sábado, 26 de marzo de 2011

PERIPLO DE TRAZOS Y COLOR


EL NACIONAL - Sábado 26 de Marzo de 2011 Cultura/4
EXPOSICIÓN Se cumplen 10 años del retorno del zuliano a sus orígenes: la pintura
La música que pinta Víctor Valera
A los 84 años de edad, el artista vuelve a llenar los tres pisos de la Galería de Arte Ascaso con obra reciente
MARJORIE DELGADO AGUIRRE

En 2007, cuando tenía 80 años de edad, Víctor Valera aseguraba que ya no tenía tiempo para darle tiempo al tiempo.

Y no es mentira. No se lo da.

Y es tan férrea su oposición al letargo que ahora, a los 84 años, este hombre de energía inagotable vuelve a llenar los tres pisos (más la azotea) de una de las galerías más grandes de Caracas: la Galería de Arte Ascaso, donde mañana inaugurará Víctor Valera. Punto y línea. ¿Cómo lo hace? La respuesta no es sencilla para quien se despierta sin una idea clara de que hará con cada día. "Cuando me levanto, tengo un cuadro pintado en mi cabeza. Sólo tengo que ver la luz que entra por la ventana. En adelante, todo es trabajo", dice el creador.

En medio de la iluminada primera planta de la Ascaso, erguido en una silla mientras agita un rudo bastón cuyo puño queda minimizado atrapado en la robustez de su fuerte mano, se encuentra Valera, con tantas canas como historias por contar: "Antes de que comience la entrevista le quiero decir algo que usted comprenderá si entiende de música: todo lo que está aquí se lo debo a haber sido obediente a Pierre Boulez y a los músicos dodecafónicos, que me hicieron entender que el silencio es un sonido, que escuchar era llegar a la sabiduría, que hay espacios que hay que llenar y otros que hay que vaciar".

Esas palabras dan soporte a lo que dijera Jean Arp, el artista que descubrió sus lienzos: "No hace falta ser pitagórico para oír a través de las concreciones de Valera una música magnífica. Amenazas, torbellinos, embriaguez, rayos de luces se ordenan en esa pintura para formar construcciones sonoras, construcciones que convierten en visible lo invisible, que dejan oír lo que no se escucha".

El creador empuña el bastón, lo levanta y señala una obra. "Los espacios, como en el pentagrama, están en una sola dimensión, pero allí hay silencios, sonido y vibración. Todo eso es musical y es en la música donde se halla el comienzo de mi enseñanza", continúa el artista, que hace 10 años retornó a la pintura luego de haberla "traicionado" en 1957, cuando se convirtió en escultor y ganó el Premio Nacional de Escultura con la segunda obra que hizo en ese formato.

"La escultura me dio el tiempo; porque yo apenas estoy llegando a aquel lugar (la pintura) del que salí", expresa.

Pero, aunque entregado a la pintura en cuerpo y alma, su trabajo actual no deja de tener un modo muy escultórico.

Juega con los sentidos y, desde el plano, también corteja al volumen, aupado por el artificio de lo óptico. De hecho, si se sube a la azotea se puede ver una pequeña retrospectiva de su obra escultórica y, escaleras abajo, el montaje, celosamente vigilado por el creador, muestra la indisoluble relación entre el Valera escultor y el Valera pintor. Sin embargo, a pesar de que esa conexión entre pintura y escultura es muy cercana y de que existe un hilo conductor general en su trabajo, la abstracción geométrica y el interés por lo óptico, el volumen, el espacio, al artista le aterra la palabra repetición: "Hay quienes me critican por no seguir una sola línea de trabajo, pero a mí me horroriza que un cuadro tenga una relación con el otro. Cada uno está vivido por primera vez, hecho desde una emoción. Es el hombre frente a la magia y la sorpresa. ¿Qué queda en esa diferencia entre cuadro y cuadro? El yo".

En el ancho espacio de la sensibilidad de Víctor Valera el inconsciente siempre se asoma, pero no porque a su pintura se le vean costuras escultóricas ­esto quizá es muy consciente­, sino porque su obra no reniega de las imágenes de su tierra, como dijo una vez: de su hablar maracucho.

Esto lo recalca para contradecir el resabio de creer que la abstracción geométrica y los artistas modernos se divorciaron de su cultura: "Nosotros lo que hicimos fue una síntesis, pero esa síntesis no niega ni lo que nos enseñaron los que hacían representación ni nuestras herencias culturales.

Yo creo en América, creo en lo que somos".

"Cada uno (de los lienzos) está vivido por primera vez, hecho desde una emoción. Es el hombre frente a la magia y la sorpresa.

¿Qué queda en esa diferencia entre cuadro y cuadro? El yo"

Punto y línea
Víctor Valera
Inauguración mañana, 11:00 am Galería de Arte Ascaso, avenida Orinoco de Las Mercedes, entre las calles Mucuchíes y Monterrey, frente a la Torre Rescarven Lunes a viernes, de 8:00 am a 1:00 pm y de 2:00 pm a 6:00 pm; sábado y domingo, de 11:00 am a 3:00 pm

Fotografía: Manuel Sardá

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