miércoles, 30 de marzo de 2011

CUENTA DE AHORROS


De un modo u otro, el autor ha vuelto al ruedo político gracias al ministro Jorge Giordani. Citado no pocas veces, el problema no está en esa vuelta, pues, por más coordinador de programa de gobierno y ministro de Estado que fuera, precisamente en Cordiplan (calderato II), la política activa e inmediata le ha sido extraña y ociosa, excepto la tratase como lo hizo tan magníficamente, más indirecta que directamente, en el extinto diario Economía Hoy, Caracas. Digamos que tampoco el problema está en que sea citado, aunque mejor - creemos - manipulado.

El asunto estriba que, en el campo de la oposición, aunque no dudamos que sea conocido, pasa de largo. Baptista no forma parte de la jerga diaria de quienes degustan más un gesto televisivo que un instante de reflexión creadora. Y no lo aseveramos porque seamos expertos en esto o en aquello, incluyéndolo, extrañando esta u otra referencia, sino por la falta de argumentación que - sospechamos - se desprende - por una parte - de no haberlo leído jamás, contentándose con la fraseología de rigor, en el reino de la antipolítica, y - por la otra - la "prohibición" que hay de hacerlo.

¿En qué consiste esa "prohibición"?: ya ni siquiera tratándose de un foro entre especialistas, hay que aligerar el debate hasta donde se pueda para que la genta comprenda.¿Qué carajo mencionar a Baptista u otro (s), fundamentando una postura?,
ya que los estudios de opinión recomiendan otra cosa y, si gobernarse tratase algún día, ¿no es susceptible que el propio Baptista acepte la contratación como asesor?.

¿Qué significa?, bueno, ahorro de esfuerzos y preservación de la supuesta frescura neuronal. Una cuenta que "engorda", mientras el líder es el que se encarga de ir a televisión, viajar, mensajear. Habrá después con qué pagar esa asesoría. ¿Estaremos en lo cierto?.

Por más que a una persona amiga le irrite la "ligereza" de la editorial, Panapo editó la obra en 1996, y, aunque la hemos leído parcialmente para algunas exposiciones concretas, nos proponemos hacerlo íntegramente ese año (!esos planes de lectorantes frecuentemente incumplidos!), al igual que la paciente revisión de otros títulos (unos leídos y otro, no). La primera parte se ocupa del descubrimiento de la idea de lo económico,, seguida por los antecedentes de la economía política, del orden natural, determinación del ámbito, su autonomía y establecimiento. Finaliza con la economía política como ciencia histórica, delimitándola. Por cierto, está demás decir, cuenta con una resptabilísima bibliografía.

No se necesita ser experto economista, por ejemplo, para interesarse en el tema. E ir más allá de la noticia, intentando contextualizarla.

LB

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