martes, 10 de agosto de 2010

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EL NACIONAL - Domingo 08 de Agosto de 2010 Siete Días/4
entrevista
Oscar Sambrano Urdaneta
"Los que ofenden groseramente son los que no desean la reconciliación"
Para el académico, la polarización que vive Venezuela no es nueva pero se ha vuelto más agresiva debido al empeño del gobierno en dividir y fomentar el odio. Considera que la chabacanería del lenguaje del Presidente avergüenza a los venezolanos sensatos
TAL LEVY

Cuando hace 21 años Arturo Uslar Pietri utilizó ante las cámaras de televisión la palabra "pendejo", para referirse además a sí mismo como venezolano, fue grande el impacto. Hoy pareciera a nadie sorprender el uso de improperios de mayor calibre utilizados en las televisoras oficiales, así como por parte de los miembros del Gobierno, empezando por el Presidente de la República, tanto que hasta un teléfono celular fue bautizado como "vergatario".

¿Cómo se abrieron esas compuertas a un lenguaje vulgar, soez, utilizado públicamente en Venezuela? El ensayista y crítico literario Oscar Sambrano Urdaneta, individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua, contesta con otra pregunta: "¿Habría causado el mismo impacto si quien lo hubiese dicho no tuviera el prestigio de este intelectual?".

Seguramente no, añade. "El hecho de haber sido una autoridad tan respetable como Arturo Uslar Pietri la que entre nosotros utilizó públicamente la palabra `pendejo’ como sinónimo de `tonto’, `zoquete’, es lo que causó asombro entre la teleaudiencia, porque el autor de Las lanzas coloradas estaba echando por tierra un tabú. Esto permite afirmar que a los oyentes nos repugna escuchar improperios de labios de quien no los esperamos. La reflexión es válida para todos los que se dirigen al público, particularmente, aquellos que tienen una representación que los rebasa como individuos. Es por esto que cada vez que el Presidente de la República ha dejado escapar sus insultos, algunos francamente escatológicos, al venezolano sensato le da vergüenza la chabacanería y el mal gusto de quien pareciera estar convencido de que agrediendo con el idioma a los escuálidos, como parte de la estrategia de su guerra personal, gana la simpatía y hasta el aplauso de aquellos seguidores suyos que lamentablemente forman parte de nuestra plebe cultural. ¿Qué otra explicación podría dársele al hecho de que, entre centenares de nombres, bautizó como "vergatario" a un celular ensamblado en Venezuela, único país en el que este vocablo tiene un uso vulgar, independientemente de su significado?".

--¿Uno es lo que habla o uno habla como es? --Si fuese verdad que, en el modo de comunicarnos, las personas manifestamos nuestra individualidad, entonces sería válido aceptar que uno es lo que habla. Aceptarlo supondría admitir que todos, en todas las circunstancias, somos sinceros y consecuentes con nuestra línea de conducta, lo que a mi manera de ver no sucede. Hay situaciones en las que manifestamos sin cortapisas lo que sentimos y pensamos; pero hay también otras en las que reservamos nuestra opinión, o nos apoyamos en medias verdades, o mentimos según las circunstancias. Esto lo saben bien ciertos políticos, que hoy dicen una cosa y mañana otra. Si no hubiese sido así, ¿por qué fue necesario crear el vocablo "hipocresía"? Más próximo a la lógica es afirmar que cada quien habla como es. En efecto, los niños se expresan como niños; los dementes con las incoherencias propias de los que han perdido la razón; los malandros, al igual que otros grupos, usan su argot; la gente cultivada difícilmente abandona su expresión culta. En cambio, personas maleducadas y agresivas parecieran complacerse en el empleo del lenguaje soez y escatológico, propio de los llamados bajos fondos. En este sentido, y sin perder de vista los condicionantes señalados, en efecto uno habla en parte como lo que es: humorista, religioso, político, docente, revolucionario, conservador... y pare de contar.

--¿En Venezuela la lengua se ha devaluado tanto como la moneda? --Dios no lo permita. Si el desastre que padecemos en el área de las finanzas públicas comprendiera también a la lengua que hablamos, prácticamente estaríamos expresándonos como cavernícolas.

--¿La polarización que vive el país encuentra su expresión en el modo en que hablamos? --La polarización sociopolítica que actualmente vive nuestro país no es nueva, sólo que ahora se nos ha hecho más evidente y agresiva, debido a las doctrinas de un gobierno que se ha empeñado en poner en acción su aparato ideológico para dividirnos y fomentar el odio y la lucha de clases. Es obvio que oficialistas y opositores no hablamos el mismo lenguaje, por la simple razón de que no compartimos el mismo estilo y los mismos fines políticos.

--Entonces, ¿la reconciliación de los venezolanos pasa también por el lenguaje? --Sin la menor duda. Nadie puede reconciliarse o avenirse con nadie si el trato que recibe es insultante. Los que ofenden groseramente son aquellos que no desean que se produzca la reconciliación entre los venezolanos enfrentados, o con nuestros vecinos colombianos.

--El director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, señaló en el Congreso Virtual de la Lengua que por la corrupción del lenguaje empiezan muchas otras corrupciones, aludiendo a una afirmación de Octavio Paz cuya idea, dijo, venía de Andrés Bello. ¿Qué opina al respecto? --¿La corrupción del lenguaje es el origen de muchas otras corrupciones? Para mí no es posible dilucidar cuál es la causa y cuál el efecto. Las corruptelas en cuanto a sus manifestaciones más comunes, como el robo de dineros públicos y privados, el narcotráfico y el contrabando, la prostitución y la trata de blancas, se originan en el afán de lucro de personas amorales que echan por la borda cualquier principio que les impida enriquecerse ilegalmente y disfrutar del poder que da la riqueza. No creo que sea el lenguaje el que da el impulso inicial.

--El escritor chileno Jorge Edwards se lamentaba de que el español es el idioma común que nos desune, pues las editoriales en España se empeñaban en "traducir" las obras de los latinoamericanos al español peninsular. A la luz del Diccionario panhispánico de dudas, ¿avanzamos hacia la superación de esta división? --Sin la menor duda que avanzamos, y la mejor prueba es el Diccionario de americanismos, cuyos primeros ejemplares están llegando ahora a Caracas. Fue redactado por las Academias de todos los países, con la directriz de "respetar la unidad dentro de la diversidad". El privilegio que hasta no hace muchos años le concedía a la Real Academia Española la potestad para determinar el buen o mal uso de nuestro idioma, es hoy cuestión del pasado. Ahora priva la autoridad colegiada de la Asociación de Academias, bajo cuya responsabilidad se elaboró también el reciente Diccionario panhispánico de dudas.

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