abril. El Gobierno no dice ni una palabra al respecto. Vimos con preocupación la oleada de nuevos convenios con Colombia, uno de los cuales prorroga por tres meses el esquema actual de relaciones comerciales, para ganar tiempo para concretar algo. También se anuncian conversaciones con Ecuador y con el incierto Perú, pero no se da el brazo a torcer. Venezuela debería reingresar a la CAN en función de los intereses nacionales. La apuesta del actual régimen fue para integrarnos a Mercosur. Objetivo no logrado. Son demasiadas las objeciones de sus integrantes, por los peligros desestabilizadores que para algunos significa la presencia del castrochavismo. El ALBA, Unasur y los centenares de convenios celebrados en todo el continente han sido una sangría para Venezuela. Un beneficio para terceros, las ayudas y negocios concretados con el "venaíto" del Caribe, como empieza a llamarse al comandante presidente. En todo esto también hay un problema de dignidad.

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