martes, 9 de noviembre de 2010

maestría



EL NACIONAL - Martes 09 de Noviembre de 2010 Escenas/1
Tres maestros del movimiento
Vasarely, Schöfer y Agam fueron pioneros del cinetismo en Europa, con sus obras móviles e interactivas. Una selección de sus serigrafías y piezas tridimensionales más representativas se exhibe en la muestra Geométricos de colección
CARMEN VICTORIA MÉNDEZ

Hace un siglo, la vanguardia decidió abrirle la puerta al arte y echarlo a andar. Quienes comenzaron a escribir la historia de la abstracción geométrica no sólo huían de la figuración; también querían que sus obras caminaran y fueran al encuentro del espectador. Pero por más que lo intentaban, sus creaciones nacían sin piernas, hasta la llegada de Víctor Vasarely, Nicolas Schöffer y Yaacov Agam, los tres maestros europeos del movimiento.

Esferas, cubos y líneas parecieran danzar alrededor de los visitantes de la muestra Geométricos de colección, integrada por 70 propuestas cinéticas pertenecientes a casas de subastas y galerías internacionales. Todas las piezas están en venta. La exposición estará acompañada de una serie de actividades divulgativas sobre la abstracción.

La exposición reúne alrededor de 40 serigrafías y esculturas de Vasarely, el padre del arte óptico. En la selección destaca Zebra Zambo, una de las primeras aproximaciones de este artista a la abstracción. El creador descubrió la ilusión de movimiento a partir de la piel rayada de la cebra, un objeto reconocible que adquirió formas infinitas en su taller entre 1937 y 1950.

En la sala están representadas las composiciones cinéticas, los kugels (esferas) y las piezas del período blanco y negro del artista francés de origen húngaro. También fue incluido El rombo eterno, el logo que diseñó para la marca Renault.

Una de las propuestas más interesantes de Vasarely es Planetary Folklore Participation N° 1, basada en el Alfabeto plástico, considerado como su mayor aporte. Se trata de una caja que alberga 390 fragmentos de plástico de diversas formas y colores, que permiten crear múltiples combinaciones a partir de una misma pieza. Es una obra múltiple de la que existen 3.000 ediciones, pues como muchos artistas de su tiempo, Vasarely creía que la reproducibilidad democratizaría el arte.

Su lenguaje dialoga muy bien con la propuesta de Agam, representado a través de 24 creaciones que reflejan su búsqueda de la interactividad entre obra y espectador. La mitad de la sala la ocupan sus Agamografías, realizadas mediante una técnica gráfica inventada por el propio artista que permite lograr diferentes lecturas de una misma imagen. "No se puede ver la totalidad de las formas de la imagen, pues tal como ocurre en la realidad, depende del ángulo desde el que se mire", reza el cuarto de los nueve mandamientos del pintor y escultor.

La muestra confronta la obra bidimensional del artista israelí con sus esculturas a escala.

En la selección destaca la pieza Candelabragam, que puede ser transformada en un candelabro. También hay "versiones de mesa" de las obras monumentales Kahala Welcome ­creada en Hawai­ y Multidimensional Tower, que se encuentra en el Museo Guggenheim de Nueva York. El común denominador de estas esculturas es la cualidad de ser transformables.

Vasarely y Agam dominaron el arte de engañar al ojo para crear la ilusión de movimiento, pero fue Schöffer quien efectivamente logró que las obras danzaran de verdad. En la exposición se observan cuatro esculturas móviles del artista húngaro, considerado como el precursor del arte cibernético.

A las estructuras de acero de estas piezas, tituladas Minisculpture, La Tour, Kronos y Lux, les fueron incorporados motores y mecanismos giratorios.


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