domingo, 30 de mayo de 2010

Una biografía


EL NACIONAL - Miércoles 26 de Mayo de 2010 Escenas/6
La Biblioteca Biográfica Venezolana dedica su entrega 112 a Pérez Jiménez
Medio siglo después, el dictador no da miedo sino lástima
Manuel Felipe Sierra retrata al último tirano del siglo XX como un hombre cruel y de poco brillo
MILAGROS SOCORRO


--Un hombre con una vida común ­dice Manuel Felipe Sierra al preguntársele cuál es el Marcos Evangelista Pérez Jiménez (1914-2001) que encontraremos en su libro.

"Sin épica ni brillo histórico.

Le tocó, sin embargo, ser protagonista de momentos estelares en la política durante más de 20 años; como el 18 de Octubre de 1945, cuando asume el poder una nueva hegemonía militar de la mano de Acción Democrática para iniciar cambios significativos en sintonía con el papel que entonces cumplían los ejércitos del continente. Este hecho marca el comienzo de un proceso histórico marcado por eventos como el derrocamiento de Rómulo Gallegos; el asesinato de Carlos Delgado Chalbaud, presidente de una junta militar provisional; y, en 1952, el desconocimiento de la voluntad popular para imponer un mandato dictatorial que culminó el 23 de Enero de 1958. Pérez Jiménez es un personaje por debajo de la media de los dictadores militares de su tiempo, como Juan Domingo Perón, en Argentina, y Manuel Odría, en Perú. Pérez Jiménez es básicamente una época, la etapa que se conoce en nuestra historia como el perezjimenismo".

--¿Era un asesino? --Fue un dictador y, por supuesto, cruel. A través de la Seguridad Nacional, su dictadura tecnificó la tortura y el crimen.

Millares de venezolanos fueron a las cárceles y dirigentes de la resistencia democrática, como Leonardo Ruiz Pineda, fueron asesinados. Centenares de compatriotas fueron condenados al exilio y la policía política sembró un clima de intimidación y miedo en la población.

La Seguridad Nacional es, sin duda, un antecedente, aquella civil y ésta militar, de la DINA de Pinochet en Chile.

--¿Hay un legado de Pérez Jiménez? --Su aporte fue decisivo para la construcción de unas fuerzas armadas modernas y profesionales, que sirvieron a su dictadura. Y después, sin traumas, fueron soporte también de 40 años de democracia.

Una institución avalada por valores vinculados de la ciudadanía y el interés patriótico, que en los últimos años ha sido sometida a una reconversión y desnaturalización de sus objetivos históricos.

--¿Qué es rescatable en la figura de Pérez Jménez? --La década de los cincuenta, la de su hegemonía, es rica en cambios y manifestaciones diversas: la inmigración calificada, la "cirugía plástica" de Caracas, el esplendor de los espectáculos.

Son años que determinaron un verdadero salto en el proceso de la modernización de la sociedad venezolana.

--¿Qué le resultó más revelador de este trabajo? --La influencia de Llovera Páez sobre Pérez Jiménez en momentos críticos para enfrentar conspiraciones. Se suele pensar que este oficial de la absoluta confianza del dictador era sólo un buen amigo en la dolce vita del poder.

--¿Qué continuidad hay entre el país de Pérez Jiménez y el de hoy? --Hubo un proyecto de desarrollo nacional estimulado desde 1945, que pasa por la etapa dictatorial de Pérez Jiménez, y que se profundiza en lo social durante los períodos democráticos. Hasta 1998, cuando irrumpe la llamada revolución bolivariana.

--Pérez Jiménez también tuvo su valija, ¿no? --La famosa "maleta" que dejó en la huida el 23 de enero y que contenía pruebas de su corrupción.

Fue pieza clave para su enjuiciamiento y prisión en Estados Unidos y Venezuela.

--¿Cómo diría que murió Pérez Jiménez? --Fallece en Madrid en 2001 con un gran desencanto por Venezuela. Resignado a una vejez de millonario tacaño y, como escribe Judith Ewell, "al igual que Cipriano Castro, habría de morir como un hombre sin país".

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