domingo, 30 de mayo de 2010

El control del ... control de cambio


EL NACIONAL - Miércoles 26 de Mayo de 2010 Estrategias/1
EL MINISTRO DE PLANIFICACIÓN Y FINANZAS IMPUSO EL SISTEMA DE BANDAS PARA EL MERCADO PERMUTA
¿El plan Giordani tiene sus días contados?
La economía depende de sus criterios ideológicos y de su empeño por impulsar el socialismo
BLANCA VERA AZAF

Fue una lucha de poder y así se observó en las últimas semanas. Al final, lo ideológico se impuso sobre lo pragmático y el que no estuviera de acuerdo tenía que salir del juego. Una prueba es el desmantelamiento de los equipos de técnicos que por años trabajaron en el Ministerio de Planificación y en el de Finanzas. Muchos fueron despedidos por un hombre que estuvo al frente de la fusión de ambos despachos.

Él es el cerebro del actual plan económico para supuestamente frenar la inflación y el mentor del sistema de bandas que regirá la cotización del dólar en el mercado de permuta.

Es Jorge Giordani, ministro de Planificación y Finanzas.

El presidente Hugo Chávez opina que no hay una opinión más válida que la del ministro Giordani. Las propuestas del titular del Banco Central, Nelson Merentes, son desestimadas porque no se corresponden con los lineamientos del socialismo del siglo XXI. Sin embargo, el equipo de profesionales del instituto emisor es el que ha tenido que asumir la tarea de poner en marcha el plan Giordani, al diseñar un sistema de bandas en el que no tienen confianza.

"Como está planteado el sistema de bandas para bajar el paralelo no es sostenible, resulta inviable", señala el economista Mickel Bello. Las razones que argumenta tienen que ver con la escasa oferta de divisas con las que cuenta el Gobierno para ofrecer a través de ese sistema, que prevé un nivel mínimo y un tope máximo para la cotización.

"Giordani responde más a la intención de control absoluto que tiene el Estado, y no está en juego ningún criterio de racionalidad económica porque la intención real es política", explica el economista Humberto García Larralde. De allí la propuesta del ministro de controlar el BCV y de eliminar las casas de bolsa vendiendo la idea de que todas son especuladoras.

La política cambiaria que propone el plan Giordani también incluye el endurecimiento de la Ley contra Ilícitos Cambiarios, para limitar la actuación de las casas de bolsa y de corretaje, y la penalización de los agentes económicos que se consideren especuladores. "Es una propuesta con un sesgo netamente político para controlar", afirma García Larralde.

Lo anterior explica porqué las propuestas del presidente del BCV fueron rechazadas por el primer mandatario. Nelson Merentes planteaba la continuidad en la adjudicación de bonos cambiarios, una emisión de bonos de Petróleos de Venezuela en el corto plazo, la subasta de notas estructuradas, que serían entregadas al sistema financiero de manera directa, y la agilización de la entrega de divisas por parte de Cadivi.

Merentes y el ex ministro de Finanzas José Rojas, representante de Venezuela ante el Banco Interamericano de Desarrollo, intentaron hacerle entender al Ejecutivo que si no se controlaba de manera eficaz y duradera la cotización del dólar paralelo, la inflación llegaría a niveles incontrolables, lo cual no se lograría con el sistema.

Un tentempié de lo que avecina fue el 11,3% que acumuló el alza de los precios en los cinco primeros meses del año.

Ambos funcionarios alertaron sobre los inconvenientes de mantener un mercado de valores paralizado por más de dos semanas, y sobre la medida anunciada por la Comisión Nacional de Valores de congelar las actividades bursátiles por dos semanas, con la opción de que se podía prorrogar.

Los técnicos enviados por Rojas -entre los que se encontraban el ex viceministro Alejandro Dopazo- salieron muy mal parados de la oficina de Crédito Público del Ministerio de Planificación y Finanzas. El ministro Giordani se negó a recibirlos.

"Esto indica que la responsabilidad absoluta recae sobre Giordani, que ha impulsado una persecución policial y represiva para resolver asuntos netamente económicos", destaca García Larralde.

El talón de Aquiles ¿Por qué se inclinó la balanza hacia una regulación tan profunda para un mercado con operaciones de casi 100 millones de dólares diarios? La respuesta es clara: el Gobierno no tiene suficientes dólares, por lo que se ha visto obligado a establecer prioridades y el mercado paralelo parece no serlo.

El ministro de Planificación y Finanzas convenció al presidente Chávez de que en el mercado interno, los bancos públicos y privado, así como las casas de bolsa y las sociedades de corretaje manejaban 40 millardos de dólares en títulos valores, que permitirían alimentar el paralelo. Una media verdad que puede causar un descalabro sin precedentes, según el economista Humberto García Larralde.

Ciertamente la República y Petróleos de Venezuela han emitido papeles por esa cantidad de dinero que han sido vendidos en el mercado de permuta, pero la mayoría está en manos de inversionistas extranjeros, es decir, están fuera del país.

En función de las cifras de la Superintendencia de Bancos y otras Instituciones Financieras, al calcular la cartera total de títulos valores de la banca a un tipo de cambio de 4,30 bolívares por dólar, se obtiene que los bancos poseen escasamente 4 millardos de dólares. Sin embargo, esta cartera está formada por bonos denominados en divisas, pero también en bolívares; por lo que la cifra total de papeles por transar en el permuta debe ser muchísimo menor.

Tal y como está diseñado el sistema de bandas, los bancos sólo podrán vender sus títulos valores al BCV, que les pagará en bolívares. Aquella empresa o particular que requiera divisas debe solicitarlas a través del operador cambiario, que en este caso sólo puede ser un banco y que actuará en su nombre.

La agencia financiera debe contar con la aprobación del instituto emisor para adquirir el título, el cual será cancelado en bolívares. El banco lo venderá en el mercado internacional a un precio muy similar al de la banda superior que el BCV estableció desde un principio, y cuyas cotizaciones aún se desconocen.

El talón de Aquiles de este plan es que una vez vendido el bono en el exterior, éste pasa a manos de inversionistas extranjeros. La pregunta que muchos se hacen es cómo hará el Gobierno para alimentar al mercado interno de bonos si todos saldrán al exterior.

La insistencia de los técnicos del BCV para convencer al ministro Giordani de que no existen suficientes bonos para cumplir con la demanda de dólares no parece surtir efecto. Su negativa ha conducido a que el directorio del BCV ­que había estado dividido- unifique algunos criterios sobre este punto.

De allí que desde finales de la semana pasada se estudie la posibilidad de realizar una nueva emisión de bonos de la República.

García Larralde advierte que, al existir tantos bonos venezolanos en el exterior, no habrá compradores interesados en adquirir otro título de la República, lo que sería contraproducente pues podría caer el precio de los ya existentes.

Ante ese panorama, Mickel Bello asegura que el sistema de bandas tiene sus días contados y podría no durar más de tres meses.

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