domingo, 30 de enero de 2011

buena nueva


NOTITARDE, Valencia, 30 de Enero de 2011
Dichosos los pobres de espíritu (Mt. 5,1-12)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

El evade este domingo nos presenta el tema de las Bienaventuranzas que Jesús dirige a sus apóstoles y discípulos. Las Bienaventuranzas dentro del evangelio de Mateo vienen hacer el prólogo del llamado "Discurso del Monte" o "Sermón de la Montaña" que va del capítulo cinco al siete y donde el evangelista recoge y sistematiza en forma de pequeño libro o catecismo las palabras y diversos temas a los que Jesús hizo referencia en distintas ocasiones a través de su predicación. Mateo busca resaltar la autoridad que tiene Jesús como verdadero Maestro que se sienta en la cátedra para enseñar a sus discípulos y transmitirle la Buena Nueva del Reino de Dios y la forma como tienen que vivir.

Las Bienaventuranzas son, según algunos escritores, la más sublime enseñanza que jamás haya dictado un maestro espiritual. Ellas resumen o sintetizan lo que necesita o debe vivir un cristiano de cara al Reino de Dios y hacen alusión al Antiguo Testamento, porque Mateo presenta un paralelismo donde resalta a Jesús como verdadero Dios, Maestro y Mesías que se hace presente en el Pueblo de Israel. La montaña a la que sube Jesús recuerda la montaña del Sinaí, donde Dios selló Alianza con el Pueblo de Israel, presentándole los diez mandamientos. Ahora Jesús, con autoridad divina presenta la Nueva Alianza de Dios con su Pueblo, aparece como el nuevo Moisés. Los discípulos representan a la Iglesia naciente, al Nuevo Pueblo de Dios, al Pueblo de la Nueva Alianza.

También el evangelista Lucas presenta el tema de las Bienaventuranzas que dirige a sus destinatarios provenientes del paganismo convertidos al cristianismo, en el caso de Mateo escribe para destinatarios judíos convertidos al judaísmo. Con pequeñas diferencias y matices propios, ambos relatos expresan las palabras de Jesús acerca de lo que tiene que ser la vida de quienes optan por el Reino de Dios, que El hace presente con su presencia en medio de los hombres.

Bienaventuranza significa dicha, felicidad, gozo. Jesús proclama felices, dichosos a los pobres, los que sufren, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los que trabajan por la paz, los perseguidos a causa de vivir en el bien. Son muchas las lecturas que se pueden hacer de las Bienaventuranzas, pero la clave está en entender que Cristo nos propone un camino distinto al esquema de felicidad o gozo que nos ofrece el mundo que busca el poder, el tener y el placer. El Señor nos presenta otro camino para alcanzar la felicidad y el gozo, para ser dichosos. Nos invita a una opción preferencial por los pobres y los que sufren, a vivir en la humildad y sencillez de vida; sin creernos más que los demás, sin apegos a las cosas de este mundo que son pasajeras, andando en la verdad. El mejor ejemplo es la vida de Nuestro Señor, Jesucristo que en su vida terrena fue pobre y pasó por el sufrimiento, tuvo hambre y sed de justicia, fue misericordioso con los contemporáneos de su tiempo y limpio de corazón, trabajó por construir la paz y la reconciliación entre los hombres, fue perseguido y murió por hacer el bien y por amor a la humanidad. Así, el cristiano que quiere vivir el camino de las Bienaventuranzas necesita ver el ejemplo de Cristo que encarna en su persona las actitudes básicas que un cristiano tiene que tener frente al Reino de Dios y pueda así alcanzar el camino que conduce a la felicidad plena y a la vida sin fin.
Sólo quien practica las Bienaventuranzas, que son la carta magna para la vida del cristiano, las entiende y conoce a plenitud. Pertenecen al orden sobrenatural y no al esquema ni estilo de este mundo.

Pidámosle al Señor que nos ayude y enseñe a vivir el camino de las Bienaventuranzas, que podamos descubrir en ellas su gracia y presencia que nos estimula y acompaña en nuestro caminar diario. Que podamos alcanzar la felicidad y testimoniarla delante de los hermanos que a pesar de tenerlo todo o de experimentarlo todo son infelices por no tener a Dios en su vida.

IDA Y RETORNO: Durante la semana de Oración por la unidad de los cristianos, tuvimos un encuentro fraterno en nuestro Seminario donde pudimos compartir con un Pastor de la Iglesia Luterana de Valencia, un Pastor de la Iglesia Bautista de San Diego y un Padre de la Iglesia Sirio Católica de Maracay que junto a los padres y seminaristas de nuestra Casa de Formación pudimos compartir e implorar al Señor que podamos tener una sola Iglesia bajo un solo Pastor. El ecumenismo es ese esfuerzo que se viene haciendo desde hace años para lograr la unidad de todas confesiones cristianas en una sola Iglesia. Los cristianos separados, divididos somos un escándalo para el mundo, no somos fieles a las palabras del Señor que ha dicho: "Padre, que todos sean uno para que el mundo crea". Pidamos al Señor el regalo de la unidad en nuestras comunidades y entre todos los que creemos y seguimos a Cristo.
Pjoel_15895@hotmail.com

Ilustración: Theo van Doesburg, "Arithmetic Composition" (1930)

No hay comentarios:

Publicar un comentario