jueves, 21 de octubre de 2010

fundamental (izaciones)


EL NACIONAL - Jueves 21 de Octubre de 2010 Opinión/8
A Tres Tres Manos Manos
Miradas múltiples para el diálogo Miradas múltiples para el diálogo
El fundamentalismo ideológico-político
FRANCISCO RODRÍGUEZ*

El problema con el fundamentalismo es el énfasis en un centro de gravedad temático que termina convirtiéndose en algo exagerado, monstruoso, teratológico. Es una cuestión de cantidad que en un momento determinado se vuelve calidad, como diría Engels.

Así, el discurso se vuelve más repetitivo y compulsivo mientras se percibe más lejano el horizonte del ideal de realización que se pregona para el consumo de las masas. En este sentido el discurso aparece como una defensa ante lo que se percibe como una falta fundamental.

El discurso de este modo y algunas acciones muy ruidosas, se orientan a suturar imaginariamente las grietas entre el plano teórico del mero deseo y la realidad concreta; esa "cochina, sucia y porfiada" realidad. A medida que las grietas se abren con mayor profundidad, más radical se vuelve el discurso que adquiere fuertes resonancias por el énfasis puesto en el tema.

Es inevitable aquí la presencia del mito porque estas representaciones zanjan una contradicción que plantea dilemas sin solución en la realidad concreta.

Por ejemplo, igualdad versus desigualdad, justicia versus injusticia, alienación versus comunicación transparente. En este orden de ideas se plantea el dilema, más que socioeconómico, ético de la contradicción capitalismo versus socialismo. En principio es un falso problema porque un término de la relación en este par contradictorio, no existe; es una conjetura.

Pensar el futuro como ideal contrafáctico sin partir del presente como referencia fundamental, sería una falacia, como aquella persona que intente levantarse a sí misma tirando del cordón de los zapatos. El fundamentalismo en su afán de negar el tiempo y la noción de proceso confunde los tiempos; el futuro con el pasado y el presente. Y es precisamente esto lo que plantea el mito.

Al grito de muerte al capitalismo se propone el cambio radical y, de un solo plumazo, de todas las estructuras sociales, culturales y políticas. Así, en este contexto se declara la muerte del capitalismo y de la burguesía al mismo tiempo, como expresiones concretas de la maldad y la iniquidad absoluta.

En esta cadena de oposiciones binarias que constituye la estructura del mito, por supuesto que la presencia del socialismo representa el advenimiento del "porvenir radiante" de la humanidad aboliendo todo lo malo y oscuro que envuelve el sistema capitalista. Pero menudo problema porque nadie tiene una receta para realizar estas operaciones que significan, a nuestro modo de entender las cosas, un proceso de "reconstrucción simbólica de la subjetividad".

Para el fundamentalismo como pensamiento de clausura y cierre del universo sociopolítico, esta "caja negra" de los procesos sociales no existe porque significan lidiar con una complejidad que introduce "ruido en la comunicación" acerca del concepto de realidad como lo "claro y lo distinto". Así se niega el carácter gelatinoso y resbaloso que lo social tiene en cualquier circunstancia; se niega el carácter probabilístico y de incertidumbre que genera un miedo profundo a no tener el control sobre los acontecimientos. Surge de esta manera un universo caótico que sustituye el cosmos de un universo totalmente predecible y manejable de acuerdo con imaginarios muy egocéntricos y narcisistas acerca de un mundo totalmente determinado y finito.

No hay fuga, ni pérdida de energía o entropía en este sistema-mundo de abordaje de la realidad claramente newtoniano-cartesiano que por efectos de una sobrecarga de deseo se convierte en un pensamiento mágico.

Por su misma naturaleza, este tipo de pensamiento anuncia un imaginario apocalíptico que dé al traste con tantas estructuras sociales que impiden la marcha triunfal de la historia hacia su liberación definitiva y, por supuesto, anticipa el surgimiento de un "mesías" salvacionista y liberador. Esto es inevitable, de ahí que se hace necesario un ejercicio sociocrítico y deconstruccionista que desmonte este pensamiento que conspira contra cualquier proceso de cambio significativo de las estructuras sociales por su carácter reificante y, por lo tanto, antihistórico.

* UDO/Bolívar

Ilustración: http://iscd.com.au/gallery1/VisualArts/Abstract-Geometric-Art.jpg

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