domingo, 5 de septiembre de 2010

sabiduría


San Lucas, 14: 25 – 33

En su homilía de hoy, el Padre Alfredo Infante (SJ), por una parte, versó sobre la primera lectura más extensamente (Sabiduría, 9: 13-19), refiriéndola como parte de los libros sapienciales fundados en la sabiduría popular que nace de la fe.

La sabiduría como el arte de vivir según el Espíritu de Dios, la vida diaria. Significa ser buen padre, vecino, ciudadano. El conocimiento no comporta necesariamente la sabiduría, aunque es buena la yunta. Hay personas “de a pie”, muy sencillas, que tienen una extraordinaria sabiduría. No tenemos respuesta a todas las situaciones del mundo y de la vida. El secreto reside en la sabiduría que viene de Dios. ¿Y cómo accedemos a ella?: iniciando el camino de interiorización personal. Peregrinando la selva de nuestra interioridad personal para indagar qué misión nos asigna Dios, frente al mundo de hoy que nos lleva a la huida. Dios quiere que lo encontremos desde la peregrinación interior.

A veces, buscamos salidas falsas como los jóvenes y la droga o los adultos y el alcohol, apuntando a los chivos expiatorios, pero el peregrinaje no se da hacia fuera. Dios es el camino que nos va transparentando. Hagan la prueba y se verá que bondadoso y misericordioso es el Señor.

Y, por otra parte, comentó el Evangelio: Jesús nos pone en la misma situación, es duro. Los padres y hermanos so importantes, pero no son Dios. Los padres son hermanos a los que Dios le asignó la misión de mamá o papá y tienden a la sobreprotección. Sin embargo, es Dios que nos da la misión, lo que significa una revisión constante a l luz de su sabiduría.

Pidamos a Dios la gracia de ser sabios.

Ilustración: “Camino de Dios” de Juana Crespo.

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