lunes, 24 de enero de 2011

de francotiradores y quebraduras


De las ideas televisivamente trituradas
Luis Barragán


Una cifra los atormenta: 52%, por lo que no hay planteamiento sobrio, coherente y profundo que valga. Desde la sesión inicial, la Asamblea Nacional es un cuadrilátero en el que se ha impuesto el ventajismo gubernamental.

Contribuyendo la arbitraria y cobarde reforma del Reglamento Interior y de Debates, la dinámica consiste en una permanente descalificación personal del adversario, pretendiendo ridiculizarlo como si al oficialismo le sobrara moral para ello. Poco importan los problemas fundamentales del país, los alegatos de hondura y el respeto tercamente empeñado, pues, quizá anunciando la física, la agresión verbal es la pauta de una bancada que insiste en la dócil y ciega obediencia hacia Miraflores.

De la trituración de ideas versó el Comandante-Presidente en la fecha inaugural de la Asamblea, por lo que el gesto y la palabra de sus soldados están marcados. No obstante, hay un ejercicio y una experiencia inigualable: la manipulación emotiva de las imágenes.

No existe – por ahora – posibilidad alterna, libre y convincente, para que el país conozca en tiempo real lo que acontece en el Capitolio Federal. Unicamente, la televisora parlamentaria tan monopolizada como el resto del espectro radiotelevisivo público por Chávez Frías, es la que ofrece su versión.

De prolongadas tomas, planos privilegiados y atención esmerada, goza el oficialismo, mientras desatiende, evade y satiriza a la oposición. La muy humana necesidad de ir al baño, literalmente rascarse la naríz o atender una breve llamada telefónica, se convierte en un testimonio de irresponsable abandono de la curul, práctica antihigiénica u ociosidad comprobada, por lo que cada cámara de televisión se ofrece se convierte en una herramienta francotiradora sobre la humanidad del adversario.

Recordemos, los medios autónomos de comunicación fueron desalojados del hemiciclo a raíz del descubrimiento de un diputado del gobierno que los sitios más acalorados de la red de redes plenaban su laptop. Desde entonces, no es posible captar libérrimamente lo que ocurre en el foro o la instancia natural para el debate.

Probablemente, no hay precedente alguno en las prácticas parlamentarias del mundo que se dice democrático. Innovador, el socialismo del siglo XXI ha perfeccionado las artes telemáticas hasta el hastío.

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