lunes, 11 de octubre de 2010

... y hasta una bendición al magallanes


NOTITARDE, Valencia, 10 de Octubre de 2010
Jesús sana a diez leprosos (Lc. 17, 11-19)
Joel de Jesús Núñez Flautes

El evangelio de este domingo nos relata uno de los tantos milagros realizados por Jesús; en esta ocasión la curación de diez leprosos que desde lejos le gritaban: "Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros". Jesús, escucha su súplica y les dice que se vayan a presentar a los sacerdotes judíos y sucede que mientras van de camino quedan curados y sólo uno que era samaritano (no judío) se regresa para darle gracias, se postra delante de Él y Jesús exalta la fe de este hombre diciéndole: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado". Seguimos reflexionando el tema de la fe, el domingo pasado hablamos de cómo los apóstoles le pedían a Jesús que les aumentara la fe y decíamos que la fe es un don de Dios y lo importante no es la cantidad, sino la calidad, traducida en una confianza real en Dios que es mi Padre y nunca me desampara. Ahora vemos como Jesús alaba la fe de este samaritano y nos lo propone de ejemplo, ya que no perteneciendo al pueblo de Israel, sin embargo, creyó en Jesús, lo reconoció no como un simple hombre, sino como el Mesías esperado, como Dios verdadero que tiene el poder de sanar y liberar.
La fama de Jesús se había ido extendiendo por todo Israel y por eso vemos como estos leprosos que tenían que vivir en las periferias de la ciudad, que eran duramente despreciados por la gente, escuchan hablar de Cristo, de sus palabras, de su comportamiento con los enfermos, los pobres, los necesitados y por eso le gritan de lejos pidiéndole el milagro de quedar sanos, de poder insertarse de nuevo a la sociedad, de salir de la marginalidad donde vivían. Jesús les hace el milagro y sólo aquel samaritano regresa para agradecerle, se postra ante Él (lo reconoce como Dios; ya que dice la Escritura que sólo ante Dios el hombre dobla sus rodillas) y Jesús alaba su fe. Con este milagro, podemos ver como van juntas la fe y la sanación; fe y liberación; fe y milagro que Jesús realiza para demostrar y mostrar delante de todos (apóstoles, discípulos, autoridades judías) que el Reino de Dios está presente en medio de los hombres. Que Dios no es indiferente a las necesidades de sus hijos y que en Cristo se nos ha hecho cercano y se nos ha revelado con su Amor de Padre.
Sin duda alguna, que en este domingo Dios nos invita a revisar nuestra fe, a darnos cuenta si realmente confiamos en Dios, si esperamos en Él y creemos en su poder, sino lo buscamos sólo por interés (como los otros nueve leprosos) o lo buscamos porque experimentando su amor, tratamos de corresponder a ese amor que nos brinda. Seguramente no tenemos la enfermedad que tenían aquellos leprosos; pero si hay necesidades, crisis, problemas, dificultades, situaciones personales, familiares y laborales que ponen a prueba nuestra fe; cosas que sabemos que necesitamos cambiar, sanar o liberar; pero al mismo tiempo descubrimos nuestras limitaciones, nos damos cuenta que solos no podemos y es allí donde tenemos que dar el salto de la fe para "gritar" a Dios y pedirle que venga en nuestra ayuda; para suplicarle con fe que nos atienda, socorra, nos sane y nos libere de lo que nos impida ser felices, nos aparta de Él y de los demás.
La respuesta de Dios al clamor de un hijo que le implora con fe la podemos ver claramente en la actitud de Jesús, que en medio de la sencillez, sin despreciar, sin arrogancias, con la pedagogía del que sabe enseñar y sólo aceptando el tributo de la fe, ha el milagro. Así se comporta Dios con sus hijos, con quienes le invocan con fe, con los que se acercan a Él llenos de confianza, con los que saben reconocer sus limitaciones y saben darle el puesto que Dios merece en sus vidas; con los que aman de verdad y saben ser agradecidos y no lo buscan con intereses mercantilistas, sino que ven en Dios un Padre Bueno que nunca nos abandona ni deja de atender nuestras necesidades.
Sepamos ser agradecidos con Dios, como el samaritano del evangelio de hoy, pidámosle que aumente nuestra fe y que nos sane de aquellas enfermedades físicas o espirituales que no están permitiendo convivir con Él ni con nuestros hermanos.
IDA Y RETORNO: Este 12 de octubre vamos a inaugurar el Archivo Histórico de nuestra Arquidiócesis y una Biblioteca Virtual de filosofía, teología e historia que tendrán su sede en nuestro Seminario y la Biblioteca. Gracias al porte de varias empresas que a través de sus aportes de Ciencia y Tecnología se pudieron cristalizar estos proyectos. El acto será presidido por nuestro arzobispo.
Este 12 de octubre también comienza la temporada de béisbol que tanta alegría trae al país. Dios bendiga a nuestro equipo del Magallanes y que podamos terminar la tarea que dejamos pendiente. Que bendiga a nuestro estado Carabobo.
En la Capilla de la UC, como iniciativa de la Dirección de Capellanía, el pasado viernes hemos comenzado a celebrar la misa a las 11:00 am, que mantendremos en el mismo día y hora, abierta a toda


