martes, 21 de diciembre de 2010

liviandad


EL NACIONAL - Jueves 25 de Noviembre de 2010 Opinión/9
ATres Manos
Miradas múltiples para el diálogo
Marxismo sin tormentos
RIGOBERTO LANZ

Aprovecho esta ocasión para puntualizar varias inquietudes expresadas en distintos ambientes sobre el debate en torno al marxismo.

Son de variado calibre y complejidad. Por ello es menester arriesgar alguna selección que pueda procesarse en este breve espacio. A la mano tenemos lo publicado por el amigo Ramón Márquez, así que nos servirá su texto como pie para estos comentarios.

Se resume así el repertorio de mis argumentos: *la metáfora de la "muerte" del marxismo no me sirve; *sostengo que hay una gran variedad de "marxismos" que sirven a distintos propósitos y usuarios; *el pensamiento de Marx no es idéntico al marxismo crítico que se desarrolló en el siglo XX; *todos los marxismos existentes pertenecen al magma epistémico de la Modernidad, por ello, la crisis más profunda de este tipo de pensamiento proviene del colapso histórico del modo moderno de pensar; *dada la magnitud y peso específico de este paradigma, se transformó en parte de la cultura occidental, a tal punto que es hoy un acervo intelectual de toda la humanidad (incluidos sus detractores).

Desgranemos, entonces, algunas implicaciones de esta breve plataforma de puntos de partida. El primero de ellos es que en efecto no hace falta "resucitar" este paradigma porque el papel que puede cumplir está ya dado en su presencia objetiva en los procesos actuales de producción de conocimientos.

Ese es de suyo un rol privilegiado. Más de eso me resulta cuesta arriba. Allí la tradición marxista comparte territorio con otras corrientes intelectuales que cumplen también su papel: el funcional-estructuralismo, el neopositivismo, el liberalismo, el paradigma de la simplicidad y toda una constelación de ramificaciones menores que pueblan el mundo académico y editorial.

Lo que está en juego es producir un nuevo modo de pensar (no sólo otro pensamiento) que pueda entromparse con la turbulencia de los cambios cognitivos de la época en que estamos: para comprenderla, para intentar transformarla.

Sabiendo que semejante emprendimiento no es una simple "aplicación" de tal o cual hallazgo teórico. De lo que hablamos es de un cambio civilizacional y no tanto de quién ganó las últimas elecciones en Venezuela.

El dogmatismo y la ignorancia no son sólo respecto al marxismo. Esas enfermedades del espíritu han estado instaladas en la mentalidad de la izquierda tradicional desde hace siglos. El marxismo soviético (ver el libro de H. Marcuse que lleva ese nombre) fue históricamente el engendro ideológico que la burocracia estalinista logró propagar por todo el mundo a costillas de sus socios criollos. Ese "marxismo" fue en todo los sentidos una estafa al pensamiento de Marx y al desarrollo que logró el pensamiento crítico durante el siglo XX.

La derecha iletrada también bebió de esa fuente, es por ello que cuando se refieren a su anticomunismo enfermizo lo que tienen en mente es esta escatología de lugares comunes.

Es muy difícil encontrar alguna "utilidad" al marxismo para alentar las luchas de los desposeídos del mundo. Esa unidad de medida no sirve para calibrar el peso de una tradición intelectual; como tampoco lo sería para valorar la significación del cientificismo o el pensamiento de Max Weber.

Ello no quiere decir que esos pensamientos sean "neutros" ni nada parecido. Lo que quiere decir es que su vigencia, su actualidad, su pertinencia se desplazan por un cambio de época. La Modernidad es una cosa y la posmodernidad es otra. Las claves de inteligibilidad se han trastocado, la racionalidad de los procesos ya no es la misma, el sentido de prácticas y discursos ha cambiado drásticamente. No tiene ninguna gracia obligar a Marx a tener un diálogo con Bill Gates.

Comprendo los avatares del amigo Ramón Márquez en su trajinar académico. ¡Cuántas barbaridades hemos presenciado! Pero de allí no se sigue ninguna condena universal.

Apostemos por la construcción de espacios radicales de emancipación. Ellos no existen previamente. Tampoco viene dada la manera de hacerlo. Atreverse es el camino.

Ilustración: Pedro León Zapata (El Nacional, Caracas, 18/12/10)

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