jueves, 24 de febrero de 2011

LO QUE SE ESCRIBÍA


EL NACIONAL, Caracas, 6 de Febrero de 1998
Acerca de Chávez y los cambios
Jesús Sanoja Hernández

Ya el 6 de febrero de 1992, el léxico político-militar venezolano se había enriquecido con extraño vocablo (comacate), formado por las dos primeras letras de ``comandantes, mayores, capitanes y tenientes'', que por cierto aparecieron en impensable número como miembros de la logia, por Pérez calificada de ``mafia'', bolivariana. El MBR-200, asimismo, había nacido, sorpresivamente, como movimiento, si en aquel trance puramente castrense, más tarde, preso en la tentación electoral, de presentarse con rostro cívico con el nombre de MVR (Movimiento V República).

No faltaron comentaristas que, llevados por las rotundas afirmaciones del comandante del Ejército, general Peñaloza, le endilgaran a Chávez, caudillo de la asonada, términos de connotación demoníaca, desde ayatola tropical hasta carapintada rioplatense, pasando por fundamentalista con charreteras y Kadafi frustrado. Más tarde se le atribuyeron contactos en Buenos Aires (gente de Seineldín) y, pasada la luna de miel con Caldera, quien lo había favorecido con indulto, se le hicieron cargos de asociación secreta con la guerrilla colombiana y de reunión con Fidel, puesta bajo sospecha.

No sé si en la mente de Chávez estaba, hirviente, la idea de colgar o fusilar a los generales en el patio de la Escuela Militar, o la de asesinar al presidente Pérez, pero sí estoy seguro de haber oído de labios del general Peñaloza -militar de los cultos, que había pedido sanciones contra los comacates antes del alzamiento- lo primero, y de boca de CAP, por Venevisión, lo segundo. Caldera, en su celebérrimo discurso que valió por cien de su campaña electoral de 1993, no creyó en ninguna de esas versiones. Aquello, de consumarse, habría sido una mancha histórica imborrable en el currículum de quien por esos días aspiraba llegar a Miraflores por la vía electoral, retomando así la consigna esgrimida contra la izquierda insurrecta de los 60: ``­Votos sí, balas no!''.

En verdad, aquel MBR-200 ofrecía una alternativa remitida al siglo XIX, donde el árbol de las tres raíces, algo insólito en la botánica política, debía ofrecer frutos injertos, por un lado el militarismo federalista de Zamora, por el otro las ideas educativas de Simón Rodríguez, y como producto final la fusión civil y militar de Bolívar. Quienes entonces lo atacaron y hasta algunos de aquellos que vieron en la propuesta una candorosa vuelta al pasado patrio, dijeron que tal proyecto no servía (o servía a medias o a cuartos) para la sociedad venezolana de fines del siglo XX.

El tiempo, que todo lo erosiona según el latino (hasta los escándalos de cierto banco), es juez implacable, y aquí, a un sexenio de distancia, tenemos a Chávez candidato presidencial, a Pérez fuera de Miraflores antes de que sonara el gong, a los del 27N amarrados, en su mayoría, al proyecto modificado del 4F, y a buena parte de la izquierda que intentó el Carupanazo y el Porteñazo, en busca del mesías.

Tenemos asimismo a una ex miss universo, que en febrero de 1992 sabía de política lo que yo de Internet, alzada con dos períodos de alcaldesa de Chacao y con las zapatillas puestas para entrar a la casona de doña Jacinta. Y tras de ella, con el mismo plan de conquista, a Fermín sin AD y Salas Romer sin Copei, y apoyándola, para consolidar su votación regional en Anzoátegui, a Andrés Velásquez.

­Vaya con lo que ha pasado en el lapso sexenal! Partidos sin candidatos propios (a no ser que AD ofrezca alguno de aquí a mayo), y candidatos sin partidos, a menos que ustedes crean, como en 1993 con la naciente Convergencia, que Irene, Renovación y Proyecto Venezuela son de verdad verdad partidos. Uno ve lo que ha pasado, en apenas seis años, y le cuesta creerlo. El terrible monstruo bicéfalo verdiblanco, del cual Venezuela aseguraba que no saldríamos nunca, patalea para no morir. Copei herrerista inventó su Barbie electoral, a falta de opción propia según los de la orquesta, mientras AD (¨la de Gallegos, Betancourt, Leoni, Barrios?) duda entre Alfaro y Lewis y si acaso Ledezma. Es como si el Polo Sur quedara en el Polo Norte.

Uno mira hacia el día y año de la firma de Punto Fijo (31 de octubre de 1958) con nostalgia e ira. De aquella AD que se vanagloriaba del período de la resistencia y de ser ``el partido del pueblo'', lo que sobrevive es maquinaria construida a través de años de gobierno directo o delegado. De Copei se fue nada menos que Caldera, y arrinconado está el que se creía sucesor. URD es fantasma amarillento. Y el mismo PCV, excluido del pacto, y que luchó contra el bipartidismo aun antes de que naciera, no es sino reducida vanguardia de leales, que han llevado el sacrificio al límite del masoquismo.

Una sola razón, aunque de tamaño y validez tan grandes como innegables, milita en favor de los cuatro candidatos, hasta ahora, con opción. Son el relevo (malo o bueno; tal no es el punto) de generaciones vencidas y de partidos decadentes o con traumas terribles, y el hecho de que carezcan de organizaciones sólidas y de programas, o los tengan , como Chávez, ``antisistema'', no será precisamente lo que los detenga.

Ilustración: Peli (Economía Hoy, Caracas,04/11/99)

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