Ilustración: http://www.kazuya-akimoto.com/2007/2007images/IMG_6426_purple_backstreets_450.jpg
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NOTITARDE, Valencia, 10 de Octubre de 2010
Jesús sana a diez leprosos (Lc. 17, 11-19)
Joel de Jesús Núñez Flautes

El evangelio de este domingo nos relata uno de los tantos milagros realizados por Jesús; en esta ocasión la curación de diez leprosos que desde lejos le gritaban: "Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros". Jesús, escucha su súplica y les dice que se vayan a presentar a los sacerdotes judíos y sucede que mientras van de camino quedan curados y sólo uno que era samaritano (no judío) se regresa para darle gracias, se postra delante de Él y Jesús exalta la fe de este hombre diciéndole: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado". Seguimos reflexionando el tema de la fe, el domingo pasado hablamos de cómo los apóstoles le pedían a Jesús que les aumentara la fe y decíamos que la fe es un don de Dios y lo importante no es la cantidad, sino la calidad, traducida en una confianza real en Dios que es mi Padre y nunca me desampara. Ahora vemos como Jesús alaba la fe de este samaritano y nos lo propone de ejemplo, ya que no perteneciendo al pueblo de Israel, sin embargo, creyó en Jesús, lo reconoció no como un simple hombre, sino como el Mesías esperado, como Dios verdadero que tiene el poder de sanar y liberar.
La fama de Jesús se había ido extendiendo por todo Israel y por eso vemos como estos leprosos que tenían que vivir en las periferias de la ciudad, que eran duramente despreciados por la gente, escuchan hablar de Cristo, de sus palabras, de su comportamiento con los enfermos, los pobres, los necesitados y por eso le gritan de lejos pidiéndole el milagro de quedar sanos, de poder insertarse de nuevo a la sociedad, de salir de la marginalidad donde vivían. Jesús les hace el milagro y sólo aquel samaritano regresa para agradecerle, se postra ante Él (lo reconoce como Dios; ya que dice la Escritura que sólo ante Dios el hombre dobla sus rodillas) y Jesús alaba su fe. Con este milagro, podemos ver como van juntas la fe y la sanación; fe y liberación; fe y milagro que Jesús realiza para demostrar y mostrar delante de todos (apóstoles, discípulos, autoridades judías) que el Reino de Dios está presente en medio de los hombres. Que Dios no es indiferente a las necesidades de sus hijos y que en Cristo se nos ha hecho cercano y se nos ha revelado con su Amor de Padre.
Sin duda alguna, que en este domingo Dios nos invita a revisar nuestra fe, a darnos cuenta si realmente confiamos en Dios, si esperamos en Él y creemos en su poder, sino lo buscamos sólo por interés (como los otros nueve leprosos) o lo buscamos porque experimentando su amor, tratamos de corresponder a ese amor que nos brinda. Seguramente no tenemos la enfermedad que tenían aquellos leprosos; pero si hay necesidades, crisis, problemas, dificultades, situaciones personales, familiares y laborales que ponen a prueba nuestra fe; cosas que sabemos que necesitamos cambiar, sanar o liberar; pero al mismo tiempo descubrimos nuestras limitaciones, nos damos cuenta que solos no podemos y es allí donde tenemos que dar el salto de la fe para "gritar" a Dios y pedirle que venga en nuestra ayuda; para suplicarle con fe que nos atienda, socorra, nos sane y nos libere de lo que nos impida ser felices, nos aparta de Él y de los demás.
La respuesta de Dios al clamor de un hijo que le implora con fe la podemos ver claramente en la actitud de Jesús, que en medio de la sencillez, sin despreciar, sin arrogancias, con la pedagogía del que sabe enseñar y sólo aceptando el tributo de la fe, ha el milagro. Así se comporta Dios con sus hijos, con quienes le invocan con fe, con los que se acercan a Él llenos de confianza, con los que saben reconocer sus limitaciones y saben darle el puesto que Dios merece en sus vidas; con los que aman de verdad y saben ser agradecidos y no lo buscan con intereses mercantilistas, sino que ven en Dios un Padre Bueno que nunca nos abandona ni deja de atender nuestras necesidades.
Sepamos ser agradecidos con Dios, como el samaritano del evangelio de hoy, pidámosle que aumente nuestra fe y que nos sane de aquellas enfermedades físicas o espirituales que no están permitiendo convivir con Él ni con nuestros hermanos.
IDA Y RETORNO: Este 12 de octubre vamos a inaugurar el Archivo Histórico de nuestra Arquidiócesis y una Biblioteca Virtual de filosofía, teología e historia que tendrán su sede en nuestro Seminario y la Biblioteca. Gracias al porte de varias empresas que a través de sus aportes de Ciencia y Tecnología se pudieron cristalizar estos proyectos. El acto será presidido por nuestro arzobispo.
Este 12 de octubre también comienza la temporada de béisbol que tanta alegría trae al país. Dios bendiga a nuestro equipo del Magallanes y que podamos terminar la tarea que dejamos pendiente. Que bendiga a nuestro estado Carabobo.
En la Capilla de la UC, como iniciativa de la Dirección de Capellanía, el pasado viernes hemos comenzado a celebrar la misa a las 11:00 am, que mantendremos en el mismo día y hora, abierta a toda


Ilustración: http://www.kazuya-akimoto.com/2007/2007images/IMG_6426_purple_backstreets_450.jpg

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