lunes, 21 de marzo de 2011

LA TRASCENDENCIA DE UNOS TRAZOS


De un aportante al imaginario colectivo
Luis Barragán


Suele ocurrir, la ilustración explica mejor la política económica del gobierno que el propio texto tomado de "The Economist Intelligence Unit", en el calderato II (El Nacional, Caracas, 23/07/95). Ugo, a quien también vimos en el extinto diario Economía Hoy, y seguimos disfrutando en El Nacional, representó muy bien al mandatario supeditado - por los argumentos del trazo - a la política y perspectiva económica que por entonces no le permitía arrancar, ya sin fuerzas, por corajudo y voluntarioso que fuese.

Asumimos que las ilustraciones de la diaria prensa, gracias a la talentosa y original interpretación gráfica sumada a la que es no menos importante, la implícita, adquieren la jerarquía de arte mayor, inadvertidamente masivo. Quizá les bastaba a los comentaristas de los medios, críticos parlamentarios u otros opinadores de oficio, dar un vistazo a la página y hasta inconscientemente emplear a Ugo como sostén de los señalamientos tanto o más serios del sugerido tan lapidariamente.


Significaba abrir la puerta del imaginario colectivo, asumir ciertos códigos de acuerdo al "tarjet" del periódico para afrontar la realidad política en curso. La versión ugoniana del rostro presidencial (que también creemos haber visto del autor en otras remotas ilustraciones de El Diario de Caracas), contrastaba con las de sus colegas, en una riqueza de perspectivas que hacen a la polis al representarse a ella misma y a sus dirigentes. Caldera, el guerrero romano, pillado en el instante de su impotencia, no envidia a las celebérrimas piezas pictóricas que nos traen otras épocas históricas, emblematizándolas.

Falta un estudio fundado y profundo en torno a la “caricaturística” venezolana, sobre todo la referida a la más reciente contemporaneidad. Acamparándola frente a sus altos y medianos funcionarios, Hugo Chávez ya conoce de ingeniosas transfiguraciones (exactamente más parecidas a él que él mismo, puede decirse), incluyendo la emblemática bota de Weil o el sapo militarizado a lo siglo XIX de Zapata.

Imaginario incansable, mientras haya espacios que defender en torno a la libertad de expresión. Un trazo acostumbra a definir mejor las situaciones o personalidades que el verbalismo de ocasión, reconocida la prestancia gráfica de talentosas e infatigables interpretaciones que en el oficialismo cuenta con equivalentes (como Peli).

Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/7633-de-un-aportante-al-imaginario-colectivo
Ilustración: Ugo (El Nacional, Caracas, 23/07/95)

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